Infojus Noticias

El financista Miguel Ángel Graffigna y el empresario Alfredo Pesquera se conocían, tenían vínculos económicos y habría sido por una deuda de 50 mil dólares o pesos que Graffigna le exigía a Pesquera que este terminó matándolo el  8 de junio pasado. Cuando la investigación se orientó hacia él, el empresario se pegó un tiro con el misma arma con la que habría asesinado a Graffigna.

La tarde del sábado en Saavedra, con el hallazgo del cuerpo de Pesquera comenzó a cerrarse la investigación del crimen de Graffigna encabezada por la fiscal Paula Asaro.

Fuentes judiciales afirmaron a la agencia Télam que 42 días antes de ser asesinado, Graffigna le había exigido a Pesquera el pago de 50 mil pesos o dólares y la entrega de un departamento, dirigidos a saldar una deuda con una persona llamada “Jorge”.  La información  se desprendió del análisis de los mails que ellos intercambiaron entre abril y mayo de este año.

"Hola Alfredo. No falles y hoy enviá los 50 mil al club. Y que se los entreguen a Pablo. La semana que viene entregas el departamento, yo te aviso. Juntá los 9.500 para las entregas. Abrazo", escribió Graffigna el 26 de abril en un mail que envió a Pesquera.

Apenas un día después volvió sobre el mismo punto:

"Y Alfredo??? Nosotros estamos volviendo. No hagas que Jorge llegue al club y no esté la plata".

El 14 de mayo fue Pesquera quien le escribió a Graffigna:

"Hola Miguel. Tengo la plata que me prestaste el jueves. Si querés mañana antes de las 13 paso y hablamos personalmente dos temas más. Cheque y Berisso. Quiero que me veas una empresa. Saludos".

Para Asaro no hubo dudas de que el móvil del crimen de Graffigna fue “el cobro de una deuda monetaria”  y por eso pidió la detención de Pesquera. Además, el GPS del auto de Graffigna marcaba como anteúltimo destino la dirección de una propiedad en la calle Tronador, adonde vivía Pesquera.  

Asaro también explicó a través de un informe que fue difundido por el sitio Fiscales, que la sospecha se vio fortalecida con el testimonio del padre de Graffigna, también de nombre Miguel Ángel y de Carolina, la última pareja del financista.

Graffigna padre declaró que su hijo trabajaba como “asesor financiero” y que se dedicaba a la gestión de tarjetas de créditos, préstamos y cuentas corrientes. Fue también él quien explicó a la justicia que su hijo trabajaba para el boxeador “Acero” Cali, cuyo nombre de pila es Jorge y para Pesquera y que este le debía dinero a Cali y que él debía cobrarla.

Carolina, que en realidad se llama Daniela Alejandra López, fue la última pareja de Graffigna, quien tenía un pasado sentimental tan controvertido que las primeras pistas de la investigación también fueron en este sentido. Ella dijo ante la justicia que el financista trataba de que “Pesquera pague” y que en un momento se refirió a él diciendo: “Este boludo le debe plata a Cali”.

El mismo arma

Ayer los peritos de la división científica de la Policía Federal Argentina (PFA) establecieron que Graffigna fue asesinado con la misma arma, marca Tanfoglio, calibre .40 con la que se suicidó Pesquera y que fue encontrada junto a él en su camioneta de lujo.

Así Asaro pudo confirmar cuál fue el arma que terminó con la vida del financista.  Hasta ahora no había sido hallada y se suponía que podía ser una Glock del mismo calibre, que él había comprado días antes de su muerte.  La misma división de la PFA encontró los restos de pólvora en la mano de Pesquera confirmando así que se trató de un suicidio, como se sospechó desde el primer momento.

Otro round

Alfredo Pesquera se hizo conocido en junio de 2000 por el ser el conductor de una camioneta Chevrolet Blazer que la madrugada del 24 habría “cerrado” el paso de la Ford Explorer que conducía el cantante Rodrigo Bueno, quien murió junto a Fernando Olmedo, hijo del humorista rosarino. Pesquera  fue a juicio por el caso y fue absuelto por un tribunal quilmeño que consideró que el accidente se había producido por una mala maniobra de Bueno.

Durante aquel debate oral y público, que se realizó en el año 2001, Pesquera fue defendido por el abogado penalista, Fernando Burlando. Fue con él con quien Pesquera cruzó varios mails antes de morir. En ellos Pesquera le había dicho que no estaba listo “para otro round”, en referencia al conflicto judicial que se le avecinaba luego de que el juez Javier Ríos aceptara el pedido de captura realizado por la fiscal Asaro.