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Infojus Noticias

25-5-2015|15:40|#Niunamenos Nacionales
Crónicas de femicidios: hoy Daniela Bilich

“A mi hija la destrozaron, la descaderaron, la golpearon”

Yasmín Chacoma apareció muerta el 16 de septiembre de 2013, en un descampado en ruta 3 y Constituyentes, a la vera de un asentamiento. Tenía “signos de estrangulamiento e indicios de abuso sexual”. Dos días después, Daniela Bilich enterró a su hija. Con heridas que aún no cicatrizan, cuenta cómo fue víctima de la estigmatización de sus vecinos.

Por: Daniel Riera

Daniela Bilich dice que una vez su hija, Yasmín Chacoma, le dijo: “Yo siempre te voy a cuidar hasta que seas viejita, mamá. Yo nunca  te voy a dejar  sola”. Daniela no llega a los 40 años. Yasmín tenía apenas 11 el sábado 14 de septiembre de 2013, cuando Miguel Ángel Pallalaf y otro hombre cuya identidad no se pudo establecer hasta hoy la violaron y asesinaron en Comodoro Rivadavia. Daniela dice que le quedan esas palabras, esos recuerdos, ahora que no la tiene.  Conversamos sobre el crimen de Yasmín un día después del hallazgo del cadáver de Yésica Muñoz en Corrientes, un día antes del hallazgo del cadáver de Catherine Moscoso en Monte Hermoso. 

–Yo recién había tenido a mi bebé, con un posparto muy difícil. Mi bebé tenía dos meses cuando pasó todo esto.  Me quedó placenta en el útero, estuve como un mes dando vueltas para que me dijeran qué pasaba porque perdía muchísima sangre. Lo que me pasó también es parte del maltrato que una mujer puede recibir. El médico que me hizo el parto me dijo que yo me había querido hacer un aborto, porque no quería aceptar que había hecho una mala praxis. Me dejó casi morirme, estuve desde las nueve de la mañana hasta las siete de la tarde para que me hicieran la operación, mal de verdad, prácticamente agonizando.  Me dieron de alta el 2 de septiembre. Como tenía que hacer reposo, Yasmín me ayudaba mucho con las compras. Mi nena más grande, Noelia, iba al colegio, hacía deportes, era complicado estar todos juntos. Aquel 14 de septiembre yo estaba con muchísima fiebre, tenía una angina con placas, faringitis o una laringitis, no sé cuál de las dos, pero no podía ni tragar agua. Les pregunté si querían comer, Yasmín me dijo que sí. Le dije que fuera a comprar salchichas y un sobre de puré, que yo ya tenía otro. Ella iba a aprovechar para comprarle comida a su gato.

El 14 de septiembre de 2013, a las 21. 25, Yasmín salió de su casa. Tenía que cruzar la avenida Roca, entrar en el supermercado La Anónima, hacer las compras y volver, pero pasó un rato y no volvía. Daniela mandó a su hija mayor a buscarla. Como Noelia tampoco volvía, y se había llevado la llave, Daniela salió por la ventana a buscar a sus dos hijas.

La desesperación 

–Llegué al medio de la avenida, viene Noelia y me dice: “no está Yasmín, en el negocio no hay nadie”. Quedé nula, parada en medio de la avenida, mirando para todos lados. Me metí en varios negocios, me crucé con una vecina, le conté que Yasmín no aparecía,  ella no la había visto.  Así que Noelia salió a buscarla por un lado, yo salí por el otro y encontré a un policía que estaba e–n un local en la esquina y le pregunté si había visto a mi nena porque no aparecía... Nos desesperamos, no la encontrábamos. Llamé a mi mamá, que vivía a dos cuadras de mi casa, llamé a una amiga, llamé a la policía, me dijeron que fuera urgente a hacer la denuncia porque Yasmín era menor de edad.  La verdad que no me puedo quejar de la policía, actuó rapidísimo, hizo lo que pudo. Fui a hacer la denuncia recién a las once de la noche porque tenía un bebé de dos meses, con el frío que hacía tenía que esperar que alguien me acercara o que me llevara. Realmente estaba enloquecida. Hice la denuncia, le dimos a la policía el celular de Yasmín, su ropa, sus rollers, para que los perros reconocieran su olor, seguimos buscando, fuimos a radios, a Canal 9 (de Comodoro Rivadavia), a todos lados, pidiendo que si alguien se la había llevado que la devolviera.  Estuve sin comer, sin dormir, pegamos carteles con amistades, hicimos todo lo que estuvo a nuestro alcance y nada.

Yasmín Chacoma apareció muerta el 16 de septiembre de 2013, en un descampado en ruta 3 y Constituyentes, a la vera de un asentamiento. El comisario inspector Leonardo Bustos, a cargo de la Brigada de Investigaciones, informó que el cuerpo presentaba “signos de estrangulamiento y claros indicios de abuso sexual”.  Daniela supo de la muerte de su hija en la Fiscalía, mientras estaba declarando. Le dijeron que la habían estrangulado, pero en un principio no le dijeron nada de la violación. No era momento: tuvo una crisis de nervios, la medicaron. Dado su estado frágil de salud, Daniela le pidió a su hermano que se encargara de reconocer el cuerpo. El 18 de septiembre de 2013, Daniela Bilich enterró a su hija. Como si no fuera suficiente con eso, debió soportar las habladurías y la hostilidad de sus vecinos, que prácticamente la obligaron a mudarse.

Culpar a las víctimas

-Llegaron a decir que yo la había entregado, que salía de joda, que me perdía en los bailes,  que la hice matar, me gritaron asesina, me patearon la puerta: era mucho más lo que lastimaban de lo que ayudaban a soportar el dolor. Una vez dije que no lo quería muerto al asesino, sino que lo encontraran y que sufriera en vida por lo que le había hecho a mi hija. Entonces dijeron que yo lo conocía, que no quería decir quién era,  que hacía trata de personas con mis hijas, y no me quedó otra que pedir que me sacaran de ahí para estar tranquila. Lo que más me dolió era cuando las agresiones venían de parte de mujeres,  que me hicieran sentir culpable a mí de lo que había pasado. Por eso no quiero fotos para esta nota, porque ya me hicieron mucho daño.

Los investigadores hallaron el semen de dos personas en el cuerpo de Yasmín. A partir de ese rastro identificaron a uno de los asesinos y lograron encontrarlo en febrero de 2014. Miguel Ángel Pallalaf tenía una salida transitoria de la cárcel de Trelew  y antecedentes como violador de dos niños varones. Por eso su perfil genético estaba registrado. Como el perfil del otro asesino no estaba registrado, hasta el momento  no ha podido ser identificado. La estrategia que usaron Pallaraf y su cómplice para llevarse a Yasmín del supermercado fue la misma que Pallaraf había usado con sus anteriores víctimas: entregarles un papel manuscrito con un mensaje: “Hija, andá con el señor que te va a dar una plata”.

–El juicio duró un mes. Me afectó en mi salud y la fiscal no quiso que me presentara todos los días, sobre todo para que no escuchara los detalles que dieran los peritos forenses. Me explicó que iban a decir cosas que mejor que yo no escuchara y me dijo que era mejor recordarla viva que pensar en todo lo que le hicieron, más allá de que durante los alegatos se dijo en modo resumido. La violaron anal y vaginalmente, la destrozaron por dentro, la descaderaron, la golpearon. Mi hija tenía 11 añitos y era virgen.  Ni con la vida van a pagar todo lo que hicieron. La condena que le dieron al asesino –debido a que era una persona reincidente y al tipo de crimen que cometió con mi hija–  tendría que ser reclusión perpetua y no cadena perpetua, porque si le dan cadena perpetua, cuando salga va a seguir haciendo daño. Tiene la fuerza, tiene todo para seguir haciendo daño, y si aparece un juez como el que lo soltó y lo hace salir antes, qué hacemos. Yo no quiero que se muera, quiero que pague con su vida. Matarlo es hacer un favor.

#Ni una menos

–¿Qué quería hacer Yasmín cuando fuera grande? 

–Tenía sueños, como todos los chicos. Al principio hacía gimnasia artística. Cuando la seño de primer grado le preguntó  cuál era su sueño,  todos nos sorprendimos. Yasmín le dijo que quería ser una gimnasta que representara a la Argentina en las olimpíadas. A medida que fue creciendo se hizo muy apegada a los animales, y después, como era muy dada con sus hermanitos, dijo que iba a ser pediatra porque le gustaba mucho atender a los chicos. En los últimos tiempos estaba muy entusiasmada con jugar al handball.

Daniela dice que no quiere perder otra hija y que por eso adhiere a la convocatoria del 3 de junio, “porque además, nada te garantiza que no te pase algo así. Podés tener el mayor cuidado posible y te puede pasar.  Lo que pase el 3 de junio no me devuelve a Yasmín, pero al menos permite luchar para que esto no le pase a otro.  Porque te puede violar un changarín o un tipo que tenga un excelente auto.  Y nadie merece ser violada: usar una minifalda no significa que estés pidiendo que te violen, usar un escote no significa que estés pidiendo que te violen, cuando salís a bailar no estás pidiendo que te violen y tampoco las chicas que trabajan como prostitutas se merecen que las violen. Nadie tiene derecho a decir que nadie “se lo merecía”. Y duele mucho más cuando son mujeres las que lo dicen.  El culpable es el que la violó. El culpable es el que la asesinó.

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