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Los jueces Sebastián Picasso y Gustavo Caramelo brindaron la última charla del ciclo de conferencias organizado por Ediciones Infojus para su primera participación en la 40° Feria Internacional del Libro de Buenos Aires. Los directores de la revista de Derecho Privado de Infojus disertaron sobre “La reforma civil y comercial”. La directora nacional del Sistema Argentino de Información Jurídica, María Paula Pontoriero, abrió el encuentro y celebró la presencia de la editorial en la feria: “Es un canal más para visibilizar esta política de Estado mediante la que el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos facilita el acceso a la información jurídica”.

Pontoriero destacó el aporte de los especialistas “de gran trayectoria en lo profesional y lo académico” que se incorporaron al proyecto editorial “de modo desinteresado, ad honorem, y con el desafío de construir un espacio más de debate y abrir un canal más de discusión de ideas”. Explicó que la importancia de participar de la Feria del Libro tiene que ver con “ampliar y expandir la iniciativa en el ámbito editorial”. El secretario de Justicia, Julián Álvarez, visitó ayer el stand de Infojus en la Feria y manifestó su “orgullo” por el trabajo que realiza el Sistema Argentino de Información Jurídica.

Antes de referirse a la redacción del proyecto de Código Civil y Comercial Unificado, Caramelo habló en nombre del equipo editorial y aseguró que disfrutan “ser parte de Infojus”. Caramelo y Picasso compartieron el panel con Pontoriero y con los secretarios de redacción de la revista de Derecho Privado: Cecilia Kandus, María Eugenia Rodríguez Pería y Luis Sáenz.

El juez nacional en lo civil repasó el presupuesto legal de “inexcusabilidad del desconocimiento de las normas”, que plantea la exigencia de conocer las disposiciones que rigen, a pesar de su densidad, extensión y hasta en algunos casos, sus contradicciones. Recordó que en 1870 se realizó el primer censo nacional, que determinó que el 77,5 por ciento de la población argentina era analfabeta. “¿Cuáles eran las posibilidades reales que tenía la población de conocer las normas? ¿Qué acceso tenía al derecho y a la justicia realmente?”, cuestionó.

Ante ese escenario, destacó la necesidad del Estado de brindar “una herramienta actualizada, de buena difusión tecnológica y territorial, como lo es Infojus”. Planteó que tras la reforma constitucional de 1994, “que introduce una serie enorme de nuevas exigencias que deben ser atendidas”, se hizo necesario elaborar un nuevo código civil y comercial.

Picasso destacó el proceso de gestación del proyecto que ya fue aprobado por el Senado de la Nación y que está siendo analizado en la Cámara baja. “Cambió la metodología con respecto a los anteriores”, explicó. El mandato de elaborarlo nació de un decreto que la presidenta Cristina Fernández de Kirchner firmó en 2011, y que creó una comisión integrada por Ricardo Lorenzetti, Elena Highton de Nolasco y Aída Kemelmajer de Carlucci.

Los tres magistrados crearon 33 subcomisiones temáticas y convocaron a un centenar de profesores para componerlas. Picasso integró la que abordó la materia de responsabilidad civil. Además, la comisión realizó una convocatoria abierta a las universidades y al público en general para elevar propuestas, “y se recibieron y analizaron cientos o miles de propuestas distintas”, explicó el camarista civil. El trámite legislativo también abonó la pluralidad: se conformó una bicameral con miembros de todos los partidos, que sesionó en audiencias públicas en todo el país.

El debate sobre los Códigos

Los magistrados destacaron varias de las líneas de trabajo en las que se desarrolló en proyecto. Ponderaron la necesidad de actualización de los códigos civil y comercial, que fueron redactados a mitad del siglo XIX, “a la sazón de la codificación francesa de principios de ese siglo”, repensó Picasso. “Estos textos se concibieron en el marco de un sistema económico y social mucho menos complejo que el de la sociedad actual, que ha sufrido una infinidad de cambios”, aportó.

“En muchos casos se volcó en el texto la interpretación de las disposiciones hoy vigentes, tratando de consagrar las soluciones que da la jurisprudencia hoy en día”, planteó Picasso. Y sostuvo que en algunos temas “no hay grandes revoluciones, como en lo referido a responsabilidad civil”, pero en otros como el derecho de familia, “ha habido debates interesantes, y aspectos en los que se innova más”.

Relativizó la idea de un código como “cuerpo sistemático que contenía todo el derecho”, tal como era concebido durante el siglo XIX, en pleno auge de la codificación. “Eso era ficticio incluso en este momento, pero más ahora, que se ha producido incluso un proceso de descodificación con la aparición de toda una serie de leyes especiales que regulan situaciones puntuales”, afirmó. Y agregó que “hoy, el código ya no es el centro de todo el derecho civil o comercial. Regula los grandes principios pero tiene que convivir con un montón de cuestiones especiales”.

Picasso destacó que se haya tenido en cuenta “la identidad cultural de América Latina” para la elaboración del nuevo texto, “más allá de la tradición europea que marcó a nuestras legislaciones”. Y sostuvo que en la actualidad rige “la idea de la constitucionalización del derecho privado, en donde ninguna materia puede estar de espaldas a la Constitución”.

Caramelo agregó que “se produjo un cambio de mirada en varios aspectos del texto” como lo que refiere a la autonomía de los sujetos jurídicos que “históricamente se había colocado en un cono de sombra”. Y ejemplificó el caso de la mujer, que originalmente había sido limitada en la plenitud de sus derechos, sometida a una “curatela” del marido. Por el contrario, “hoy en día el Código prevé la regulación de convenciones patrimoniales y una serie de cosas que se dan en forma de acuerdo entre quienes van a integrar una pareja”.

También contrapuso la redacción del proyecto propuesto respecto a los códigos vigentes, y sostuvo que “en el orden jurídico actual tenemos personas que no están en situación de igualdad de condiciones, y que son más vulnerables”. Y concluyó que el Código retoma las líneas de las leyes de defensa del consumidor, de lealtad comercial, y de protección de los derechos de niños, niñas y adolescentes, entre otras; como principales lineamientos sobre los cuales se trazó “un nuevo paradigma”.