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Julio Benítez, el motorman de la formación “chapa 5” del ferrocarril Sarmiento, continúa detenido en la alcaidía de Tribunales. Sobre él pesan tres imputaciones. Una por estrago, otra por lesiones (el accidente dejó 89 heridos) y la tercera por sustracción del disco rígido que fue encontrado en su mochila. En él quedaron las imágenes del trayecto de Moreno hasta Once donde,  a las 7.25 del sábado, la formación impactó contra el andén n° 2, el mismo del choque de febrero de 2012 que terminó con la vida de 51 personas y dejó más de 700 heridos.  En los próximos diez días se definiría la calificación de la imputación de Benítez. Podría pasar a ser estrago “culposo” o “doloso”. En los pasillos de tribunales son muchos los que intuyen que la primera es la opción que podría caer sobre Benítez.

Esta tarde declararán de forma informativa personas vinculadas al protocolo de conducción  (R.IT.O, Reglamento Técnico Operativo)  para echar luz sobre aspectos técnicos de la conducción de Benítez. Imágenes de un trayecto previo que realizó esa mañana Benítez, a las que tuvieron  acceso los investigadores del caso, lo muestran en una actitud despreocupada, cantando y bailando.  En su declaración indagatoria admitió que la formación funcionaba correctamente, al igual que el sistema de frenado. En su declaración habló de “lagunas”, que habría sufrido durante el trayecto. Sobre eso trabajan las pericias físicas que se le realizaron ayer y hoy se complementaron. Buscan determinar si alguna situación de salud previa podría haber generado esos episodios. En el expediente  también estarían acreditadas las diferentes sanciones que Benítez recibió en sus ocho años como maquinista del ferrocarril Sarmiento.

Los investigadores aseguran que el tren entró a unos 22 kilómetros por hora a la estación y en ningún momento accionó el mecanismo de frenado. Los peritajes se realizarán en los próximos días y los resultados demorarían un mes y medio. Los resultados que sí podrían llegar en el correr de esta semana a manos del juez Ariel Lijo y del fiscal Patricio Evers,  es el de las pericias que se realizaron sobre las manchas de sangre que encontraron en la cabina  y el disco rígido. El cotejo del ADN con el de Benítez permitirá establecer fehacientemente quien lo manipuló. El procedimiento está en manos del laboratorio de rastros de la policía federal.