Lucas Azcona pasa las horas en el pabellón psiquiátrico de Ezeiza. Si el perfil genético de la sangre que se detectó en su ropa o la que se le extrajo compulsivamente concuerda con el de la escena del crimen y pertenece a Nicole Sessarego Bórquez, quedará casi sellada su participación en el crimen. Julio Cisterna, abogado de la familia, dice que es “un psicópata".
Ni Roberto, su propio padre, quería creer que su hijo fuera el asesino de Nicole Sessarego Bórquez, la estudiante chilena que estaba en todos los canales.
-No puede ser Lucas- le repetía a su hija, en una conversación del domingo a la tarde. La hermana de Lucas lo había visto en los videos que se habían difundido con la autorización del juez y estaba convencida de que el joven que seguía a Nicole era su hermano Lucas. Después, cuando se lo preguntó, el joven le terminó confesando que había sido el matador de la chica. Roberto terminó acompañándolo a entregarse a la comisaría. Cuando habló con los medios, Roberto, que es jefe de Mantenimiento del Hospital de Niños, reveló que su hijo tiene “problemas psicológicos” y que creía que lo “hizo lo que hizo sin darse cuenta”.
Ahora Lucas pasa las horas en el pabellón psiquiátrico de la cárcel federal de Ezeiza. Su futuro judicial está ahora atado a las pruebas de laboratorio: si el perfil genético de la sangre que se le extrajo compulsivamente concuerda con el de la escena del crimen, o la sangre que se detectó en su ropa sirve para el entrecruzamiento y pertenece a Nicole, quedará casi sellada su participación en el crimen.
La sorpresa no fue sólo en la familia. Ante todo, dicen quienes lo conocen, Lucas Ariel Azcona era un chico callado. “Me sorprendió todo esto. Yo lo saludaba cuando iba a trabajar, como todos los chicos del barrio”, alcanza a decir antes de cortar una vecina que cuida la casa de Roberto, el abuelo de Lucas.
Lucas tiene 23 años y trabaja en una empresa de limpieza de Caballito. Tenía un aspecto trash, nada distinto a tantos jóvenes de su edad: ropas negras, un aro en la nariz, un tatuaje en el brazo, el pelo al rape a los lados. De acuerdo a una semblanza del diario Clarín, tuvo un nacimiento traumático y sus padres se divorciaron cuando era muy chico. Su madre formó otra pareja y se fue con Lucas y una de sus hermanas a vivir al Chaco. Volvió a los diez años, aparentemente por decisión de su madre, porque tenía problemas de conducta.
Ayer a la mañana, cuando se sentó delante del juez de instrucción en lo Criminal N° 13, Luis Zelaya, se negó a repetir la confesión que le había hecho a su familia. El magistrado le contó a Infojus Noticias que su percepción fue la de una personalidad “aparentemente hermética, introvertida”. Inmediatamente ordenó las pericias psiquiátricas y psicológicas, pero le adelantó a esta agencia que “no entra en los parámetros patológicos sino psicopáticos. Creemos que es imputable”, dijo. Y agregó un dato: cuando fue contratado por su empresa debió superar un “examen psicotécnico”.
Julio Cisterna, el abogado de la familia, lo consideró “un psicópata. Alguien que resuelve sus problemas matando”.
En las especulaciones públicas, incluso, basándose en la conducta que quedó registrado en las imágenes, las fuentes policiales filtraron un perfil específico: el asesino actuaba bajo los patrones de un “psicópata depredador impulsivo”.
Todas esas especulaciones sobre el perfil psicológico de Lucas apuntan a esclarecer el móvil: si la eligió al voleo, por sus propias pulsiones para matar, o si la conocía. Hay una causa judicial –que tramita en la justicia penal de Quilmes y que Zelaya ya pidió- que podría dar una pista: en ese expediente se estaría investigando si en agosto Lucas habría intentado abusar sexualmente de otra chica. Según esa versión, los vecinos lo vieron a tiempo y lo agredieron para evitar el ataque. Tanto que habría recibido un tiro. Lucas le había dicho a su familia que esa herida de bala en el pie había sido después de un robo a mano armada.
Para Cisterna, si se comprobara que el expediente relata un intento de ataque sexual “sería un patrón conducente para determinar si hay entre los dos episodios rasgos comunes”.