Lectores para la Justicia nació como un proyecto de investigación en la UBA en 2009 gracias a la idea de un grupo de estudiantes y docentes de Derecho que quería conectarse con su deseo: unir la literatura a las leyes y hacer teoría desde la ficción.
En la novela “Las intermitencias de la muerte”, José Saramago narra un país sin nombre donde la muerte se toma vacaciones y las personas festejan, en un principio, la inmortalidad. “Después surgen algunas complicaciones, como los amontonamientos en los hospitales donde Saramago ironiza que las personas son como autos en un embotellamiento, porque las cosas sin la muerte se descontrolan”, dijo a Infojus Noticias Sandra Wierzba, directora de Lectores para la Justicia, un programa que articula la literatura con el Derecho en la Universidad de Buenos Aires.
Lectores para la Justicia nació como un proyecto de investigación en la UBA en 2009, con la idea de un pequeño grupo –una profesora y cuatro alumnos- que querían conectarse con su deseo: unir la literatura al Derecho y hacer teoría desde la ficción. No es lo más común en Derecho, pero sí en otras ramas académicas como los “estudios culturales”, cuando la literatura comenzó a estudiarse desde el foco de otras disciplinas como la sociología, la antropología y la filosofía, entre muchas otras.
El proyecto cuenta con una página web lectoresparalajusticia.org donde puede encontrarse, entre otras cosas, una biblioteca digital organizada de acuerdo a las diferentes ramas del Derecho y sus correlatos literarios. Así, “El beso de la mujer araña” de Manuel Puig se usa para ejemplificar el delito previsto por el artículo 144 del Código Penal: reprimir la imposición de tortura sobre una persona privada de su libertad. Y en “Las intermitencias de la muerte”, Wierzba teorizó el estado del Derecho en la salud de la Argentina. Otro de los estudios que se leen en la biblioteca es el cuento Emma Zunz de Jorge Luis Borges. Desde la óptica del Derecho Penal, a partir de la narración donde “sólo eran falsas las circunstancias, la hora y uno o dos nombres propios”, aparecen interrogantes como ¿Ampara el Derecho la realización de la llamada “justicia por mano propia”? ¿Qué relaciones pueden establecerse entre la verdad y la realidad?
“Crónica de una muerte anunciada” de Gabriel García Márquez sirve para explicar el Derecho Civil ya que, según el análisis, “todo el relato sugiere un conflicto entre el derecho positivo (normas jurídicas que castigan el delito de homicidio, e incluso la omisión culposa de evitarlo), y las costumbres de una sociedad, que valora de manera esencial la “honra” de las mujeres, asociada a su deber de llegar vírgenes al matrimonio”.
Para Wierzba, “los abordajes más tradicionales y ricos que hay en análisis de literatura y Derecho provienen de la Filosofía del Derecho, ya que los abogados y jueces no son por lo general de seguir esa línea de producciones. Creemos que existen tantas lecturas e interpretaciones como lectores y que la nuestra es una más”.
Para cambiar la tradición
De acuerdo a los datos provisionales del Censo de 2010, la Ciudad Autónoma de Buenos Aires cuenta con 2.891.082 habitantes. A su vez, según la información provista por el Colegio Público de Abogados de la Capital Federal, en la actualidad esta ciudad cuenta con 75.009 abogados matriculados activos. Del cruce de ambas informaciones, surge que en la Ciudad hay un abogado matriculado por cada 39 habitantes. . “Nuestra facultad es muy profesionalista y estamos en un momento en que debemos preguntarnos acerca del tipo de abogados que vamos a formar en base a las necesidades contemporáneas”, dijo Wierzba.
Otro de los motores que mueven a Lectores para la Justicia es cambiar la tradición de abogados litigantes de la Argentina. Con la idea de generar prácticas de lectura placentera desde antes de la formación académica, el proyecto trabaja en conjunto con profesores terciarios y secundarios, donde se experimenta con la literatura en materias como “Formación Ética y Ciudadana” sobre el cultivo de los valores. “Resulta más entretenido que trabajar con jurisprudencia. También estamos con proyectos de literatura infantil y juvenil donde analizamos cuestiones como el concepto de familia y laboratorios de traducción, donde se aprecia la importancia de las palabras al momento de cambiar de idioma”, contó Wierzba.
Lectores para la Justicia organiza una vez por año un Encuentro Interdisplinario al que asiste un escritor y a un profesional del Derecho y establecen vínculos entre las ramas. El primer año los invitados fueron la jueza de la Suprema Corte Elena Highton de Nolasco junto al escritor Mempo Giardinelli, otros escritores que asistieron fueron Guillermo Martínez y Liliana Bodoc.
Con el tiempo el proyecto dejó de ser exclusivo de estudiosos del Derecho y se sumaron personas ajenas a la profesión como ingenieros, sociólogos y profesores de enseñanza media. Para Wierzba ese es un gran logro: “Vemos la lectura de ficción como una forma de generar una formación universitaria más amplia, porque acercarse al derecho a través de la literatura permite incorporar lenguaje, referencias y volver más interactivo el aprendizaje”.