Graciana Peñafort, una de las mujeres que representó al Estado en la audiencia pública en la Corte, dice que a cuatro años de la sanción de la Ley de Medios el balance es positivo. "Se generó un debate profundo sobre las instituciones democráticas y la libertad de expresión".
Varias mañanas por semana Graciana Peñafort lee los diarios y sale a la microesfera pública tuitera para responder a los periodistas que escriben notas sobre la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual (LSCA). Hoy, en el cuarto aniversario de la sanción de la LSCA, cumplió con el ritual. “Si querés escribir una nota sobre una ley léela, y si no estás de acuerdo no repitas argumentos que no son ciertos”, dice Peñafort. Y agrega: “Yo creo que sobre esta ley se han dicho demasiados eslóganes, demasiados lugares comunes, y pocos argumentos. Hay gente que respeto mucho, sobre todo académicos que estudian el tema, que dan un punto de vista crítico que es válido. Lo que me preocupa, y por eso me tomo ese trabajo diario, es que se repitan eslóganes y falsedades. Me parece complejo que se tergiversen los hechos y sobre todo hechos normativos, cosas que están escritas en una ley”.
Peñafort fue parte del equipo jurídico que representó al Estado Nacional el 29 de agosto pasado en la audiencia pública que la Corte Suprema convocó para escuchar a las partes antes de decidir si los artículos 41, 45, 48 y 161 son constitucionales. Casi cinco años antes de esa mañana en la que se hizo conocida para los televidentes, integró el equipo de trabajo que convirtió una demanda de amplios sectores de la sociedad argentina en el proyecto de ley que después fue aprobado, con modificaciones, por el Congreso nacional.
Hay varias aristas por las que se puede hacer un balance del proceso que se abrió a mediados de 2008 cuando la reforma de la ley 22.285 empezó a ser una posibilidad. “Yo pienso que ese balance es positivo en primer lugar porque implicó un debate profundo en el seno de una sociedad que reflexionó sobre la importancia de las instituciones democráticas y la libertad de expresión. Que aun sigamos debatiendo es el primer logro que nació al calor de esa discusión. Y es un logro porque nos permite rescatar la política como manera de resolver los conflictos en democracia”, dice Peñafort. “Lo que pasó con la LSCA es una muestra patente de la historia argentina: los ciudadanos y el Estado dispuestos a dar un debate y los sectores concentrados de poder dando la discusión en los pasillos de otros sectores de poder”.
En un balance más puntual sobre la implementación de la ley, Peñafort agrega: “Está vigente. Nos decían que nunca iba a tener vigencia, que no se iba a poder a aplicar, y se aplica. La Afsca funciona, el Consejo Federal de la Comunicación Audiovisual funciona, la Defensoría del Público funciona. Hay nuevos actores, hay nuevas voces. Yo soy optimista con el grado de implementación. Hay un sentimiento de obligatoriedad, de que la ley tiene que cumplirse y hay una enorme cantidad de desafíos que son fruto de haber sancionado la ley. El pueblo argentino está dando una lucha por la pluralidad de voces y el obstáculo son los poderes concentrados”.
Una crítica que se repite a la LSCA y que se escuchó durante las audiencias en voz de los amicus del Grupo Clarín es que la norma “nació vieja” porque no aborda la cuestión de la convergencia. Es decir, que regula la radio, la televisión abierta y por suscripción pero que no avanzó en la regulación de los servicios de internet.
“Lo primero que le diría a los que dicen que la ley nació vieja es que están peleando para que esa ley se derogue y volvamos a una ley que ¡es más vieja!, una ley fosilizada. La LSCA tiene las mejores y más modernas prácticas en libertad de expresión. Creo que hay que dar un debate sobre la convergencia tecnológica y que la LSCA es una base para eso. Porque ese debate tiene que ver con cómo se incorporan las tecnologías en forma plena, con ampliar la base de acceso y no asegurar más rentabilidad a las empresas concentradas”. En este sentido Peñafort señala que “en forma previa a regular la convergencia hay que desconcentrar porque si no estaríamos habilitando la convergencia en un universo concentrado y, justamente, no se trata de combatir un oligopolio con otros.”
Las dos jornadas de audiencias en la Corte Suprema marcaron un pico en el interés público en la discusión sobre la LSCA. Allí se escucharon los argumentos del Grupo Clarín y del Estado nacional.
Peñafort analiza que la realización misma de la audiencia es un ejemplo de lo que la LSCA pretende: “Un poder del Estado decidió que esa audiencia se transmitiera en vivo. Quien no tenía demasiado interés podía ver la transmisión sesgada de TN, pero gracias a que un poder del Estado actuó el que quisiera podía ver la audiencia en su totalidad. Eso es lo que pretende la LSCA, el Estado actúa para garantizar el acceso a las fuentes de información”.
El fallo de la Corte en el litigio entre el Grupo Clarín y el Estado se acerca y las especulaciones son muchas, todos los días se escribe alguna línea con trascendidos o especulaciones. “Yo tengo una enorme esperanza. Creo que este fallo es tan trascendente en términos democráticos que me cuesta mucho pensar que la Corte le pueda dar la espalda a eso”, dice Peñafort.
Pero si hubiera que pensar las consecuencias que tendría un fallo favorable a Clarín, Peñafort enumera: “La primera consecuencia es que avalaría el proceso de concentración más grande de la región. Argentina no cumpliría ningún estándar de libertad de expresión de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, el Estado argentino incumpliría en garantizar la libertad de expresión de los ciudadanos porque la desconcentración es una herramienta inescindible de ese derecho. Eso sería una importante derrota para la democracia. En realidad, no sería una derrota, sería un nuevo obstáculo porque seguiríamos militando. Es un debate demasiado importante para que quede trunco”.