El empresario murió entre las 22 del viernes y la madrugada del sábado. Encontraron pólvora en sus manos por lo que se cree que fue un suicidio. Tenía un pedido de captura por el crimen del financista Miguel Angel Graffigna. Ambos eran parte de una trama que no tiene nada que envidiarle a cualquier policial negro.
El arma que tenía en su mano derecha el empresario fallecido Alfredo Pesquera, cuyo cadáver fue encontrado el último sábado, es la misma que fue utilizada para asesinar al financista Miguel Angel Graffigna en Villa Ortúzar en junio último, informaron fuentes judiciales. Entre las 22 del viernes y las 4 del sábado un disparo calibre 40 terminó con la vida del empresario Pesquera. La justicia trabaja para determinar si ese balazo lo disparó él u otra persona. La investigación está a cargo de las fiscales del distrito Núñez- Saavedra, Cristina Camaño y Claudia Katok. Los peritos de la Policía Federal hallaron rastros de deflagración de un disparo de arma de fuego en la mano derecha por lo que se robustece la hipótesis del suicidio.
Además, los peritos le entregaron esta tarde a la fiscal María Paula Asaro - que investiga la muerte del prestamista Miguel Ángel Graffigna- el resultado del peritaje balístico realizado entre la pistola calibre.40 que portaba Pesquera al momento de ser encontrado muerto dentro de su camioneta importada BMW X6 negra, y la vaina encontrada dentro del auto Peugeot RCZ de Graffigna.
El viernes el juez Javier Ríos dio lugar al pedido de detención de Pesquera pedido por Asaro. Los datos del GPS del auto del financista, los cruces telefónicos, de mensajes y un pelo hallado en el auto de la víctima llevaron la investigación hacia Pesquera.
El GPS de Graffigna marcaba como último destino, antes de detenerse donde apareció muerto, una casa anterior de Pesquera en la calle Tronador. La hipótesis de los investigadores es que el financista administraba negocios del luchador, Jorge “Acero” Cali y que como Pesquera le debía dinero le propuso que para saldarla aportara dinero para un espectáculo que Cali montaría en el Luna Park. La sospecha es que Pesquera se negó a desembolsar ese dinero y que cuando se lo comunicó a Graffigna surgió una discusión que terminó con el financista muerto con la Glock que acababa de comprar. El calibre es el mismo que el del arma con que murió Pesquera.
La mujer de Pesquera declaró que horas antes de su muerte él le pidió que se fuera de la casa con el hijo de ambos, porque no quería que el chico lo viera cuando se lo llevaran preso. La mujer armó un bolso y se fue de la casa de la calle Ramallo al 3300 en el barrio de Saavedra. La familia se había mudado hace poco más de tres meses ahí y el lugar no había sido allanado por la justicia ya que no tendrían constancia de este domicilio. La mujer dejó la casa alrededor de las 21.
Según confirmaron fuentes judiciales a Infojus Noticias, el cuerpo del empresario fue descubierto en la tarde del sábado por un amigo suyo que estaba acompañado por el abogado particular de Pesquera –de apellido Godoy- y una vecina. Como no lo encontraban por ningún lado se acercaron a la camioneta para ver si había dejado algo en su interior. Cuando el amigo se apoyó contra el vidrio, que era polarizado, por lo que no dejaba ver a priori el interior del vehículo, pudo distinguir la figura de Pesquera sentado en el asiento trasero, detrás del espacio del conductor. Tenía un arma Tanfoglio calibre 40 sobre sus piernas y un disparo en la sien derecha.
También en el transcurso del día de hoy se comenzará a trabajar sobre los teléfonos de Pesquera, que fueron encontrados en la escena del crimen. La idea es ver, entre otras cosas, si hubo algún tipo de instigación al suicidio.
El abogado Fernando Burlando defendió a Pesquera en el año 2000, cuando se lo acusó de haber provocado el accidente en el que perdió la vida el cantante cuartetero Rodrigo Bueno y el hijo de Alberto Olmedo, Fernando, aseguró ayer que el viernes por la noche intercambió varios mails con Pesquera. En ellos el empresario le aseguraba que no estaba preparado para otro “round” en referencia al conflicto judicial que se avecinaba. Burlando afirmó que en ningún momento le dio la sensación de que Pesquera fuera a tomar la decisión de matarse.
Para los investigadores de la fiscalía de Saavedra, el empresario es la víctima por lo que no se lo investiga. Eso sigue en manos de la fiscal Paula Asaro y su equipo.
Las sospechas
La investigación de la fiscal Paula Asaro sobre el crimen del financista Miguel Ángel Graffigna llevó seis meses y fue compleja desde el comienzo. Graffigna apareció con un disparo en el cráneo la mañana del sábado 8 de junio en su Peugeot último modelo en el barrio de Villa Ortúzar. Las mujeres con las que se había relacionado, su pasado swinger y su prontuario fueron algunas de las pistas sobre las que debió ir trabajando la justicia hasta que pudo llegar al pedido de captura de Alfredo Pesquera, el viernes pasado.
Las mujeres de Graffigna fueron una de las primeras pistas sobre las que se indagó. Por un lado estaba Romina Iddon Silva, su ex esposa ycon quien tenía una hija de ocho años, y un pasado turbulento. Otra era María Laura Aráoz, pareja de Graffigna entre 2010 y 2011, que habría quedado obsesionada con el financista por cuestiones “pasionales”. Tanto que, según fuentes del entorno de la víctima, la chica y su padre “fueron a la casa de Carolina (actual novia de Graffigna), le robaron todo y se la llevaron unas horas en la camioneta de él", agregó la fuente. Además, están sus negocios: nadie sabe muy bien a qué se dedicaba y en los últimos cinco meses había movido cheques por un valor cercano al millón de pesos.
Tan complejo como su presente sentimental era el pasado de Graffigna. En una denuncia que radicó en la Justicia el 11 de febrero de 2009, Iddon Silva dijo que temía que Graffigna la “descuartizara”. Que la sometía a presiones psicológicas y físicas, y que la había empujado por las escaleras, estando embarazada de su hija. Y que había sido obligada, presionada, para firmar un acuerdo para darle la tenencia de su hija, el 4 de septiembre de 2008.
Iddon Silva dejó a Graffigna cuando ambos se habían mudado a México y ella bailaba en un table dance de nombre Pompeya, en el DF. Allí empezó a salir con un pediatra. Fue Graffigna el que, luego de las desventuras del amorío, la denunció ante la justicia argentina.
A principios de 2011, Iddon Silva fue detenida por el fiscal Fernando Cartasegna por un crimen de 2004: una pareja swinger asesinada en una casa quinta de Villa Elisa, una zona de recreo en las afueras de La Plata. Las víctimas eran Nicolás de Souza, hijo del dueño de una galería de arte, y Antonia Zárate, su novia paraguaya.
La mujer dijo que Graffigna había sido el autor del crimen. Que había ultimado a De Souza con un bate de beisbol y luego había asfixiado a Zárate. Detuvieron a Graffigna. El fiscal no pudo comprobar nada: el bate no tenía rastros de sangre y era más nuevo que el crimen. “Faltaron pruebas en la escena, y los dos testigos que me probaban el conocimiento previo entre la pareja de imputados y la de los asesinados, se desdijeron”, dijo a Infojus Noticias Cartasegna.
Grafiggna cambió cuatro veces su abogado. El último, Casorla Yalet, le aconsejó que declarara. Grafiggna dijo que el día anterior al doble crimen había ido al cumpleaños de su sobrina, y el día siguiente, el domingo 22 de agosto de 2004, a una carrera de autos en Olavarría. Las pruebas que aportaba para probarlo eran muchos testigos. El juez de Garantías platense Guillermo Atencio consideró que no había pruebas en su contra y lo sobreseyó. La causa quedó impune.