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“Campo de Mayo siempre estuvo presente” , dice el escritor Félix Bruzzone a Infojus Noticias y, en pocas palabras, intenta explicar el sentido de una perfomance de su autoría que lleva por título el mismo nombre que la guarnición militar y que hoy se presenta, a partir de las 18.30, en el Centro Cultural Néstor Kirchner. “En mis desplazamientos por el conurbano, para ir a lo de mi tía –continúa–, tenía que pasar por ahí. Mi tío había hecho la colimba en ese lugar y siempre contaba cosas. Después, me enteré que mi vieja había estado detenida también allí, primero como hipótesis, que finalmente se confirma. Luego, yo me mudo a vivir cerca”.  La secuencia que relata Bruzzone, hijo de desaparecidos, permite comprender el espíritu y composición de su conferencia performática, que reúne años de investigación, escritos y entrevistas a vecinos de Campo de Mayo –que funcionó como centro de exterminio y maternidad clandestina, durante la última dictadura cívico militar–para reflexionar sobre su vínculo con ese lugar.

Autor de las novelas Los Topos, Barrefondo, Las chanchas y el libro de cuentos 76 –que marcó un hito en la literatura argentina de principios de siglo–, en Campo de Mayo Bruzzone transita zonas de intimidad y de experiencias autobiográficas atravesadas por el terrorismo de Estado sobre un territorio militar que lo marca de formas impensadas. “Es una performance con cosas intimistas pero, a la vez, relacionadas a un lugar que es muy público”, comparte el autor, que contó con una beca del Fondo Nacional de las Artes (FNA) y con el trabajo conjunto realizado con la directora teatral Lola Arias, para el ciclo Mis Documentos 2013.

La obra, que en el CCK integra la muestra Los lugares de la ficcion. Territorios culturales argentinos, también refleja el estado actual de esas ocho mil hectáreas emplazadas en medio del conurbano bonaerense, donde tienen lugar descargas de efluentes sanitarios, toneladas de basura y otros emprendimientos como el alquiler para plantaciones de soja. Durante la función, algunos de los textos que lee Bruzzone se acompañan con la proyección de fotos actuales del enorme campo militar, mapas, audios y filmaciones del paisaje y la ruta.

“Escribí sobre mi vieja y una foto, y sobre otra foto que, en realidad, es más bien una imagen que tengo: la de mi mamá y una amiga en la ruta, en medio de la noche, que no se pueden ver ni entre ellas de la oscuridad que hay. Es un juego: una se va volviendo cada vez más blanca –porque está vieja y le pega el sol de Campo de Mayo–  y la otra que es una oscuridad total. Y quizá pensar en cómo hacer para completar toda la historia de mi vieja y lo que vino después, entre un blanco y un negro absolutos. Me parece que uno puede tomarse la libertad de hacer cualquier cosa con eso, con esa historia que no se conoce del todo bien”, dice el autor.

En la hora que dura la puesta performática se escuchan fragmentos de entrevistas, entre ellas, la de un militar que cuenta sobre los entrenamientos que realizan con él algunos equipos de rugby, en Campo de Mayo. La descripción de la ruta 202, que cruza Campo de Mayo y por la que suelen viajar los habitantes de las zonas linderas, repleta de coníferas y eucaliptos, se completa con las imágenes del museo al aire libre de cañones y vehículos de guerra, que se impone como contracara a la belleza de los verdes del campo, el verde camuflado preparado para la guerra.

En ese territorio, el autor comenzó a escribir la historia de un corredor, personaje que como muchos de los personajes de sus libros, es un desdoblamiento suyo. Sobre el final de la puesta, lee unos fragmentos de esa historia, como el de aquel día en que decide correr alrededor de todo Campo de Mayo. Lucas Balducci, asistente de Bruzzone y actor, transido a velocidad por el escecnsario mientras un arbolado se sucede por detrás, lo que le da a la lectura  una dimensión que llega a ser escalofriante.

El Campito

Creado por ley, durante la presidencia de Julio A. Roca, Campo de Mayo es una de las mayores guarniciones militares del país, emplazada en un territorio de 8000 hectáreas y a apenas 30 kilómetros del centro de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Con el tiempo se convirtió en uno de los centros más importantes de instrucción, escuela de armas y campo de  maniobras, al contar con polígonos y campos de tiro para experiencias de combate, y sirvió de escenario del poder militar durante décadas.

Entre 1976 y 1983, allí funcionó el centro clandestino de detención, torturas y exterminio “El Campito”. Y, además, la maternidad clandestina del Hospital Militar de Campo de Mayo, lugar de nacimiento de muchos bebés que nacieron en cautiverio y fueron apropiados.

Durante el terrorismo de Estado, Campo de Mayo controlaba la Zona 4, que abarcó los partidos bonaerenses General Sarmiento, Escobar, General San Martín, San Isidro, San Fernando, Tigre, Vicente López y Tres de Febrero. En la guarnición militar, se encontraban el Hospital, el Batallón de Aviación del Ejército 601, la prisión militar, la Escuela de Gendarmería, el destacamento de Inteligencia 201, y múltiples escuelas, comandos y servicios, algunas de estas aún en funcionamiento.

En la semana santa de 1987, fue la base de levantamiento militar carapintada, comandado por el teniente coronel Aldo Rico. Después del levantamiento, se sancionaron las leyes de Obediencia Debida y Punto Final.

Juicios

En estos días, se lleva adelante un juicio perteneciente a la megacausa Campo de Mayo en los Tribunales de San Martín, en donde se juzga al ex jefe del Comando de Institutos Militares Santiago Omar Riveros; al ex director de la Escuela de Caballería, que dependía del Comando de Institutos Militares de Campo de Mayo, Rodolfo Emilio Feroglio; y a Carlos Daniel Caimi, comisario a cargo de la Comisaría de Villa Ballester, entre 1975 y 1977; por los casos de 14 víctimas que fueron privadas de la libertad en la zona IV, y que estuvieron detenidas en la Comisaría Segunda de San Martín, de Villa Ballester.

Performance: Campo de Mayo

Horario: 18.30 a 19.30

Auditorio 513, Piso 5, Sector Noble.

Centro Cultural Néstor Kirchner

JB/LL