La defensa del cura sostiene que no existe riesgo de fuga y que la sentencia no está firme porque la Corte Suprema debe resolver un recurso extraordinario. “Durante el proceso se fugó en dos oportunidades", criticó el abogado querellante.
Julio César Grassi, el cura preso con sentencia firme –según la Suprema Corte de la provincia de Buenos Aires- por abuso sexual agravado y corrupción de menores, no se resigna a la cárcel. A través de su abogado defensor, Rodrigo González, presentó un recurso de Habeas Corpus ante la Cámara de Casación bonaerense pidiendo su libertad.
El escrito se apoya en dos puntos: que no hay riesgo de fuga y que la condena aún no está firme. “No está firme porque lo único que le da firmeza a una sentencia es el agotamiento de toda la faz recursiva. Ahora hay un recurso extraordinario que debe tratar la Corte Suprema de la Nación”, explicó González a Infojus Noticias. Por otro lado, consideró que el riesgo de fuga está descartado porque “Grassi se sometió a todos las medidas de que dispuso la justicia. Él tenía una medida alternativa a la prisión preventiva, y la mantuvo, asique riesgo de fuga no hay”, expuso el defensor del cura.
Juan Pablo Gallego, el abogado querellante durante los once años que duró el proceso, consultado por Infojus Noticias negó ambos puntos. “Durante el proceso Grassi se fugó en dos oportunidades cuando se dispone su detención originaria y están en el expediente, la última del canal 9 de televisión cuando estaba dando una entrevista y lo va a buscar la policía, se escapa en el baúl de un auto”. Además, apunta Gallego, violó la prohibición de entrar a La Fundación Felices los Niños y de referirse públicamente a las víctimas.
Respecto de la firmeza del fallo, “quien evalúa la procedencia del recurso ante la corte nacional es la corte provincial, que dijo que no hubo violaciones de garantías judiciales y constitucionales y no hay posibilidad de agravio federal”, explicó Gallego. “Como posibilidad, puede que la Corte Nacional lo considere y lo declare procedente, le de curso, pero de entrada los presupuestos de los que parte son falsos”.
Tampoco es la primera vez que el sacerdote condenado por abuso sexual de menores presenta un habeas corpus. Hace un año y medio, cuando le fue dictada la prisión domiciliaria, su defensa interpuso la misma figura alegando que no había sentencia definitiva, y planteando la necesidad de poder ejercer el sacerdocio. Aquella vez no prosperó. “Antes era inaplicable, pero ahora que recorrió todas las instancias y hay una decisión firme es un absurdo jurídico absoluto”, consideró Gallego. El abogado que querelló durante doce años al cura de Morón, cree que la presentación ni siquiera será tratada. “Grassi no es una persona de quien se desconozca su paradero, y no está en una situación ilegal. Es una persona con condena firme que lo único que le queda por hacer es cumplirla. Sino todos los presos presentarían habeas corpus. Es una herramienta jurídica llevada al absurdo”.
Grassi fue condenado en 2009 a quince años de cárcel por abuso sexual agravado “por resultar sacerdote, encargado de la educación y de la guarda del menor víctima, reiterado en dos hechos, en concurso real entre sí, que a su vez concurren formalmente con corrupción de menores agravada”. Estuvo durante cuatro años en libertad, disfrutando de un régimen de libertad vigilada a pesar de que el fallo había sido ratificado en dos instancias. El 7 de octubre pasado, cuando lo confirmó, el sacerdote fue detenido y trasladado al Penal de Campana. “Todo condenado con muchos recursos económicos va a seguir intentando”, concluyó Juan Pablo Gallego.