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El juicio llevado a cabo por el Tribunal Oral en lo Criminal Nº 4 intenta determinar qué fue lo que pasó con Daniel Migone la noche del 9 de noviembre de 2005 en la comisaría 9ª de La Plata. La fiscalía y la familia de Migone presentaron hoy sus alegatos: coincidieron en el pedido de prisión perpetua para tres de los cinco ex policías imputados en la causa.

El agente fiscal Martín Chiorazzi pidió prisión perpetua para Luis Díaz Zapata,  como autor de torturas seguidas de muerte; a Carlos Ariel Tolosa y Daniel Espósito, como  coautores de torturas seguidas de muerte. Para Marcelo Falcón solicitó una pena de diez años por omisión de evitar torturas seguidas de muerte y para María Valeria Maciel, la pena de seis años y seis meses de reclusión, por el mismo delito.  

Fabio Villaruel bajo la figura de particular damnificado y patrocinado por la Asociación Miguel Bru,  solicitó reclusión perpetua por torturas seguidas de muerte para cuatro de los cinco imputados. Consideró que Marcelo Falcón también debía ser condenado como uno de los responsables de torturas seguidas de muerte, ya que era el responsable de la comisaría aquella noche. Fuera de este pedido dejó a María Valeria Maciel, para quien solicitó una condena excarcelable. Se espera que la detenida recupere su libertad al finalizar el juicio. “Esta gente planta cosas, y también planta imputados” dijo al referirse a la desprolijidad con la que actuaron los efectivos aquella noche. En este marco  también solicitó al tribunal que esta condena sea un ejemplo  para tomar medidas ante la violencia institucional. 

Migone fue detenido por efectivos de la comisaría 9ª -la misma en donde en 1993 torturaron, asesinaron y desaparecieron a Miguel Bru- la noche del 9 de noviembre de 2005. Poco tiempo después fue encontrado muerto en la celda de contraventores de esa dependencia policial. Según los efectivos policiales el detenido se ahorcó con una campera de jean, atada a un camastro a 30 centímetros del suelo.

En un patrullero lo trasladaron al Hospital San Martín, en donde la jefa de guardia y una de las enfermeras aseguran que llegó muerto. La autopsia realizada al cuerpo de Migone determinó que murió por asfixia compatible con el accionar de un tercero. Tenía golpes en los genitales y traumatismo de cráneo. No presentaba signos externos en su cuello que permitieran sostener la hipótesis policial de que se ahorcó en la celda. Las marcas que le ocasionaron la asfixia eran internas.

Los testimonios recabados a lo largo de las audiencias, que se llevan a cabo desde el 6 de mayo, contribuyeron a fortalecer la hipótesis de que no había motivos reales para detener a Migone. Y que una vez muerto, los policías salieron en busca de pruebas que permitieran justificar su detención.  Esa noche se lo escuchaba a Migone patear la puerta de su celda y gritar dos cosas: que le explicaran por qué estaba allí y que le devolvieran su celular.

En uno de los autos que el detenido supuestamente había atacado encontraron huellas de sangre. No sólo Migone no presentaba lastimaduras compatibles con el delito que se le imputaba, sino que un análisis del perfil genético de las muestras determinó que la sangre pertenecía a una persona del sexo femenino.

El estéreo y una calculadora, supuestas pruebas de los ilícitos, fueron identificadas por dos personas como propias. Primero por Eduardo Di Salvo y luego por Patricia Armenti. Estas irregularidades fueron tomadas por la fiscalía y la querella para reafirmar que Migone fue detenido sin motivos y asesinado por efectivos policiales adentro de la comisaría.

Mañana las defensas de los imputados presentarán sus alegatos. Qué pasó con Migone y quién fue el responsable de su muerte lo resolverá el TOC 4 en las próximas semanas.