La Justicia busca establecer si existen lazos que vinculen la causa del incendio en el conventillo donde murieron dos hermanitos, con la del hombre que apareció baleado en su auto. Los vecinos hablan de un enfrentamiento entre bandas. La policía, de ladrones.
Los vecinos lo encontraron muerto adentro de su Citroën C3 gris, sobre la calle Olavarría al 800, a pocas cuadras del conventillo que se incendió hace una semana en La Boca y donde murieron dos niños. Se llamaba Maximiliano, tenía 29 años y el domingo a la noche había discutido fuerte en el barrio. Después, unos hombres lo habían seguido en dos motos y le dispararon a sangre fría. Siete tiros certeros. “Maxi” ni siquiera atinó a sacar el arma que llevaba encima. Sus pertenencias quedaron intactas en el interior del vehículo. Para los testigos no se trató de un robo violento. La Justicia investiga las conexiones de este crimen con el incendio de la semana pasada. Los vecinos hablan cada vez más fuerte de narcotráfico.
En rigor aún no se conoce el motivo del crimen. La policía trató de instalar la versión de que Maxi formaba parte de una banda que se dedicaba al robo de casas y se había quedado con parte del botín. Sin embargo, la Justicia trabaja para encontrar posibles lazos entre el asesinato de Maxi y las llamas de la calle Carlos Melo donde perdieron la vida dos hermanitos de 9 y 11 años.
La causa que investiga este tercer homicidio recayó en la fiscalía descentralizada de La Boca, a cargo de Susana Calleja. La fiscal estuvo ayer en el lugar donde apareció muerto Maxi, antes de llegar a las vías. Según trascendió desde su fiscalía, está en contacto con Juan Andrés Necol -de la Fiscalía de Instrucción N° 11-, que entiende en la causa del incendio.
Hasta la semana pasada Necol avanzaba sobre la hipótesis de que el incendio había sido intencional. Esa hipótesis es cada vez más firme: "Recibimos los informes parciales de las cámaras de seguridad y estamos esperando las pericias del siniestro, pero todo indica que fue intencional", dijo el fiscal. "Estoy en contacto permanente con la Fiscalía descentralizada de La Boca para evaluar una posible conexión entre esta causa y la del crimen de la calle Olavarría", agregó Necol. En esta causa todavía no hay ningún detenido.
El relato de los vecinos del conventillo de la calle Melo coincide en que el domingo 13 escucharon primero un tiroteo, después el estallido de una bomba molotov, y al final, el fuego. Las llamas alcanzaron dos conventillos sobre la calle Carlos Melo al 500 –uno en el 580 y otro en el 586-. Uno de ellos iba a ser desalojado en dos meses. La situación habitacional precaria se repite en decenas de las viviendas multifamiliares del barrio.
Los vecinos de La Boca miden sus palabras. Hablan lo justo, lo mínimo indispensable. A los principales interrogantes responden con una palabra, sin precisar detalles: narcotráfico. Si se les pregunta por el incendio o por el hombre que apareció muerto, arriesgan que la tragedia del barrio empezó con una pelea entre bandas.
Los más miedosos quieren convencerse de que no saben nada. La mayoría de los vecinos consultados por Infojus Noticias cree que se trató de un ajuste de cuentas. Los testigos más osados dicen que “Maxi” fue quien supuestamente arrojó la bomba molotov el domingo 13 a las 7 de la mañana. Otros dicen que fue alguien de su misma banda. Para los vecinos se trataría de narcos -para la policía, de ladrones-. Por eso dicen que su asesinato es una venganza por la muerte de los hermanitos.
La palabra venganza rebota en las calles cercanas a Caminito desde el miércoles. Cuando el barrio se preparaba para velar a los dos niños muertos en el incendio, y las once familias sin hogar reclamaban asistencia al Gobierno de la Ciudad, algunos vecinos aseguran haber escuchado a un hombre. Juraba venganza por la muerte de los chiquitos: “Esto no va a quedar así”.
Un día antes del velorio también se había producido un incendio en otro conventillo, aunque en esa oportunidad todos los testigos aseguran que fue accidental.
Entre los vecinos hay preocupación por la emergencia habitacional y por la problemática del narcotráfico, principalmente. “Durante el día no pasa nada, es un barrio tranquilo. Pero por la noche todo se pone más denso. Los turistas son los que vienen a buscar drogas acá y por eso se dan estas disputas”, deslizó un comerciante de la calle Olavarría. En el barrio todavía hay esperanzas en que se esclarezcan los crímenes. “Lo único que puede parar esto es la Justicia”, dijo a Infojus Noticias un vecino que vive en un conventillo de la calle Suárez. Maximiliano Nenna, comunero de la comuna 2 de la ciudad de Buenos Aires, coincidió: “Desde el incendio hay un clima de tensión. Sólo la Justicia puede traer un poco de paz”.