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Infojus Noticias

12-3-2014|17:31|Triple Crimen Buenos AiresProvinciales
Cómo fueron asesinados los expolicías en la planta transmisora de La Plata

Triple crimen de policías: un video mostró las huellas de la masacre

Los jueces y familiares de las víctimas vieron en una pantalla la imagen de Alejandro Vatalaro desparramado en el piso boca arriba, cubierto de sangre y descalzo; Ricardo Torres Barboza, a pocos pasos de él, tenía un disparo en la cara y otro en la cabeza. El cuerpo de Pedro Díaz aparece tirado cerca de la habitación donde estaba durmiendo.

  • A la derecha, Marta Rosas, viuda de Pedro Díaz Mariano Armagno
Por: Milva Benitez

“¡Pobrecito! Mirá lo que le hicieron”, dijo Graciela Coronel y salió llorando de la sala donde el ex policía Marcos Casetti y Mariano Filippi Medina están siendo juzgados por el asesinato de su hijo, Alejandro Vatalaro y el de sus compañeros Ricardo Torres Barboza y Pedro Díaz, los tres policías asesinados en la planta transmisora del Ministerio de Seguridad bonaerense en 2007. En una pantalla, frente a los jueces Tribunal Oral en lo Criminal N°2, estaba la imagen de Alejandro desparramado en el piso boca arriba, cubierto de sangre y descalzo.Tenía 27 años y hacía poco había egresado como policía de la Escuela Vucetich, donde también había compartido la formación con Ricardo o “Ricky”, como lo llama la familia Torres Barboza. 

Es la tercera audiencia de un debate oral en el que está previsto que pasen más de 200 testigos. Los familiares y amigos de las víctimas se acomodaron en los primeros asientos. Los que no encontraron lugar estuvieron parados mientras se proyectaba el video en el que quedó registrado cómo encontraron los investigadores la planta transmisora la mañana del 19 de octubre de 2007, después del crimen: 45 minutos donde las marcas de la masacre hablan.

 “Vatalaro no se pudo defender”, dijo el perito de policía científica Sergio Legorburu y explicó al tribunal que las heridas en la espalda “están de arriba hacia abajo”. Para el perito, el joven seguramente estaba sentado cuando lo atacaron a cuchillazos por la espalda. Durante la instrucción, los peritos médicos contaron más de 30 puñaladas. Después le dispararon en la nuca.

Ricky estaba a pocos pasos de él, sobre un charco de sangre. Tenía un disparo en la  cara y otro en la cabeza (“con orifico de entrada y de salida”, dijo el perito). Cuando los peritos médicos llegaron al lugar primero vieron los balazos, pero al ponerlo de lado le encontraron más de 10 heridas de arma blanca en la espalda. “Ricardo alcanzó a defenderse, tenía los puños lastimados y la mano quebrada”, dijo a Infojus Noticias su madre, Cielo Barboza. El perito Legorburu la confirmó.

Consultado por el abogado querellante Ricardo Bianchi, el perito fue explícito, Legorburu dijo que esa noche en planta hubo “como mínimo tres agresores” y por lo menos uno ellos conocía el lugar.

Esa madrugada, Alejandro y Ricardo estaban en la guardia con el televisor prendido (y así lo dejaron los peritos mientras trabajaron en la recolección de pruebas y filmaron el video que hoy se proyecto en la audiencia). El lugar que está en las afueras de La Plata no tenía más protección que un foco que apenas iluminaba la entrada a la guardia, en un predio enorme y oscuro. “Cualquiera podía entrar desde cualquier lugar sin ser visto”, dijo el perito que trabajó también en la comprobación de esta hipótesis en los días posteriores al crimen.

A Díaz, lo atacaron cuando salió de la habitación en la que estaba durmiendo, todavía descalzo y con el arma cargada. El sargento alcanzó a disparar dos veces –una de esas balas fue encontrada en el cuerpo de Ricardo, dijeron ayer los peritos balísticos-. Pero después poco pudo hacer, corrió otra vez  hacia la habitación e intentó guarecerse. Le tiraron con el fax que quedó destrozado al lado de la puerta. Y uno de los atacantes le disparó desde una pequeña ventana que daba al cuarto. “Yo presumo que conocía el lugar porque era un orificio de 40 por 60 centímetros y estaba casi oculta tras un armario”, dijo el perito que oficio de relator sobre lo que se mostraba en la pantalla. De ese mueble y de otro que estaba en la sala donde quedaron los cueros de Ricardo y Alejandro, después comprobarían los investigadores que los asesinos sacaron y se llevaron escopetas, chalecos antibala y otros pertrechos policiales.

Después del intercambio de disparos, Díaz alcanzó la cocina y desde allí salió a las afueras de la edificación. Con la cámara los peritos registraron su posible recorrido. Ya estaba herido cuando se escondió detrás de un auto e intentó disparar; pero ya perdía mucha sangre. Caminó unos metros   a una edificación trasera del predio. Gateaba en un último intento desesperado de huir. Cuando lo encontraron tenía dos balazos, uno en el abdomen y otro en el pecho, y los brazos tajeados.

Los acusados

En la huida, a bordo de una camioneta policial doble cabina sin identificación los atacantes se llevaron puesto el portón de ingreso al predio. “Lo arrastraron unos doscientos metros”, dijo el perito. Ese vehículo se encontró luego en la otra punta de la ciudad, desde el barrio Aeropuerto donde está el predio los asesinos de los policías llegaron hasta la avenida 44, “cerca de la casa de Marcos Casetti”, dijo uno de los familiares a Infojus Noticias. De esa camioneta, presumen los investigadores, se podría haber caído el perfumero violeta con forma de estrella donde encontraron huellas dactilares, que luego tres otras pruebas se asociarían a Casetti. En la audiencia pasada, después de un sostenido  interrogatorio, el entonces jefe de la Sección Rastros de La Plata, Fabián Sarramian fue contundente: “las huellas eran frescas”.

El tercer sospechoso de estos asesinatos es Fernando Maciel, hijo de un policía bonaerense que está prófugo desde que se confirmó por una prueba de ADN que estuvo en la escena. Antes del inicio de estas audiencias, los investigadores confirmaron a Infojus Noticias que entre las pruebas colectadas “hay ADN de un cuarto hombre” que aún no fue identificado. Como Maciel sigue prófugo, esa parte de la causa sigue abierta y es posible que se incorporen nuevas mediadas de prueba (entre ellas alguna que pueda colaborar en la identificación del cuarto sujeto). En el expediente una de las últimas novedades sobre Maciel data de 2009, cuando le escribió a su padre desde una computadora ubicada en una biblioteca de Bolivia. Este expediente estará abierto por lo menos 5 años más pero, si en ese tiempo las autoridades no dan con el paradero de Maciel, la causa va a prescribir.

El otro video, y un posible móvil

Hay otro video que, como parte de la investigación, puso a Casetti y Filippi Medina en el  banquillo de los acusados. Allí está la confesión supuestamente “robada” a Casetti con una cámara oculta en una lapicera, mientras se encontraba detenido en la Unidad 9. El encargado del registro habría sido Raúl Barnes, un ex policía federal con el que compartía estancia en la cárcel. En la filmación Casetti habla de los supuestos planes para hacer un atentado en el Ministerio de Seguridad, entonces encabezado por León Arslanian. Casetti, que había sido compañero de las víctimas en la planta transmisora, contó entonces que el objetivo del ataque era el de robar equipos de comunicaciones para armar una banda de secuestradores y producir un hecho de impacto político a pocos días de las elecciones presidenciales.

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