Lo dijo Ricardo Strafacce, abogado del escritor procesado por violación de la propiedad intelectual por el libro "El Aleph engordado". Hoy en la Biblioteca Nacional, en defensa de Katchadjian, se debatirá sobre literatura, el derecho de autor y la relación entre arte y sociedad.
A Ricardo Strafacce, escritor y abogado de Pablo Katchadjian, que fue procesado por violación de la propiedad intelectual por el libro “El Aleph engordado”, no le entra en la cabeza cuál es la verdadera intención de María Kodama, única heredera de los derechos de autor de la obra de Jorge Luis Borges. “La ex mujer de Borges es famosa por la cantidad de demandas judiciales, pero acá es obvio que no quiere plata, porque no sólo que Pablo no la tiene sino que hizo 200 ejemplares del libro y la mayoría los repartió gratis. Demás está decir que es inculta, porque nunca leyó el carácter artístico de la intervención. Pero no entiendo bien cuál es el motivo de su reclamo”, dijo a Infojus Noticias. Y agregó: “Sólo tengo dos certezas. Una, es que Kodama se mete siempre con los más débiles, con los que puede tener una actitud corporativa a favor. Y, la otra, es que desconocía absolutamente a Borges porque hay sobrados ejemplos de cómo trabajó la intertextualidad en su escritura, como el relato ´Pierre Menard´, autor del Quijote”.
“El Aleph engordado” trata de una reescritura del cuento “El Aleph” de Borges mediante un procedimiento aclarado en la posdata: Katchadjian agregó a las 4000 palabras del cuento otras 5.600. El resultado fue un nuevo texto: los personajes están transformados, las escenas son otras, y el mismo ritmo de la prosa está alterado. Hoy a las 19, en la explanada “Juan José Saer” de la Biblioteca Nacional, se hará una lectura pública del documento “Desprocesamiento a Pablo Katchadjian”, en defensa del escritor. En una mesa redonda en la que participarán César Aira, María Pia López, Jorge Panesi y el mismo Pablo Katchadjian, se abrirá un debate en torno a la literatura, el derecho de autor y la relación entre arte y sociedad.
Strafacce aclaró que, como figura jurídica, el desprocesamiento no existe. Desprocesar, dijo, significa revocar un procesamiento que existe. “Hay dos caminos posibles para echar atrás un procesamiento. Una es que la justicia dicte una falta de mérito y la otra es el sobreseimiento”, explicó el abogado. Y anticipó: “Nosotros pediremos el sobreseimiento definitivo, que no sólo es lo que corresponde con este caso, sino que implica que la causa quede anulada. La falta de mérito es imposible porque acá no hubo dolo y quedó demostrado: no hay existencia de delito”.
La causa dio varios giros antes de que el juez Guillermo Carvajal considerara el procesamiento del escritor Pablo Katchadjian por violación de la propiedad intelectual. Para el magistrado, el autor de “El Aleph engordado” reprodujo “íntegramente “El Aleph” de Borges” y le “intercaló palabras, frases y oraciones completas, sin ninguna diferenciación en su impresión que permitiera distinguir qué pertenecía a una obra y qué a la otra”. La judicialización del caso empezó en 2011, cuando el abogado de María Kodama, Fernando Soto, inició una querella penal acusando a atchadjian de plagio según la ley 11.723. Esta acusación prevé una pena de uno a seis años de prisión.
Katchadjian fue sobreseído en primera instancia, y el abogado apeló, pero la Cámara de Apelaciones confirmó el sobreseimiento. En una nueva apelación, la Cámara de Casación le dio la razón a la querella, con lo cual el caso volvió a primera instancia, y Katchadjian fue procesado: el mismo juez que lo sobreseyó en primera instancia, lo procesó el 18 de junio con un embargo general sobre sus bienes por 80 mil pesos.
“Todo está en la interpretación de ley”, remarcó Strafacce, para quien el hecho está claro. “No hay muchos casos semejantes. Ha habido plagios ostensibles pero que no tuvieron judicialización. Existen personas que apoyan a Pablo que dicen que la ley de Propiedad Intelectual es vieja, pero ése no es el problema. Si se aplica correctamente, no habría procesamiento. En todo momento Pablo dijo que el libro era de Borges, nunca lo ocultó, dijo expresamente que había sido una intervención literaria sin dar lugar al engaño. La figura del dolo es cuando uno toma otro autor y no lo dice, cometiendo plagio. Nosotros nos tomamos el trabajo de explicar lo que es la intertextualidad”.
El abogado refirió el artículo 72, donde se especifica el acto de defraudación cuando un autor falsifica, suprime, cambia el nombre del autor o altera “dolosamente” el texto. “Nada de eso hizo Pablo”, dijo y citó, en rigor, un texto que escribió Katchadjian en el final de la posdata: “Con respecto a mi escritura, si bien no intenté ocultarme en el estilo de Borges, tampoco escribí con la idea de hacerme demasiado visible: los mejores momentos, me parece, son esos en los que no se puede saber con certeza qué es de quién”. "Están judicializando un libro, algo loco de pensar en el siglo XXI, que ponen en tensión algo que ya estaba en tensión en la sociedad", agregó el autor.
Como caso semejante, María Kodama ganó un juicio contra un autor español que escribió una “remake” de “El hacedor”. Por otro lado, perdió el juicio con Taringa, por la inclusión de obras de Borges en Internet. En diálogo con Infojus Noticias, Beatriz Busaniche, magister en Propiedad Intelectual e integrante de la Fundación Vía Libre, dijo que “es increíble que un escritor esté siendo procesado penalmente por una práctica que la literatura ha realizado históricamente, por dialogar con otro autor, que incluso ha hecho un uso sostenido de esa misma práctica”. Y, a diferencia de Strafacce, dijo que la ley es el principal problema.
“El inconveniente es que la ley de propiedad intelectual permite hacer ese tipo de cuestionamiento, más allá del rol de María Kodama como custodia de los derechos heredados de Borges”, enfatizó. Y puntualizó que la ley debería ser más flexible porque obstaculiza “el derecho de participación en la cultura y el derecho de acceso, así como la libertad de expresión y creación, que son derechos fundamentales amparados por la constitución nacional y los principales tratados de derechos humanos”.
Acerca de la intertextualidad, el editor Luis Chitarroni dijo que "es una presencia obstinadamente incomprendida por la ley". Además, según el director de la Biblioteca Nacional Horacio González, el juicio contra el autor de” El Aleph engordado” es “un error de Kodama y sus abogados”, cuyo principal efecto es que “la celosía sobre la obra de Borges no contribuye a la dignidad de la propia obra de Borges, puesto que neutraliza procedimientos que el mismo Borges se complacía en emplear”. Pero Soto, abogado de Kodama, fue categórico: “La intertextualidad es escribir en función de una obra, no es intercalar texto en literatura ajena. Borges no engordó 'El Quijote', escribió una historia sobre una mirada del Quijote". Su opinión, sin embargo, no tiene apoyo social ni académico.
Strafacce, mientras espera una nueva audiencia en la Cámara de Apelaciones para los próximos días, no dejó dudas sobre los efectos del caso: “A Borges le habían chusmeado que el escritor salvadoreño Menéndez Leal había armado un prólogo apócrifo de él, y lo había tomado con humor diciendo que le gustaba más el denunciado que el denunciante. Si Kodama no se rectifica, es su muerte literaria. Todos los diarios del mundo y las comunidades literarias internacionales repudiaron el hecho”.
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