“Hoy se cumplen 36 años del operativo de secuestro de mi papá. Estábamos en la vía pública, cruzando una barrera y un hombre se le tira encima a mi papá. Había otros hombres. A pesar de mi corta edad –tenía tres años- yo les decía que quería irme con mi papá. Momentos después, lo vi inconsciente en un auto”, declaró angustiada Eva Victoria Marín esta mañana ante el Tribunal Oral Federal N°3 que juzga crímenes de lesa humanidad ocurridos en la ESMA durante la última dictadura militar. La mujer presenció también el secuestro de su madre. Hoy también testimonió su hermano Pedro Manuel. Los hermanos fueron solos al juicio, sin familiares ni amigos que los acompañasen.
El juicio comenzó a fines de noviembre del año pasado. Tiene 68 imputados, entre ellos Jorge “Tigre” Acosta, Carlos Capdevila, Alfredo Astiz y Ricardo Cavallo. Hoy Cavallo fue el único de los acusados que presenció la audiencia. Es uno de los pocos que está siempre, ensimismado, anotando todo en su notebook.
Francisco Marín y María Cristina Solís militaban en Montoneros y eran delegados en el diario La Nación. Él tenía 32 años cuando murió y ella 28 cuando fue secuestrada por un grupo de tareas.
Eva Victoria Marín es hermana mayor de Pedro Manuel, que también declaró hoy en Comodoro Py. Los hermanos perdieron a su abuelo materno, Pedro Solís, y a sus padres durante la dictadura. Los crió su abuela materna, Rosa González de Solís, que participó activamente en Madres de Plaza de Mayo y falleció en 1995.
El 15 de mayo de 1977, Francisco se dirigía a una cita con su hija. Cuando vio el operativo, se tomó una pastilla de cianuro. Eva Victoria vio todo. A ella y al cuerpo de su padre los llevaron a la ESMA. La sobreviviente Marta Álvarez declaró en el juicio que vio el cadáver de Marín en la ESMA. Y que ahí también vio a Eva Victoria. La nena tenía consigo una tarjeta con la dirección de sus abuelos maternos. Francisco sabía que existía la posibilidad de que los atrapen y por eso los hijos siempre tenían entre la ropa la tarjeta identificatoria. Los marinos la llevaron con sus abuelos maternos.
Nueve meses antes, el 28 de agosto de 1976, un grupo de tareas había irrumpido en la casa de los abuelos de Eva Victoria y Pedro Manuel. “Mi abuelo había firmado la garantía de alquiler del departamento de mis padres. Por ese dato lo vinieron a buscar. Para que diera información de mis padres. Pero él no sabía. Mis padres eran perseguidos desde 1975 por su militancia y se mudaban constantemente”, dijo Eva Victoria. El abuelo tenía 76 años y era jubilado de la Policía Federal. Se lo llevaron de la casa de la calle Pinto, en el barrio porteño de Saavedra. Por testigos, la familia supo que estuvo en la ESMA. Nunca más lo volvieron a ver.
Eva Victoria también estuvo presente en el momento en el que secuestraron a su mamá. “Era de noche”, dijo. El 10 de agosto de 1978, en una casa clandestina que se presume ubicada en la ciudad de Buenos Aires, hombres armados ingresaron al domicilio de María Cristina. Estaba con sus dos hijos. “Recuerdo a mi mamá muy nerviosa y mi hermanito, que tenía dos años, lloraba mucho”, contó Eva Victoria, con la voz quebrada. Ella era una nena de cuatro años y sus últimos recuerdos de su madre son borrosos pero intensos. Tuvo que suspender unos instantes su relato y tomar agua. Su hermano, hoy de 37 años, la veía declarar a través del vidrio.
“Nos llevaron a un lugar que luego supe que era la ESMA. Nos separaron de mi mamá y no la vi nunca más”. Eva Victoria estuvo dos veces en la ESMA y por segunda vez la regresaron al domicilio de su abuela. “Nos dejaron en la puerta de la casa. Era de noche. Éramos dos pulguitas de dos y cuatro años”.
Pedro Manuel declaró lo poco que le contó su hermana y lo que se fue enterando a lo largo de los años. “Estuve en la ESMA cuando tenía dos años, el día que secuestraron a mi mamá. Leí testimonios referidos a mis padres en el libro Nunca Más. Ellos se conocieron en la Facultad de Ciencias Exactas, estudiaban física”.
Eva Victoria contó que en el libro “Con vida los queremos” leyó que sobrevivientes y militantes hablaban de sus padres. “Me reuní con algunos, hablaban con mucha admiración de ellos. Me contaban del trabajo social que hacían, enseñaban en villas. Para mí fueron mis padres”, dijo al borde las lágrimas.
Cuando terminó la audiencia, un hombre se acercó a Eva Victoria y le dijo: “Tu mamá era mi responsable política. Los quería tanto a tus padres”. Y la abrazó como se abrazan los amigos que hace tiempo que no se ven. “Cuando tenías meses tu papá te llevaba al cine. Estaba convencido que te iba a gustar, aunque no pudieras entender”. Eva Victoria no lo sabía.