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Después de tres días de debate las necesidades de una reforma procesal penal ya no son una noticia. Todos en el Congreso Federal sobre Reformas parecieron estar de acuerdo en que debe reformarse el código inquisitorio y escrito, para pasar a uno acusatorio y oral. En otras palabras, nadie discute las bondades de una justicia rápida.

Marcelo Riquert, vicepresidente de la Cámara de Apelación y Garantías en lo Penal de Mar del Plata, dijo que "la discusión entre la escritura y la oralidad es una cuestión superada, pero una reforma es siempre un proceso complejo”. "Que el tema esté en debate es genial, pero el compromiso de cambio se pondrá a prueba cuando al juez tenga que tomar audiencia incluso fuera de su hora de trabajo", señaló Riquert, que también es presidente de la Asociación Argentina de Profesores de Derecho Penal.

José Masoni, que fue juez de Cámara porteño durante muchos años, dijo que "estamos viviendo en un mundo globalizado, insertos en él y esa es la estructura sobre la que estamos parados. Nos está influyendo de manera permanente. Esa cuestión no la puede ignorar el mundo operador del derecho".

Fernando Poviña, juez federal de Tucumán, llamó a leer la Constitución nacional para entender que Argentina tiene un modelo de base acusatoria. "Pero en la actualidad hay tiempos enormes que se pierden, porque se puede lograr una respuesta rápida para casos simples y mayor celeridad para los casos complejos", dijo. Y reclamó que para que las cosas funcionen más velozmente hay que "redefinir los recursos de impugnación". 

El defensor general alterno de la provincia de Chubut, Alfredo Pérez Galimberti pidió "la reivindicación del juicio", para el que es importante "no dejar de lado a los jurados". Galimberti dijo que "todas las reformas deben pensarse en función de la participación ciudadana" y que "pensar el jurado no es solo 12 personas tomando decisiones en una sala”. “Hay que pensar de forma integral, por ejemplo desde la arquitectura: ¿tenemos salas en donde quepan estas personas?, ¿tenemos jueces entrenados? En mi opinión, de ninguna manera".

"La vieja organización feudal estructurada en un juez con su corte de asistentes, en donde casi todos hacen un poco de todo y a veces todos hacen muy poco, ha desaparecido en mi provincia", dijo Daniel Erbetta, ministro de la Corte Suprema de Santa Fe. Y explicó el proceso de cambio: "Hemos desaparecido los juzgados y formamos consejos de jueces, sin empleados y sin despacho. Ahora los jueces esperan, a través de un sistema de turnos, que se les asigne el trabajo. Los jueces que intervienen en cualquier etapa del juicio y trabajan para resolver en audiencias públicas y orales que es lo que les asigna la Corte".

El juez de la Cámara Federal de Casación Penal, Alejandro Slokar, fue muy breve y claro en su exposición: "Muchas veces se pasa por alto que las leyes dan lugar a reclamos y que estos reclamos se toman por personas. Por eso hay que hacer un cambio estructural y general". También se refirió a la justicia preventiva, "donde lo normal es muy distinto a la norma y 7 de cada diez son presos sin condena y de ellos casi el 25 por ciento será sobreseído"

Roberto Falcone, juez de Cámara del Tribunal Oral en lo Criminal Federal de Mar del Plata, dijo para concluir que "el método inquisitivo establece como criterio de justicia la búsqueda de la verdad absoluta y total, y tiene como meta del proceso una verdad real, absoluta y monárquica. Eso no es funcional y se debe acabar pronto".

Hacia un nuevo proceso penal

El tercer panel del último día del Congreso Federal sobre Reformas Legislativas fue "Hacia un nuevo proceso penal. Experiencias comparadas". Dinámico y con varias referencias literarias contó con la presencia de Gabriela Vázquez, vocal de la Cámara Nacional del Trabajo; Pedro Bueno Figueroa, director del Ministerio Público de Chile; Cristian Riego Ramírez, ex director del Centro de Estudios de Justicia de las Américas; José Ignacio Cafferata Nores, jurista de la Agencia Internacional para el Desarrollo de EE.UU. y del PNUD. También Víctor Moreno Catena, catedrático de Derecho Procesal de la Universidad Carlos III de Madrid, España. Y Martín Antonio Sabelli, abogado especializado en derecho penal y ex defensor federal en San Francisco, EE.UU. y miembro del Comité de Selección Judicial del Colegio de Abogados.

Bueno Figueroa explicó que "en Chile el Estado Social de derecho tenía la pata coja, que era la falta de un código que tuviera en cuenta los derechos del acusado. Estaba la influencia del recuerdo de los años vividos con Pinochet, pero se llegó el consenso para la construcción de un código penal”.

Ramírez, también de Chile, señaló que "el gran desafío es que si se quieren promover proyectos de reformas judiciales, deben ser creíbles como proyecto de fortalecimiento. Y al mismo tiempo, convocar a los actores y lograr un proyecto que sea sólido y viable".  

Cafferata Nores habló de los juicios por jurado. "El jurado tiene esencialmente una valencia política que es el poder de juzgar y castigar a los ciudadanos". Con imágenes, en la que habló del "juradis dinosauris cordobes", con lo que arrancó risas en el público, aseguró: "Si los juristas argentinos tuvieran que hacer como los paleontólogos e ir al terreno, serían malos paleontólogos".

Cuando llegó su turno, Moreno Catena habló sobre la necesidad de un "proceso penal nuevo, ágil y eficiente”. “Tenemos que partir de que existen nuevos retos en la justicia penal porque hay delitos nuevos”.  Y resaltó que "la ciudadanía exige respuestas cortas. Las estructura del Estado social de derecho se han venido asentando y definiendo".

Sabelli, hijo de argentinos pero nacido en Estados Unidos, fue defensor público federal en casos de pena de muerte. Su ponencia fue una de las más celebradas por el público. "Quijote nos enseña que hay que ir despacio cuando uno está apurado. Apurados a veces no tomamos las mejores decisiones. Lo que se está  haciendo en Argentina son procesos muy difíciles pero logrables. Más logrables que las alternativas que han dejado que caiga en masa la justicia", dijo en referencia a lo que sucedió en otros países.

"Estos cambios son profundos y requieren un cambio mental. También hay que modificar las formas de enseñar el proceso penal en las facultades de derecho”, dijo Sabelli. “También hay que pensar en desarrollar dos códigos que a mí juicio son fundamentales: uno de eminencia y otro de ética profesional. Sin ellos, no se pueden solucionar conflictos".

Vázquez, la única mujer del panel, cerró y dijo que ya que se habían hecho referencias literarias, ella iba a hacer la propia. "Durante estos tres días se reflexionó sobre el quehacer jurídico. La tarea está en marcha. Como dijo Leopoldo Marechal, 'el derecho puede ser un laberinto en el que nos extraviemos, pero entonces recordemos que de todos los laberintos se sale hacia arriba'. Para ascender desde una construcción democrática", aseguró.