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Jorge Mangeri quiere hablar. O su equipo de abogados considera que una declaración sería una jugada estratégica. Lo anunció Miguel Ángel Pierri, su abogado, luego de visitarlo en su celda de la cárcel federal de Ezeiza. “Tiene mucho para decir y entendemos que es muy importante que lo haga él de propia voz”, soltó el letrado ante la prensa.

El portero es el único imputado en la investigación penal por el crimen de la adolescente Ángeles Rawson. Pierri hará una presentación ante el juez Javier Ríos para que Mangeri amplíe su declaración indagatoria de manera “urgente”. Su asistido, dijo el abogado, es un hombre “consciente de que está involucrado, de alguna manera, en una causa muy compleja, donde hay muchos espacios aún por recorrer y nos falta todavía llegar a puntos de verdad”.

La causa judicial podría adoptar así un giro sensible, después de que en las últimas semanas hubo contrapuntos sobre las pericias médicas.

El martes, el juez de la causa pidió al decano del Cuerpo Médico Forense la conformación de una junta médica e interdisciplinaria para profundizar en 72 puntos sobre la manera exacta en la que se desencadenó la muerte de Ángeles. Contará con especialistas en tanatología, ginecología, traumatología, clínica médica, neumonología, anatomopatología y diagnóstico por imágenes.

Ya trascendieron dos nombres que la integrarán: los tanatólogos Roberto Cohen y Oscar Lossetti, que reemplazarán al médico Héctor Félix Konopka. En diez días los expertos deberán elevar el informe definitivo y en los tres primeros días, decidir si es necesario exhumar el cuerpo.

Una junta médica anterior había llegado a dos conclusiones centrales: que la joven había muerto por “aplastamiento” entre la basura en la que fue hallado su cadáver, y que había padecido “un período agónico prolongado”. Pero un estudio propio encomendado por la querella de Franklin Rawson, su padre, llegó a resultados diferentes: “La muerte se produce con anterioridad a su compactación”, concluyó. Un informe complementario precisó que Ángeles había muerto sofocada y estrangulada durante un ataque sexual.

Mangeri fue indagado tres veces y hubo, en aquellos actos, algo de paso de comedia. Pero la primera vez fue en calidad de testigo, ante la fiscal Paula Asaro, la noche siguiente al trasladado por la policía desde una casa en el norte de la provincia porque no había concurrido a una citación durante la semana. Repentinamente, el portero pronunció la frase: “Soy el responsable de lo de Ravignani 2360; fui yo”, al mismo tiempo que pidió desincriminar a su esposa. Tal vez previendo futuras nulidades, aquella confesión de madrugada no fue valorada por el juez Ríos al momento de procesarlo.

Las tres declaraciones posteriores como imputado no despejaron la bruma: las dos primeras, ante el juez subrogante Roberto Ponce, estuvo asistido por una defensa oficial y se negó a declarar. La última, cuando Pierri y su buffet habían tomado el caso, fue en el juzgado de Ríos y no quiso hablar sobre el crimen: sí denunció que había sido “hostigado” y “apretado” por policías, dentro de la fiscalía, para que se hiciera cargo del hecho.

El próximo 29 de agosto, la Cámara del crimen deberá resolver sobre la apelación presentada por la defensa del portero.