Lo hizo un testigo durante una rueda de reconocimiento. Hay tres delincuentes prófugos. Franco Torres fue asesinado de un balazo en la cabeza. Según los testigos, los ladrones confundieron el auto en el que viajaba con su padre, con el del hombre al que habían asaltado.
Horacio Azcárate, de 42 años, fue reconocido como uno de los delincuentes que ayer mataron a Franco Torres, de 13 años. Es el único detenido y lo identificó hoy uno de los seis testigos que participaron de la rueda de reconocimiento que se hizo en la comisaría de Rafael Castillo, donde permanece preso. Hay otros tres delincuentes prófugos.
El chico de 13 años fue baleado en la cabeza cuando viajaba en auto junto a su padre. Según el relato de los testigos, los delincuentes confundieron ese vehículo con el de un ex policía y productor de seguros, Juan Irazábal, a quien habían asaltado un rato antes y que había salido a perseguirlos.
Ayer, poco antes de matar a Franco, cuatro hombres asaltaron a Irazábal. Le sacaron 160 mil pesos y escaparon en Citroën C4, que habían robado el día anterior. Irazábal salió tras ellos. Según su relato, los asaltantes recorrieron dos cuadras, dieron la vuelta en u y volvieron por él pero se confundieron el auto y dispararon sobre el vehículo donde iba Franco.
El asaltado está condenado por un caso de gatillo fácil
El ex policía federal Irazabal, que apeló una condena a 9 años de prisión por matar a un joven a quien tenía de rodillas, dijo que los ladrones volvieron a buscarlo porque él había reconocido a uno de ellos: es policía. Contó que uno de ellos tenía un handy a través del cual “se escuchaba la frecuencia policial de la Provincia de Buenos Aires”.
En 1997, Irazábal manejaba un patrullero. Iba con el cabo Héctor Gerónimo Di Siervi. Recibieron una denuncia de robo y fueron hacia el lugar. Al llegar vieron a Elio Salas, Ernesto Magallanes y Jonatán Gómez caminando. Les gritaron para que se quedaran quietos pero dos de ellos salieron corriendo y se metieron en el barrio Inta, en el barrio porteño de Lugano.
Salas corrió para otro lado. Cruzó General Paz y se escondió entre los pastizales de las vías del Ferrocarril Belgrano. Se quedó ahí unos minutos y volvió a correr pero lo acorralaron. En la causa figura el testimonio de una vecina que escuchó: “¡No tiren, no tiren!”.
Las pericias probaron que Salas estaba arrodillado cuando los policías le dieron los tres disparos en el abdomen, el tórax y la cabeza. “Yo abatí un delincuente que estaba robando”, dijo hoy Irazábal al defenderse.
La causa recién se elevó a juicio en 2010 y dos años después fue absuelto. Pero en 2013, los jueces de la Sala IV de la Cámara Nacional de Casación Penal lo condenaron a 9 años de prisión. Lo consideraron coautor del delito de homicidio simple pero la defensa de Irazábal presentó un recurso extraordinario y el caso debe ser analizado por la Corte Suprema de Justicia.