“La decisión es importante porque evidencia que a la Justicia no le cierra que haya sido un accidente Además, evita filtraciones erróneas”, dijo el abogado Maximiliano Medina, del CELS. De acuerdo a la causa que se tramitó en el Juzgado de Instrucción 16 de la Ciudad de Buenos Aires, a Luciano Arruga lo enterraron como NN el 11 de mayo de 2009 en el cementerio de Chacarita.
El caso Luciano Arruga no termina con la identificación del cuerpo anunciada el viernes. Ahora, la Justicia Federal de Morón dictó el secreto de sumario en la causa que investiga la desaparición forzada de Luciano Arruga. El juez Juan Pablo Salas lo resolvió hoy después de una reunión con el fiscal federal Sebastián Basso y los abogados que representan a la familia Arruga, Juan Manuel Combi y Maximiliano Medina del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS).
“La decisión es importante porque evidencia que a la Justicia no le cierra que haya sido un accidente Además, evita filtraciones erróneas. Es un mensaje fuerte y claro que demuestra la seriedad con la que se está investigando”, dijo Medina a Infojus Noticias tras la audiencia.
Después de la identificación del cuerpo del joven de 16 años que hasta el jueves estaba desaparecido, Salas tomará las medidas necesarias para resolver qué pasó la noche del 31 de enero de 2009. “Hay que atar algunos cabos sueltos que quedan y por eso se necesita hermetismo absoluto”, agregó el abogado del CELS. La última vez que fue visto con vida, Luciano estaba en un destacamento policial en Lomas del Mirador. Un testigo contó que lo vio en el piso moribundo. Su familia denunció desde un primer momento que la bonaerense lo hostigaba porque no quería robar para ellos. La sombra del encubrimiento policial no se despejó con la aparición del cuerpo.
De acuerdo a la causa que se tramitó en el Juzgado de Instrucción 16 de la Ciudad de Buenos Aires, a Luciano lo enterraron como NN el 11 de mayo de 2009 en el cementerio de Chacarita. Los restos todavía no fueron exhumados. Por lo que se cree que será la primera disposición de la Justicia.
Según la versión policial, el primer día de febrero de 2009 un auto atropelló a Luciano en la vía rápida de la General Paz, en el cruce con Emilio Castro. Fue frente a una garita de la policía. El adolescente iba de provincia hacia la Ciudad de Buenos Aires, pero atravesaba la autopista por un lugar que los peatones no usan para cruzar. De acuerdo con el expediente, el joven de 21 años que lo chocó fue el que dio el aviso a la policía cuando llamó al 911.
A las 3.21 de la mañana una ambulancia del SAME llevó a Luciano hasta el Hospital Santojanni. Lo operaron y ya fuera del quirófano, murió a las 8 de la mañana de ese día. Su madre lo fue a buscar a ese mismo hospital. En la recepción le dijeron que había entrado un chico atropellado pero que no sabían nada de su hijo. Ella siguió buscando en otros hospitales, salitas y comisarías.
La autopsia que le hicieron en el Hospital Santojanni estimó que el chico encontrado tenía entre 25 y 30 años. El informe detalla que el cuerpo del joven, entonces NN, presentaba traumatismos en la cabeza, un brazo, el torso y los tobillos, que las lesiones se habían debido al accidente de tránsito y que por ellas había fallecido.
Las pericias que se hicieron al vehículo arrojaron que en el momento del impacto el auto iba a menos de 80 kilómetros. El conductor, que vive en Monte Grande, no tenía alcohol en sangre.La causa se tramitó como homicidio culposo. La fiscal Marcela Sánchez pidió el sobreseimiento del joven y la jueza porteña Laura Bruniard hizo lugar al pedido.
Cómo lo identificaron
En julio los jueces de la Sala IV de Casación Penal le pidieron a Salas que hiciera todos los esfuerzos para resolver el caso. En su fallo citaron al "caso Bulacio" y el "derecho de la víctima y sus familiares a saber la verdad". En octubre lo encontraron. Fue a través del cotejo de las huellas de Luciano registradas en 2008 en otra causa penal y los registros de la Policías Científica.
Por pedido del Juzgado, el Ministerio de Seguridad encomendó al equipo de dactilóscopos de la Policía Federal que revisara sus archivos generales. No encontraron coincidencia. Usaron el sistema de software AFIS (Automated Fingerprint Identification System) que permite el cotejo masivo de huellas digitales y tampoco hallaron nada. Por último, repasaron los libros matrices de la Policía Científica donde se registra el trabajo cotidiano. Ahí, se dieron cuenta que en febrero de 2009, fecha de la desaparición del joven, habían trabajado en la mesa de cadáveres con tres NN. Uno de ellos podía ser Luciano. El martes el equipo de la Dirección de Derechos Humanos, que dirige Natalia Federman, consiguió una fotocopia de las huellas que le habían tomado a ese cadáver. El jueves los especialistas dieron los resultados: se trataba del joven de 16 años.
La sombra del encubrimiento policial no se despejó con la aparición del cuerpo. La familia denunció desde un principio que la bonaerense hostigaba a Luciano porque no quería robar para ellos. Además, la noche de su desaparición al menos dos jóvenes detenidos contaron que lo vieron en el destacamento de Lomas del Mirador. Estaba el piso moribundo. Lo habían golpeado. El registro de entradas de esa dependencia policial fue adulterado: tenía borrones, tachaduras y enmiendas con corrector. Otras pericias demostraron que Luciano estuvo en un descampado cercano esa noche
Por la desaparición de Luciano fueron acusados ocho policías que estaban de guardia la noche del 31 de enero de 2009. Los policías fueron desplazados en 2013, aunque nunca llegaron a ser procesados.