Sin pistas, buscan a un joven de 20 años desde hace 7 meses
La madrugada del 6 de mayo Mauricio Oliver salió a tomar el tren en la estación de Adolfo Sourdeaux, partido de Malvinas Argentinas, para ir a la casa de unas amigas. Desde ese día no se supo más de él. Su hermano Noelia se quejó por el tiempo que dejaron pasar para buscarlo.
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La medianoche del martes 6 de mayo, Nancy Bazán le dijo a su hijo Mauricio Oliver, de 20 años, que no saliera a tomar el tren porque a esa hora ya no pasaba. El joven le dio un beso, guardó en el bolsillo de su pantalón 50 pesos, su documento y salió de su casa de Adolfo Sourdeaux, localidad del partido bonaerense de Malvinas Argentinas, para ir a lo de unas amigas, donde nunca llegó. Desde esa noche, no se sabe nada de él. Recién después de seis meses de la desaparición, el fiscal Fernando Corda tomó las primeras declaraciones testimoniales. “No hay ninguna pista para investigar”, le contó a Infojus Noticias su hermana Noelia.
Mauricio trabajaba de changas y vivía con sus padres. Algunos días también los pasaba en la casa de unas amigas en la localidad aledaña de Don Torcuato. “No tenía deudas ni enemigos, sí muchos amigos que lo querían”, contó la hermana.
El joven no usaba teléfono celular y su tarjeta SUBE no estaba registrada. “Sin esos dos elementos ya está limitada la investigación”, le dijo a esta agencia la abogada de la familia desde hace dos semanas, Adriana Mac Donell.
La búsqueda
Durante estos casi siete meses, Noelia se ocupó de difundir la imagen de su hermano en las redes sociales. Llamaba a los noticieros nacionales todos los días a la misma hora para que recordaran el caso de su hermano.
A mediados de octubre, Noelia se acercó a la familia de Lucas Díaz, el joven de 22 años, del que no se supo nada durante casi un mes y apareció en La Plata. “Cuando apareció Lucas, me puse muy contenta. La familia nos ayudó un montón”, contó. También se reunió con familiares del empresario de San Fernando Damián Stefanini, del que no se tienen noticias desde el 17 de octubre.
A principios de noviembre, Noelia contó por primera vez su historia en un canal de televisión. Alguien se comunicó por teléfono con la producción y dijo que Mauricio estaba consumido por el paco en una villa de Capital Federal. Entonces, sin dudar, Noelia viajó dos horas desde su casa hasta la Villa Zabaleta en Barracas, y también lo buscó por el Bajo Flores. Pero nadie lo había visto, nadie sabía nada.
El expediente judicial
La causa está radicada en la fiscalía de Malvinas Argentinas desde el 14 de mayo. Durante las primeras semanas, el fiscal siguió el protocolo: envió oficio de colaboración de paradero a las fuerzas federales de seguridad.
Recién a principios de noviembre, Corda empezó a tomar las declaraciones testimoniales. Le explicaron todo lo que sabían los padres, la hermana, las amigas y una ex novia de Mauricio. “Estoy disconforme con la búsqueda de mi hermano. Dejaron pasar mucho tiempo. Hace dos semanas los patrulleros de mi zona pusieron la foto de mi hermano”, se quejó Noelia, y volvió a repetir una vez más que Mauricio no tenía antecedentes policiales.
La abogada Mac Donell pidió un cotejo de huellas dactilares para compararlas con huellas en las morgues judiciales, hospitales y comisarías. “Hasta ahora, en concreto, no hay nada. Me reuní dos horas con el fiscal la semana pasada y me dijo que si teníamos alguna pista, él podría trabajar en ello. ´Si es necesario, yo te traigo un helicóptero, pero ¿adónde vamos?´, contó.
Mauricio mide 1.78 y tiene tres tatuajes: uno en el pecho con el nombre Ludmila, otro en el brazo con una palmera que dice Dylan. El tercero es un tribal en la espalda sin terminar, con el contorno en color negro. Por cualquier información comunicarse al (011) 15-3246-9536.
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