Germán Tobo recibió siete disparos en la puerta de su concesionaria de autos. El fiscal de Homicidios Dolosos Adrián Cimino ordenó el allanamiento del local, que era propiedad de Medina, el narco asesinado a fines del año pasado.
El empresario Germán Tobo estaba en la puerta de su concesionaria de autos, en Ovidio Lagos al 5100, a cien metros de la Jefatura de policía de Rosario. Eran las 21.30. Dos hombres se acercaron en un auto, gatillaron al menos siete veces y escaparon. El empresario murió en el acto. La causa quedó a cargo del fiscal de Homicidios Dolosos Adrián Cimino, quien ordenó el allanamiento del local, que era propiedad de Luis Medina, el narco asesinado a fines del año pasado.
Germán Tobo era socio de Luis Medina. Juntos habían adquirido la franquicia para instalar el boliche Esperanto en Rosario. Por la misma habían pagado 250 mil dólares al dueño de la firma. Otros 800 mil gastaron en decorar el local. Por las noches, Esperanto se convertía en lugar de reunión y brindis de muchos personajes importantes del mundo del delito en la ciudad.
El “Gringo” Medina, de 42 años, mantuvo un bajo perfil hasta que su nombre sonó como el ideólogo del atentado al gobernador de Santa Fe, Antonio Bonfatti. En voz baja, ya hacía tiempo que se lo señalaba como uno de los máximos referentes del negocio de la droga en el sur de la provincia. Legalmente era dueño de una concesionaria de autos LUME –que llevaba sus iniciales- donde anoche fue asesinado Tobo.
Medina fue asesinado el 28 de diciembre pasado junto a la modelo Justina María Castelli, de 23 años. Cuando llegó la policía encontró su cuerpo tendido frente al volante de un Citroën DS 3 rojo con 20 orificios de bala en el cuerpo. La mujer estaba tirada en el asfalto, a unos metros del auto.
Medina estaba siendo investigado por la Secretaría de Delitos Complejos, dependiente del Ministerio de Seguridad de la provincia. Los funcionarios tenían en la mira al empresario por la diversificación de sus activos, algo que era relacionado con actividades con la narcocriminalidad.
“Para muchos era el CEO de una empresa narco criminal con presencia predominante en parte del Oeste y el Norte de Rosario y de ahí, cuanto menos, a Cañada de Gómez”, explicó el criminólogo Enrique Font.