Las dudas de una hija que "Nabo" Barreiro anotó como propia, nacida en 1978, motivaron una denuncia y una investigación judicial. Hoy está en la Fiscalía 5 y en el juzgado de Lijo. Cuando le iban a hacer una prueba de ADN, la mujer reaccionó arrojando su ropa interior.
Horas después de aportar a la justicia una lista con la supuesta localización de fosas e información sobre víctimas del centro clandestino La Perla (Córdoba), Ernesto Guillermo Barreiro negó que en Córdoba hubiera existido un plan sistemático de robo de hijos de desaparecidos. “No hay ni niños nacidos en cautiverio ni niños apropiados en Córdoba", dijo en declaraciones radiales el mismo represor sospechado de la apropiación de una bebé nacida en 1978, inscripta como su hija. El caso se empezó a investigar este año en el juzgado federal de Ariel Lijo. Recientemente, el juez envió un exhorto a España para acceder a muestras de ADN que esa mujer se realizó, por motus propio, en ese país.
“Ella empezó a tener dudas sobre cuál era su verdadera identidad e hizo averiguaciones sobre el tema, pero todo de manera informal al principio”, reveló a Infojus Noticias una fuente judicial. Esas averiguaciones llegaron a Abuelas de Plaza de Mayo, que denunció el caso ante la Unidad especializada para casos de apropiación de niños durante el terrorismo de Estado, a cargo de Pablo Parenti. En esa dependencia se hizo una investigación preliminar. Hoy la causa está en el juzgado Federal N° 4, a cargo del juez Lijo y de la Fiscalía N° 5 de Gerardo Pollicita.
"Se hizo la denuncia, es sólida, es seria, y el paso ineludible era hacer el test de ADN", dijo Lijo en declaraciones al programa Guetap de radio Vórterix.
El escándalo en Comodoro Py
El juez ya había ordenado un allanamiento en la casa de la joven, pero las muestras que se pudieron extraer de sus objetos estaban “contaminadas” para impedir el procedimiento. En el transcurso de la investigación, el juzgado reunió suficiente prueba como para llegar a una instancia definitoria: la extracción de sangre. Tras cumplir con todos los pasos que se establecen en estos casos, en septiembre pasado la mujer fue citada a una audiencia.
La joven llegó a los tribunales de Comodoro Py acompañada por Ana Delia Maggi -la esposa de Barreiro- y su abogada, y se mostró predispuesta a hacerse el examen. En el despacho, Lijo le explicó cómo sería el procedimiento y le informó que estaban los profesionales de la CONADI y del Banco Nacional de Datos Genéticos. Cuando llegó el turno de ir hacia el lugar donde la esperaban los profesionales del equipo médico, “se sacó la ropa y salió corriendo sin dar tiempo a nada. Tiró la bombacha y se fue”, explicó entonces una fuente judicial a Infojus Noticias. Ante la reacción de la joven fue imposible tomarle la muestra.
Afuera del juzgado la esperaba la esposa de Barreiro y otras mujeres defensoras de represores, que insultaron al magistrado. Una de ellas tenía una muda de ropa que le entregó a la joven. Para los que estuvieron ahí presentes, esto era el indicio de que se trataba de un acto premeditado. Apenas unos minutos después, aparecieron los carteles en las paredes. Decían: “juez prevaricador, socio del negocio de los DDHH, y el poder vindicativo K, responsable de la persecución a familiares de militares presos políticos” y “vayan a cazar narcos en lugar de sacarle la bombacha a las hijas de militares presos políticos".
Días después, en una entrevista por FM Identidad, la joven explicó: “la bombacha se la puse a una chica del CONADI en la cara, pero es una situación en la que uno se ciega (...) Me fui desnuda porque quería salir de ahí”, relató. En esa misma entrevista, se retractó: dijo que no tenía ninguna duda, ni sospecha acerca de que sus padres son Maggi, una acérrima defensora de los militares que actuaron durante la dictadura, y Barreiro.