Así lo expresó Abel Ayala, testigo en la audiencia del juicio que ventila los crímenes de la agrupación de ultraderecha antes del golpe de Estado. Además, contó que Demarchi –uno de los imputados– le había ofrecido a él y a su agrupación controlar la Facultad de Humanidades a cambio de hacer una “limpieza de los sectores más radicalizados”.
Las palabras del testigo sonaron en el silencio de la audiencia: “El cinco por uno fue la venganza por el asesinato de Piantoni”. Así lo declaró el sociólogo Abel Ayala en una nueva audiencia del debate oral y público en el que se juzga a diez civiles y un militar retirado, por los delitos de lesa humanidad cometidos por la agrupación de ultraderecha Concertación Nacional Universitaria (CNU). Además, manifestó que Gustavo Demarchi, uno de los imputados, les ofreció a él y a su grupo de militancia hacerse cargo de la Facultad de Humanidades para evitar supuestos enfrentamientos con grupos de izquierda que estudiaban y militaban allí. “Cuando Demarchi nos ofreció eso, Jorge López le preguntó ‘a cambio de qué’. Había que hacer una limpieza de los sectores más radicalizados”, dijo.
Ayala a principios de los años ‘70 había conformado el Grupo Lealtad dentro del peronismo, junto a José Nicoló, Jorge López y otros militantes. En su testimonio remarcó la asunción de Josué Catuogno como normalizador de la Universidad Provincial. Ayala recordó que Eduardo Cincotta –hombre de la CNU y entonces secretario general de la Universidad– quiso hablar con ellos. “Había reticencia porque se decía que iba al GADA [Grupo de Artillería de Defensa Aérea]”, explicó el testigo, por eso la reunión se hizo con quien era el secretario académico: Demarchi.
El 5x1
Consultado sobre cómo interpretaba los asesinatos cometidos en la denominada noche del 5x1, fue claro: “En términos crudos, fue la venganza por el asesinato de Piantoni”, quien lideraba entonces la CNU. Según contó, dentro de su grupo de militancia, pensaron en que uno debía ir al velatorio de Piantoni. “Fue Nicoló y volvió un poco alarmado. Le dijeron (en la sala velatoria) que se iba a producir el cinco por uno y que ya estaban viajando desde La Plata”, recordó Ayala según publicó el sitio Fiscales.gob.ar.
El Ministerio Público Fiscal preguntó al testigo a quién se le podía atribuir esa venganza. El testigo contestó: “A los sectores más afectados, más ligados a Piantoni. Obviamente era el CNU, después había sectores de derecha como Comando de Organización (CDO) y otros”. Además, Ayala señaló que algunos de los imputados, desde su conocimiento, eran miembros de esa organización. De Raúl Arturo Viglizzo, dijo que le constaba su pertenencia a CNU, lo mismo que Juan Pedro Asaro –a quien visita en el penal de Batán-, y José Luis Granel. De Roberto Justel dijo que se enteró después de esos años, y de Mario Durquet mencionó que él no negaba su participación en la agrupación. Respecto a Demarchi sostuvo: “Para mí no”.
En otro tramo de la declaración, Ayala se refirió a los crímenes de María del Carmen Maggi, de Daniel Gasparri y del psicólogo Roberto Sanmartino. ¿Dónde enmarca estos asesinatos?, le preguntaron. “En el marco de la locura que vivíamos”, señaló. Dijo además que eran “muertes por cuestiones políticas”. “Era la derecha contra la izquierda, y la izquierda contra la derecha también”, mencionó, aunque ante la consulta de uno de los jueces por algún posible respaldo del Estado reparó: “Se decía que algunos grupos tenían apoyatura de las Tres A”.
"Un crimen por su actuación política"
Otro testigo que pasó por el estrado fue Juan Diego Gasparri, hermano de Daniel, una de las víctimas de la CNU. Actualmente tiene 62 años y es ingeniero agrónomo. Cuando estudiaba, en 1975, le tocó viajar de Balcarce a Mar del Plata para reconocer a su hermano asesinado. “Daniel trabajaba en la Municipalidad, era delegado en Inspección General; estaba recién recibido de contador, y hasta había realizado un curso de aviador”, relató Juan Diego, quien agregó: “A mi hermano lo mataron y lo quemaron en el asiento trasero de su auto”.
El 25 de abril de 1975, sobre la avenida Edison, a unos tres kilómetros de Mario Bravo, se encontró un Peugeot 504 gris íntegramente quemado. En el asiento trasero, se encontraba el cuerpo calcinado del contador Gasparri. A unos metros, yacía Jorge Alberto Stoppani con innumerables impactos de bala. Ese día, cuando llegó a la ciudad, Juan Diego acudió, junto con Susana Salerno –quien entonces era la pareja de Gasparri-, a la comisaría. “Yo pregunté qué había pasado y nadie supo darme ninguna explicación”, relató en el juicio que -40 años después- busca echar luz sobre el crimen de su hermano.
¿A qué lo atribuye?, le preguntó el fiscal de Distrito, Daniel Adler, acompañado por las fiscales Laura Mazzaferri y Eugenia Montero. “Siempre lo atribuí al terrorismo de Estado, desde un primer momento”, respondió el testigo. “Él estaba en la JP y gobernaba López Rega con Isabel. Fue un crimen por su actuación política”, explicó luego y añadió: “Todos los comentarios, por las características de los crímenes, hablaban de la Triple A o alguna organización paraestatal”. Respecto a la actuación de la justicia, dijo que nunca nadie se comunicó con su familia. Tiempo después, supo que el fiscal federal era el imputado Demarchi.
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