Casi el 30 por ciento de las mujeres asesinadas en femicidios fueron atacadas con armas de fuego. Por eso desde febrero de 2014 a hoy el RENAR inhabilitó a 2.463 usuarios de armas que tenían denuncias de violencia de género o intrafamiliar. “Es importante que trabajemos para que no exista ni un hombre más generando violencia, en cualquiera de sus formas”, dijo el titular del RENAR, Matías Molle.
Desde febrero de 2014 a hoy, 2.463 usuarios de armas de fuego fueron inhabilitados por el Registro Nacional de Armas (RENAR) por denuncias de violencia de género o intrafamiliar, según el resultado de un trabajo conjunto con el Ministerio de Seguridad de la Nación. La cifra cobra dimensión a la luz del relevamiento que, entre 2008 y 2012, realizó la Casa del Encuentro y mostró que casi el 30% de las mujeres asesinadas fueron atacadas con armas de fuego. Y contrasta con los números del Plan Nacional de Entrega Voluntaria de Armas, donde el 40% de las personas que se desprenden de ellas para su destrucción son mujeres.
“Si bien la consigna es #NiUnaMenos, desde el lugar que nos toca también decimos #NiUnoMás: es importante que trabajemos para que no exista ni un hombre más generando violencia, en cualquiera de sus formas”, dijo a Infojus Noticias el titular del RENAR, Matías Molle. “Por eso hemos generado alternativas para trabajar el control de armas de un modo colectivo, realizamos actividades de sensibilización que incluyen a toda la familia, a la comunidad educativa y a distintas organización de la sociedad civil", enumeró.
Según datos del RENAR, el 97% de los usuarios de armas de fuego son hombres. “El uso de armas y la resolución violenta de los conflictos es parte de la cultura machista”, dijo el coordinador del Plan Nacional de Entrega de Armas Martín Angerosa. Y advirtió además que “por cada mujer herida de bala hay muchas otras que son amenazadas, el arma de fuego en un hogar es intimidatoria”.
El observatorio de casos del RENAR indicó que el 12% de las muertes y lesiones registradas por los medios gráficos entre octubre y diciembre de 2013 ocurrieron por accidentes con armas de fuego. Antes que una protección individual, las armas implican un riesgo social. En los números, las mujeres aparecen como aliadas naturales del plan de desarme: sufren esta forma de violencia “desproporcionadamente, dado que casi nunca son compradoras, propietarias o usuarias de dichas armas”, se lee en el informe de Amnistía Internacional “Los efectos de las armas en la vida de las mujeres”.
Lejos de tomarlas como un instrumento para lograr seguridad, del informe de 5 años de relevamientos de la Casa del Encuentro se desprende que de un total de 1223 femicidios 342 fueron cometidos con armas de fuego. Y más de 70 agresores pertenecían o eran retirados de alguna fuerza de seguridad, 6 % del total. Ninguna otra ocupación o profesión tiene esta alta prevalencia respecto del asesinato de su pareja o ex pareja mujer.
Si son víctimas de violencia de género, el riesgo de morir también aumentará si hay un arma en la casa. Además, según Amnistía International, para las mujeres hay otra forma de padecer los efectos de la violencia armada: “Se convierten en las principales proveedoras de sustento y cuidadoras cuando los familiares varones mueren o resultan heridos o incapacitados” por el uso de las armas de fuego.
En Estados Unidos, entre 1997 y 2010 la General Social Suvey, de la Universidad de Chicago, comprobó que, aunque muy paulatina, la disminución del uso de armas se asocia con el crecimiento de hogares a cargo de mujeres. Los datos del plan nacional de entrega de armas en Argentina confirman la sociedad de las mujeres con la idea de no tener armas en los hogares, y las autoridades del plan lo confirman. “Son las aliadas del desarme”, dijeron a Infojus Noticias.
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