El Tribunal Oral Federal de Santa Fe condenó a Rodolfo Cóceres (26) y Rodrigo Sosa (22) por el crimen en 2010 de la militante social y ex presa política. “No termina acá la batalla judicial. Hay que avanzar en la mecánica, el móvil, en la estructura que hizo posible el asesinato y en el rol de la policía”,dijo a Infojus Noticias Marina Destéfanis, hija de la víctima y parte de la querella. El próximo 9 de abril se conocerán los argumentos de los jueces.
A días de cumplirse cinco años de su crimen, el Tribunal Oral Federal (TOF) de Santa Fe condenó hoy a prisión perpetua a los dos acusados de haber matado a la militante social y ex presa política, Silvia Suppo. El próximo 9 de abril se conocerán los argumentos de los jueces. La familia cree que todavía falta investigar el móvil político. “No termina acá la batalla judicial. Hay que avanzar en la mecánica, el móvil, en la estructura que hizo posible el asesinato y en el rol de la policía. Nosotros habíamos pedido esa pena pero nos gustaría que se hubiese hecho más énfasis en el accionar policial durante la instrucción”, dijo a Infojus Noticias Marina Destéfanis, hija de la víctima y parte de la querella.
A Suppo la mataron a pleno luz del día de una decena de puñaladas en su negocio de artesanías y cueros. Fue el 29 de marzo de 2010 en Rafaela. Tenía 51 años y su testimonio había sido clave, cinco meses antes, en el juicio que logró la condena de los grupos de tareas santafesinos, entre los cuales se destacaba el juez federal Víctor Brusa. Suppo había sido secuestrada en 1977 y torturada en la comisaría 4° de Santa Fe, violada en el centro clandestino de la Guardia de Infantería Reforzada (GIR) conocido como La Casita, cerca de Santo Tomé. Durante su secuestro Suppo fue obligada a abortar.
Hoy el Tribunal, integrado por jueces María Ivón Vella, José María Escobar Cello y Luciano Lauría, condenó a Rodolfo Valentino Cóceres, de 26 años, y Rodrigo Ismael Sosa, de 22, como "coautores del delito de homicidio agravado por haber sido cometido con alevosía y para procurar impunidad". La querella que representó a la familia de Suppo, encabezada por los abogados Lucila Puyol y Guillermo Munné, planteó desde un primer momento que el robo no fue la causa del crimen sino que tuvo que ver con la historia de militancia de la mujer.
Lucía Tejera, querellante por la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación, consideró que se debería ahondar en la "responsabilidad institucional de la policía de la provincia" en la investigación.
Al comienzo de la audiencia de hoy los acusados dijeron que eran inocentes y que nunca habían entrado al local de la víctima. Sus palabras fueron diametralmente opuestas a lo que habían dicho al inicio del debate oral.
Desde un primer momento los hijos de Suppo desestimaron la versión de Cóceres y Sosa sobre el asesinato. Una pericia determinó que no se encontraron huellas de los sospechosos en el lugar de los hechos, y en las armas utilizadas para cometer el crimen.
El último domingo, en Rafaela, se hizo una marcha por los cinco años del crimen, donde los familiares de Suppo insistieron que “se trató de un asesinato político que se llevó la vida de una testigo y querellante en causas por delitos de lesa humanidad”. La familia de Suppo insiste en la búsqueda de Justicia y continuarán sobre ese carril. “Hay otra parte de la causa que todavía no fue elevada a juicio”, explicó Destéfanis.
La versión inicial de los acusados
Dos días después de la muerte de Suppo, los “comentarios fidelignos (sic) de vecinos entrevistados quienes por temor a represalias no aportaron datos de identidad” condujeron a la Unidad Regional de Santa Fe a un rancho del barrio San Agustín I de la ciudad de Santa Fe, donde encontraron a Rodolfo Cóceres –allí vivía su madre-, un joven que entonces tenía 22 años, sin antecedentes penales, que inmediatamente se atribuyó el crimen. Su cómplice era Rodrigo Ismael Sosa, un primo de Rafaela de entonces 18 años, que tenía antecedentes por robos menores, que lavaba autos a la vuelta del negocio de Silvia.
En ese momento sus versiones eran que entraron a “Siempre cuero” a las 9:30 de la mañana a pedir dos monedas de un peso. Media hora después volvieron, con cuchillos de cocina en la mano, gritando que se trataba de un asalto. Silvia ofreció resistencia y le manoteó el cuchillo a Sosa, obligando a Cóceres –según su relato- a darle la primera puñalada. Sosa sostenía, en cambio, que su primo le pegaba “en las costillas con el cuchillo que tenía en su mano”, y que él le propinaba los puntazos mientras su primo la arrastraba del cuello más de 12 metros hasta el fondo del local.
Todo lo que robaron fueron 400 pesos –que gastarían en pasajes para escapar-, alhajas y el celular de Silvia. Caminaron tres cuadras y tomaron un remis a la casa de Sosa. A mitad de camino, le pidieron al conductor que frenara: descartaron en un maizal los cuchillos homicidas y la ropa, “que no estaba sucia con sangre”.
MFA/RA