Lo declaró hoy en el juicio un empleado aduanero, que reforzó así la hipótesis de la fiscalía: que se usó la planta de Carbón Vegetal SRL de Quitilipi, Chaco, para camuflar la cocaína en bolsas de carbón vegetal. Según la investigación, el empresario Carlos Salvatore era “el jefe máximo” del “engranaje criminal” que envió al menos tres embarques de cocaína a Portugal.
El juicio oral por la causa Carbón Blanco, en el que se juzga el envío de una tonelada de cocaína a Europa, se reanudó hoy con la declaración de tres empleados aduaneros. Ante el Tribunal Oral en lo Federal de Resistencia uno de los agentes contó que el precinto y el perno de seguridad de uno de los containers en los que se encontró la droga no habían sido violentados. Según explicó el fiscal general Federico Carniel a Infojus Noticias, este testimonio confirma que la cocaína se cargó en la planta de Carbón Vegetal SRL de Quitilipi, Chaco.
La declaración del empleado aduanero refuerza la versión que sostuvo la fiscalía desde el inicio del juicio. Que la organización liderada por el empresario y abogado Carlos Salvatore utilizó la planta de Quitilipi para camuflar la cocaína en bolsas de carbón vegetal. Ahí, supuestamente las cargaban en los containers que luego eran trasladados al puerto de Buenos Aires y embarcadas hacia Portugal.
“Las defensas están intentando demostrar que no se sabe dónde se cargó, de esa manera plantean la incompetencia de la justicia chaqueña, pero los testimonios demuestran que el precinto nunca se violó. Eso solo se puede abrir con una pinza neumática”, sostuvo Carniel.
Según la investigación, Salvatore era “el jefe máximo” del “engranaje criminal” que envió al menos tres embarques de cocaína a Portugal. El primero fue hallado en el puerto de Lisboa el 8 de marzo de 2013. La cocaína iba oculta en bolsas que llevaban el logo de Carbón Vegetal del Litoral SRL. La jueza federal de Roque Sáenz Peña (Chaco) Zunilda Niremperger ordenó abrir otros dos containers cargados en la empresa. Uno de ellos todavía estaba en el puerto de Buenos Aires. Un perro adiestrado detectó casi 520 kilos de cocaína. El otro cargamento ya estaba en altamar. El 11 de abril llegó a Lisboa con casi 158 kilos de esa misma sustancia.
En la audiencia de hoy –la primera luego del receso por la feria judicial- los fiscales Federico Carniel y Carlos Amad pidieron que se incorpore como prueba la sentencia de la Justicia portuguesa en la que condenó a cinco argentinos por los dos embarques secuestrados en el puerto de Lisboa. También presentaron el informe de una investigación que hizo la policía de Portugal sobre la organización y documentación que envió la Procuraduría de Criminalidad Económica y Lavado de Activos (Procelac), que interviene en una causa paralela en la que Salvatores y varios miembros de su familia están acusados de blanquear 1600 millones de pesos provenientes del narcotráfico.
El debate oral continuará mañana con la declaración de otros tres empleados aduaneros. Serán los últimos testigos. Después, los jueces Ramón Luis González, Eduardo Ariel Belforte y Aldo Alurralde fijarán la fecha de los alegatos.
La ruta del dinero narco
En la causa de lavado –que tramita en el Juzgado de Roque Saénz Peña en la que se instruyó la causa de narcotráfico- se investiga un entramado de más de 60 empresas dirigidas por Salvatore supuestamente para blanquear dinero de la venta de drogas.
Los investigadores creen que la organización liderada por el empresario comenzó a contrabandear drogas en 2005. Entre mayo y junio de ese año, empleados de aduana del puerto de Valencia, España, interceptaron dos embarques con 1008 kilos de cocaína. Al igual que en la causa Carbón Blanco, la droga iba escondida en bolsas de carbón vegetal. Los envíos habían partido de Campana, en la provincia de Buenos Aires. El expediente en Argentina está paralizado. Salvatore, señalado como uno de los cerebros detrás de esa operación, nunca llegó a ser indagado.
Desde el primer envío fallido al puerto de Valencia hasta hoy los sabuesos calculan que la organización habría enviado unas diez toneladas de cocaína a Europa. Cada kilo, que en Argentina tiene un precio de aproximadamente 4 mil dólares, en el viejo continente vale entre 50 mil y 80 mil euros, detallaron fuentes judiciales.
SO/RA