Eduardo Traverso sigue trabajando en la entidad financiera.El 20 de diciembre de 2001 estuvo en la sucursal donde se desató una balacera contra los manifestantes. Como hace ya trece años, durante la instrucción de la causa, no identificó a los tiradores. Solo recordó que los disparos fueron muchos. Declararon también cuatro policías.
El coronel retirado Eduardo Traverso esta mañana se desentendió de sus tareas como gerente de seguridad en el HSBC (donde trabaja hace 14 años) para declarar como testigo en el juicio por la represión que marcó el fin del gobierno de Fernando de la Rúa, el 20 de diciembre de 2001. Ese día, Traverso estuvo en la sucursal del banco -en Avenida de Mayo al 700- donde se desató una balacera contra los manifestantes. Pero, según dijo ante los jueces del Tribunal Oral Federal 6 (TOF 6), recién al otro día y por los medios supo que de esos disparos una persona resultó herida fatalmente.
En la línea de tiro el que quedó fue Gustavo Benedetto, un joven de 23 años que viajó desde La Tablada para sumarse a los manifestantes que en alusión a las políticas de hambre y exclusión pedían “que se vayan todos”. A Gustavo una bala le perforó la cabeza cuando pasaba frente al banco y terminó desangrándose sobre el asfalto, a metros del edificio. Su madre y Eliana, su hermana, lo vieron morir a través de la televisión. En el juicio que se lleva adelante en los tribunales de Comodoro Py no hay imputados por su homicidio. El único que deberá responder por estos hechos es el ex subcomisario Omar Bellante; pero por encubrimiento.
Traverso estuvo dentro del banco cuando se hicieron los disparos, pero como hace ya trece años, durante la instrucción de la causa, no identificó a los tiradores. Solo recordó que los disparos fueron muchos. Y que ese día Jorge Varando, otro ex coronel también contratado como seguridad por el banco, usó su arma: “Me dijo que él había disparado hacia el techo para frenar a los que habían tirado un panel de vidrio”.
Después, Traverso reconoció al ex coronel Varando en los videos de las cámaras de seguridad: casi en primer plano, se lo ve empuñar un arma, con un brazo extendido a la altura de los hombros. Varando aún es investigado por estos hechos y en otra causa por la desaparición de dos jóvenes en el copamiento del regimiento de La Tablada, durante el gobierno de Raúl Alfonsín.
Ya por la tarde, poco después de las 15 comenzó la declaración de Antonio Curia, el encargado de seguridad del consorcio del edificio donde también funcionaba la embajada de Israel, en el piso 10. El testigo recordaba poco y escuchaba con dificultad las consultas del tribunal, de la fiscalía y de las partes. Después de una hora, el presidente del tribunal José Martínez Sobrino optó por recordarle lo que declaró durante la instrucción de la causa, en marzo y noviembre de 2002. El magistrado le recordó que la primera vez contó que vio disparar a los policías de la Federal que había entrado al banco con el subcomisario Omar Bellante, y que lo hicieron con balas de goma, porque “no tenían munición anti tumulto”.
Los policías de la Federal
El 20 de diciembre el cabo de la Federal Diego Leales y su compañero Daniel Figueroa fueron asignados para conducir una patrulla de custodia frente a la embajada de Israel (el mismo edificio del HSBC, en el cruce entre la calle Chacabuco y avenida de Mayo). En esta audiencia, Leales primero y ya por la tarde Figueroa, contaron que esa tarde a través de la radio del patrullero y con un grupo de manifestantes escucharon el discurso donde De la Rúa informó que no iba a dejar el gobierno. “Estábamos juntos, todos estaban pacíficos”, dijo Figueroa.
Ambos coincidieron que después se produjo un momento de tensión, que los manifestantes arrojaron “botellas con agua, piedras y vasos” y un grupo de policías, unos diez o un poco más, entraron al banco. Tanto Leales como Figueroa omitieron detalles sobre las medidas que tomó la policía para evitar que los manifestantes llegaran hasta la plaza de Mayo; sin embargo, Carina Torres, una de las policías que entró al HSBC habló de la dificultad que tuvieron para respirar por los gases lacrimógenos.
Retirada el año pasado de la Federal, Torres también estuvo hoy en los tribunales de Comodoro Py, pero su memoria no la ayudó a reconstruir lo ocurrido el día que una bala atravesó la cabeza de Gustavo. Cuando el presidente del tribunal, José Martínez Sobrino, le preguntó quién les dio la orden de entrar al edificio la testigo respondió: “No, no recuerdo”. Misma respuesta tuvo para varias de las preguntas que le hizo la abogada Alicia Pierini, que representa a la familia de Gustavo.
“Estuve tres años medicada y la verdad a veces me olvido de lo que hice ayer”, fue la explicación que dio ante al tribunal. Aunque más tarde, Torres reconoció haber visto “un manchón rojo” sobre la calle, solo ante la insistencia de las preguntas de la fiscalía lo identificó como sangre y dijo que no se preocupó entonces por averiguar lo que había sucedido allí, porque le correspondía a sus superiores.
Luego fue el turno de Patricia Etelvina Lamas, una mujer de 34 años que continúa trabajando en la Federal, como cabo primera en la misma comisaría donde estaba asignada en 2001, la 31. Contó que ese día la orden fue –sin más indicaciones– que impidieran a los manifestantes llegar a plaza de Mayo. Pero para refrescar su memoria, el tribunal también tuvo que recurrir a su primera declaración en el expediente, siete meses después de ocurridos los hechos. Entonces había reconocido que ese día, antes y después de los disparos, en el banco las ordenes las dio un subcomisario.
“Era lo que se comentaba”, dijo cuándo un defensor le pidió precisiones y contó que ese hombre (el subcomisario) estaba vestido de traje. La misma corrección hizo cuando el juez le recordó que en 2002 dijo que había escuchado disparos, y hoy lo negó. Como toda respuesta sacó una risa entrecortada y después agregó: “ah, sí. Escuché disparos”. Después también confirmó que se reconoció en un video de seguridad que le exhibieron en la fiscalía de instrucción, en la planta baja del edificio a eso de las 16.31, según el registro; y que a las 16.46 identificó al subcomisario de traje que le dio la orden de subir al ascensor con sus compañeras y un policía herido. Minutos antes, a eso de las 16.26 se había desatado la balacera que hoy primero negó haber escuchado, y después corrigió sin abundar en detalles.
En el debate, que se realiza los miércoles y viernes en Comodoro Py, son 16 los ex policías federales imputados por la represión y un único funcionario de la Alianza: el ex secretario de Seguridad Interior, Enrique Mathov. Y el ex subcomisario Bellante es el único que está acusado por las circunstancias en las que encontró la muerte Gustavo Benedetto; más precisamente porque habría intentado borrar las pruebas de la masacre. En este juicio, Rodrigo Mellea uno de los empleados de la empresa de vigilancia Catexis S.R.L que también estaba en el banco ese día, recordó que tras escuchar varios disparos vio a “los policías de camisa blanca levantar los casquillos”. En el requerimiento de elevación a juicio los fiscales Luis Comparatore y Patricio Evers hablaron de “pelotón de fusilamiento”, pero durante la instrucción no lograron reunir suficientes elementos para identificar a los tiradores.