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El pastor evangelista Eduardo Trasante se presentó anoche en el Ministerio “Vida para tu Vida” como cada semana. Esta vez, a diferencia que de costumbre, pidió a sus fieles que orasen por él y por sus hijos. Cuando terminó la ceremonia fue al velorio de su hijo Jairo, de 17 años, asesinado quince horas antes cuando volvía de un boliche, en pleno centro de Rosario, una ciudad en la que en los primeros 33 días del año asesinaron a 34 personas. En su mayoría jóvenes de barrios pobres, como Jairo y su hermano Jeremías, uno de los tres militantes acribillados a balazos por una banda narco la madrugada del 1 de enero de 2012 en la canchita de fútbol del club Oroño de Villa Moreno.

La noche del sábado, Jairo fue con un grupo de amigos de Villa Moreno al boliche Chiringo, en Dorrego al 1000. Ya de madrugada, los jóvenes se agarraron a piñas con otro grupo dentro del local. La pelea se trasladó al exterior. Una vez que la gresca terminó, Jairo se subió a la moto de un amigo rumbo a su casa.

Cuando estaban por llegar al cruce de Dorrego y Zeballos, un auto -que algunos identificaron como un Renault Sandero y otros como una Eco Sport negra- se les puso a la par. Uno de los ocupantes se bajó y disparó contra los de la moto. Jairo recibió un tiro en el abdomen. El conductor de la moto continuó la marcha unos metros más, hasta que su acompañante se desplomó sobre el asfalto. Un rato más tarde moriría en el Hospital de Emergencias Clemente Álvarez.

Las versiones sobre quién fue el que gatilló difieren según el testigo. En el velorio de Jairo, algunos amigos de la víctima apuntaban al grupo con el que se habían agarrado a piñas en la puerta del boliche. Otros, en cambio, señalaban a los patovicas del boliche.

Por el momento, la causa judicial -en manos de la Fiscalía de Instrucción N° 8, a cargo de Enrique Paz, y del Juzgado de Instrucción N°3 de Luis María Caterina- no tiene imputados ni sospechosos. Hoy el juez recibió las actuaciones de los agentes de la comisaría 2 y la brigada de Homicidios. Según declaró uno de los amigos de la víctima a la policía, el que disparó era un hombre “grandote” y “pelado”.

“Estamos trabajando, intentando hacer la reconstrucción histórica de lo que pasó esa noche. Ver qué pasó en la confitería, todas las personas con las que tuvo contacto y los lugares donde estuvo después”, explicó el fiscal Paz a Infojus Noticias. El funcionario explicó que también se va a trabajar con las cámaras de seguridad de la zona y evitó brindar más información para no entorpecer la investigación.

La muerte de Jairo elevo a 34 la cifra de homicidios en los primeros 33 días del año. Una cifra alarmante que casi duplica la cantidad de crímenes en el mismo período del año anterior.

Eduardo Trasante, padre del joven asesinado, dijo que va a “redoblar esfuerzos y seguir caminando como lo vengo haciendo desde la muerte de Jeremías. Ahora tengo un motivo más grande, y es la vida de mi hijo Jairo”.

Hace poco más de dos años, Jeremías “Jere” Trasante y dos amigos, Claudio “Mono” Suárez y Adrián “Patom” Rodríguez fueron asesinados en la canchita de fútbol de club Oroño de Villa Moreno. El relato del único sobreviviente, Marcelo Moki Suárez, permitió encarcelar al Quemado Sergio Rodríguez, un reconocido transa del barrio y ex barrabrava de Newell’s, y a otros cinco miembros de su banda, quienes serán juzgados este año en un proceso oral por el delito de homicidio simple agravado por la tenencia de arma de fuego y participación de un menor, que tiene una pena de hasta 25 años.