Tres miembros del Equipo Argentino de Antropología Forense fueron reconocidos por la Universidad de Buenos Aires. El equipo, creado por el estadounidense Clyde Snow en 1984, identificó a 649 víctimas del terrorismo de Estado.
Los miembros fundadores del Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF), que cumplió 30 años identificando restos de víctimas del terrorismo de Estado, recibieron sus títulos Honoris Causa de la Universidad de Buenos Aires (UBA), durante una ceremonia en el Centro Cultural Haroldo Conti, de la ex-Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA). Además recibieron las medallas "30 años de Democracia" del Congreso de la Nación que les fueron entregadas por el presidente de la Cámara de Diputados, Julián Domínguez. Patricia Bernardi, Luis Fondebrider y Mercedes Doretti, que por estar investigando fosas comunes en México fue representada por su madre, la periodista Magdalena Ruiz Guiñazú, fueron aplaudidos por sus colegas y por decenas de familiares de las 649 víctimas de la última dictadura que identificaron desde 1984.
La ceremonia se realizó en el Centro Conti, que forma parte del Espacio para la Memoria en que se convirtió la ex ESMA, y estuvo presidida por el rector de la UBA, Alberto Barbieri; Domínguez; y secretario de Derechos Humanos, Martín Fresneda. En el acto, el rector expresó : "la Universidad se honra en tenerlos como egresados y es un orgullo que pertenezcan a una universidad pública. Entregar el titulo Honoris Causa acá en el centro Cultural Haroldo Conti no es fortuito, es un lugar emblemático a pesar de recordarnos el horror hoy es importante recordar lo que paso para que no vuelva a suceder". La profesora de la cátedra de Arqueología Argentina de la Facultad de Filosofía y Letras, Vivian Scheinsohn, destacó: "Durante la dictadura, lo que hacíamos como antropólogos era resistir, no se hablaba de política y a penas de Levi Strauss. Hoy en el tiempo es evidente que en cambio Luis Fondebrider, Mercedes Doretti y Patricia Bernardi sí hicieron algo: fundar el Equipo Argentino de Antropología Forense".
"Estos 30 años nos dan un balance positivo en el que pudimos colaborar con la demanda de la sociedad argentina de encontrar verdad y justicia a partir de la aplicación de la ciencia en la investigación de violaciones de derechos humanos", dijo a la agencia Télam Fondebrider, que tenía 23 años cuando se conformó el EAAF. Fondebrider contó que pudieron "llevarle alivio a muchas familias en Argentina y en otras partes del mundo. Allí dónde no se sabía qué había pasado con los cuerpos de las víctimas pudimos ayudar a los familiares a cerrar los duelos -indicó- y aportar pruebas a la justicia para los procesos contra los responsables", agregó.
"Cuando empezamos, todo lo que nosotros planteábamos era nuevo y causaba reticencias en algunos ámbitos judiciales y académicos, pero con el apoyo de los familiares de las víctimas y de los organismos de derechos humanos pudimos ir generando conciencia de que era necesario modernizar la ciencia forense e integrar disciplinas como la arqueología", recordó. "Hoy tenemos que pensar en seguir capacitándonos porque la ciencia y la tecnología no se detienen, tenemos que identificar a todos los cuerpos que van siendo encontrados en nuestro país y tenemos también que pensar cómo aplicar estos conocimientos en la resolución de otros delitos como la trata de blancas", concluyó.
Patricia Bernardi tenía 19 años cuando se fundó el EAAF. "Al final de la dictadura un prestigioso antropólogo forense de Estados Unidos, Clyde Snow, llegó a colaborar con la identificación de cuerpos en las fosas comunes y cuando pidió la ayuda del Colegio de Antropólogos no recibió respuesta, por eso se puso en contacto con nosotros, que éramos estudiantes", relató. "En toda la carrera universitaria teníamos una sola materia referida a la antropología biológica, tuvimos que aprender con él todo lo referente a las ciencias forenses sin que él supiese español y sin que varios de nosotros supiésemos inglés", explicó a Télam. Aunque ya se identificaron "a más de 600 personas todavía hay 700 cuerpos a los que tenemos que restituirles su identidad, y creo que una de las cosas que más nos enorgullece es que los principios con los que fundamos el EAAF son los mismos que nos rigen hoy", completó.
Magdalena Ruiz Guiñazú, madre de Mercedes Doretti, dijo a Télam que "a estos chicos los militares les habían cerrado las carreras, tuvieron que terminar de estudiar cuando volvió la democracia, y yo me alegré cuando Mercedes me contó la tarea que se había propuesto". La periodista señaló que el EAAF "cumple una tarea fundamental en la posibilidad de las familias para elaborar la pérdida de los muertos y en el aporte de evidencias que contribuyen para que todos los genocidas cumplan las condenas que les corresponden", añadió.
Julio Morresi, padre de Norberto, desaparecido el 23 de abril de 1976 a los 17 años e identificado por el EAAF en 1989 en el cementerio de General Villegas, contó a Télam que "lo que hace toda esta gente es traerle paz a las familias y pruebas a la justicia. Sin ellos muchos no podríamos haber enterrado a nuestros hijos", reconoció. Ellos "son los mejores forenses del mundo, por eso los vienen a buscar de México, África o Europa del este; pero más allá de que sean brillantes la clave es el amor que le ponen a su trabajo", afirmó. "Yo estuve cuando exhumaron a Norberto, dejaron que los sepultureros caven hasta dos metros de profundidad, pero después con sus palitas llegaron hasta el fondo y con un cepillito limpiaban hueso por hueso y los acomodaban con suma delicadeza; era un gesto de amor y dignidad en medio del horror", manifestó.