Lo dijo Lorena Torres, madre del adolescente de 18 años al que lincharon luego del robo de una cartera, en Rosario. Lo golpearon y le tiraron una moto encima. Murió a los pocos días. "David no era un perro y, a un año de su muerte, no fueron juzgados los culpables", agregó la mujer a través de un video enviado desde Uruguay, donde se mudó la familia tras el crimen.
A David Moreira lo corrieron entre veinte y cuarenta personas y lo bajaron a las piñas. Lo insultaban y lo escupían por haberle arrebatado la cartera a una chica en el barrio Azcuénaga, en la zona oeste de Rosario. En el piso lo patearon y le tiraron una moto encima. Murió a los pocos días. A un año del linchamiento, la familia del joven de 18 años encabezó un acto frente a los tribunales provinciales. "David no era un perro. A un año de su muerte no fueron juzgados los culpables", reclamó Lorena Torres, su madre, a través de un video enviado desde Uruguay, donde se mudó la familia tras el linchamiento.
A través de la pantalla ubicada en las escalinatas de los tribunales, por calle Moreno entre Montevideo y Pellegrini, la mujer dijo que su hijo “no merecía esa muerte sino un juicio justo”. “Lo juzgaron y mataron de la peor manera. Tenía derecho a estudiar y trabajar. No era un asesino ni un perro. Que nunca más vuelva a haber otro David Moreira en la Argentina", sostuvo.
Del grupo que golpeó a David hasta la muerte, el fiscal de Homicidios Florentino Malaponte logró identificar e imputar a dos: Nahuel P. y Gerardo G., de 27 y 28 años, quienes quedaron el libertad en febrero de este año después de pasar dos meses detenidos.
La semana pasada el fiscal solicitó reducir la calificación penal de homicidio calificado a homicidio en riña. Para el funcionario judicial la prueba colectada en doce meses de investigación no es suficiente para ganar un juicio. Norberto Olivares, representante de la querella en nombre de la familia de David, rechazó el planteo. “El homicidio agravado tiene una pena de 25 años a perpetua. El homicidio en riña de dos a seis años, que permite que cumplan la condena en libertad”, explicó a Infojus Noticias el abogado.
En la audiencia pública se resolvió posponer la decisión hasta que se resuelvan cinco medidas de prueba pendientes: la declaración de dos testigos, la reconstrucción del video de nueve segundos en las que supuestamente se ve a los dos acusados golpear a la víctima, la búsqueda de la filmación completa y un trabajo de edición que permita un mejor identificación de las personas que allí aparecen.
Además de la filmación, en el expediente consta la declaración de unos veinte testigos presenciales. Entre ellas la de Isaías Ducca, el joven que estuvo junto a David el 22 de marzo de 2013 cuando lo mataron. Esa tarde, después de arrebatarle la cartera desde la moto a una chica, una veintena de vecinos persiguió a los jóvenes por las calles del barrio Azcuénaga.
A David le pegaron con tanta saña que lo dejaron tendido sobre el asfalto. Inconsciente junto a un charco de sangre. El chico fue trasladado al Hospital de Emergencias Clemente Álvarez donde murió días después.
La carta
“Hace un año escuchábamos todo lo que los medios sin conocer decían acerca de David y su familia, por eso quisimos reconstruir la historia del David que nosotros conocimos”, leyeron durante el acto de ayer los maestros de la escuela 456, donde David cursó la primaria. El texto recogió los testimonios de varios docentes que durante años lo vieron jugar en el patio, besarse con una noviecita en el pasillo o aquellos que debían llamar a su madre cada vez que al chico le dolía la panza.
“Lo recordaré jugando al fútbol en las tardes de sol junto a sus compañeros en un sector del patio, disfrutando tanto del juego siendo niños. Lo recordaré respetuoso, callado, pero siempre feliz”, contó un maestro. “A veces faltaba a clases porque iba a trabajar con su papá que era vendedor ambulante”, agregó.
“Una de las maestras nos mostró en su carpeta una de las poesías de Luis Spinetta que leyeron con David, ‘Plegaria para un niño dormido’. Mientras la leíamos era imposible dejar de ver la imagen del pibe linchado y tirado en una calle de barrio Azcuénaga”, continuaba la carta.
“Para nosotros, docentes de la escuela pública, David no era un pibe más, era nuestro alumno. Nuestro alumno igual que Michel, Facundo, Jairo, Fabio, Iván, Miriam, Daniel, Ulises, Nicolás, Abel, Carlos, Mariano, Néstor, Oscar, Agustín… paren de matar a nuestros alumnos", concluyó la carta.
SO/RA