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Infojus Noticias

9-9-2014|14:15|Apropiación Nacionales
Hoy se dio a conocer el veredicto

Sentencia Gaona Miranda: “Se hizo justicia y se cerró una etapa”

Los apropiadores fueron condenados hoy a 6 y 8 años de prisión. El entregador, a 8 años. La fiscalía y Abuelas habían pedido penas mayores: 12 y 13 años, para Haydeé Ahmed y Salvador Girbone, quienes lo inscribieron como hijo biológico, y 15 años para el teniente coronel retirado Héctor Girbone, su entregador.

  • Fotos: Majo Malvares.
Por: Juan Manuel Mannarino

A sala casi repleta, el Tribunal Oral Federal Número 5 condenó a los responsables de la apropiación de Pablo Gaona Miranda, el nieto restituido 106. En primer lugar, dictó 8 años de prisión para Salvador Norberto Girbone, uno de los apropiadores, por considerarlo partícipe necesario en el ocultamiento de la identidad a un menor. La otra apropiadora, Haydeé Raquel Ali Ahmed, recibió 6 años, como coautora del ocultamiento. El ex militar Héctor Girbone también recibió la pena de 8 años, pero por ser considerado como responsable principal de la apropiación, es decir, como el entregador. “Estoy en calma, se hizo justicia”, dijo Pablo Gaona Miranda minutos después del veredicto. El 16 de septiembre a las seis de la tarde el tribunal leerá los fundamentos del mismo.

Tanto la querella de Abuelas de Plaza de Mayo como la fiscalía habían pedido a los jueces Oscar Hergott, Gabriel Nardiello y Adriana Palliotti penas de 12 y 13 años, respectivamente, para Haydeé Raquel Ali Ahmed y Salvador Norberto Girbone, quienes inscribieron a Pablo como hijo biológico, y de 15 años para el teniente coronel retirado Héctor Girbone. Gaona Miranda recuperó su identidad en agosto de 2012, cuando el Banco Nacional de Datos Genéticos le confirmó los resultados del análisis de ADN que había pedido a través de Abuelas de Plaza de Mayo.

Como adelanto de los fundamentos, el Tribunal rechazó el planteo de inconstitucional de la defensa y consideró que “la apropiación de bebes es un delito de lesa humanidad, y como tal imprescriptible”. Hubo una tensa calma en los momentos previos a la sentencia. La sala auditorio, una de las más grandes de Comodoro Py, está dividida en dos espacios. Abajo, en la misma línea que los jueces, cerca de 60 personas acompañaron a Pablo, entre familiares, amigos y otros nietos restituidos, como los mellizos Reggiardo Tolosa. Los parientes de los acusados, en tanto, estaban arriba. No eran más de 20.  La madre apropiadora giró varias veces la cabeza, pero Pablo miraba para otro lado.

No hubo cruces pero sí un solo grito colectivo: después de la sentencia, los compañeros de Pablo recordaron a sus padres biológicos, María Rosa Miranda y Ricardo Gaona Paiva. “No tengo la culpa de todo esto que pasó, sólo siento que fui víctima de una apropiación y ya habrá tiempo de analizar la sentencia”, dijo Pablo Gaona Miranda a Infojus Noticias, la mirada serena, las manos temblorosas. Y después agregó, en relación a la familia de sus apropiadores: “A mí me costó decidir hacerme el ADN, porque siento afecto por ellos, pero hoy siento que se cerró una etapa. Estoy tranquilo, ya procesaré todo con mejor claridad”.

"No hubo plan sistemático", dijo el entregador
 
Horas antes de la sentencia, en otra sala, el Tribunal Oral Federal dio la palabra a los acusados. Fueron breves. Haydeé habló de Pablo: “Lo he respetado, lo he querido. Él siempre nos dijo que nunca nos iba a dejar. Para nosotros, siempre ha sido Leandro. Lo quise con todo mi corazón, le di lo mejor, le hice practicar deportes. Lo quiero con todo el alma”. Salvador destacó que recibió al bebé “muy enfermo, como si hubiera estado abandonado”, y sin embargo “le dimos mucho cariño”. También defendió a su primo, Héctor Girbone, el teniente coronel retirado que entregó al bebé de un mes, secuestrado junto a sus padres en 1978: “A Héctor lo acusan por portación de apellido, pero el bebé no pasó por la mano de él”.
 
A su turno, Girbone, padrino de Pablo, fue provocador: “La apropiación de bebés no es un delito de lesa humanidad, no hubo plan sistemático, ni hubo prácticas ilegales. Todas son conjeturas sin pruebas”, desconociendo una sentencia -avalada por casación- que sí consideró probado que existió un plan sistemático de criar a los hijos de los militantes lejos de sus familias. Sus palabras fueron coronadas por el fuerte aplauso de los familiares y amigos que acompañan a los tres acusados -los apropiadores y el entregador- en el día de hoy en los tribunales de Comodoro Py.

En una extensa defensa, que fue interrumpida varias veces por el Tribunal, Héctor Girborne, dijo: “Entiendo el dolor de la familia, era el mismo dolor que sentíamos cuando la subversión mataba a un camarada, o cuando nos entregaban un soldado asesinado. Era una época difícil para la Nación”. Y agregó: “En este juicio, no se pudo demostrar donde ocurrió la desaparición de los padres de Pablo. Me colocaron como apropiador sin ningún tipo de fundamento. Pablo declaró acá y dijo: ´Héctor era joven y no sabía lo que hacía´. Pero su declaración fue guionada. Soy el actor principal por ser militar. Se ha distorsionado mi calificación y mi trayectoria. La apropiación de bebes no es un delito de lesa humanidad, no hubo plan sistemático. La querella y la fiscalía dijeron que yo era el entregador, pero hoy recordé una frase de Mao Tse Tung: `Miente, miente, miente, que siempre algo queda`. La verdad la dicen mis primos, que comprobaron que no tuve nada ver con la entrega de Leandro”.

Hace unos días, la defensa, encabezada por el destituido ex juez Guillermo Tiscornia, pidió la absolución de los tres imputados. El abogado de los acusados atacó a la víctima e hizo una defensa del terrorismo de Estado y de la teoría de los dos demonios. Descalificó a los juicios de lesa humanidad como “trajes a medida influidos por la ideología para perturbar el proceso de pacificación” que se había iniciado con las leyes de Punto Final y Obediencia Debida, cuestionó su imprescriptibilidad y acusó a Pablo de ofrecer una declaración judicial “guionada” por el gobierno nacional y Abuelas de Plaza de Mayo. 

El ex juez fue destituido en 2007 por el Consejo de la Magistratura por “mal desempeño de sus funciones”. Y sobreseído en 2011 de una causa judicial en la que se lo acusaba de pedir coima a una empresa de juegos de azar por 4 millones de dólares. En su alegato, se obsesionó en desvincular a la guarnición de Campo de Mayo dentro de la represión ilegal y el rol particular del entonces teniente Héctor Giribone dentro de la Escuela de Caballería que estaba en las 80 hectáreas del predio.

Héctor Giribone – que además es primo del apropiador y padrino del nieto restituido- participó en el Operativo Independencia, fue jefe del Comando de Operaciones Tácticas y 12 destinos militares más. Estuvo en el Ejército hasta 2012. Su defensor dijo que no era un experto en la “lucha antisubversiva” y no supo de torturas y desapariciones. Para probarlo, citó una declaración del ex jefe del Ejército y actual embajador en Costa Rica. “Martín Balza, que era jerárquicamente superior, declaró que sólo supo de la represión con la llegada del gobierno de Alfonsín”. ¿Cómo iba a saberlo un entonces teniente primero?, se preguntó Tiscornia.

El caso

Pablo nació el 13 de abril de 1978 y fue secuestrado el 14 de mayo de 1978, al mes de vida, junto a sus padres, los militantes políticos delEjército Revolucionario del Pueblo (ERP) María Rosa Miranda y Ricardo Gaona Paiva. Ese día, las víctimas habían participado de un encuentro familiar en la casa de los padres de Ricardo. Se despidieron y nunca más se supo de ellos.

Hasta los 22 años, Pablo creyó que su adopción era legal: le habían dicho que lo habían traído de Misiones después de un día de viaje en colectivo, como a sus hermanas de crianza. Pero empezó a dudar cuando descubrió que la información de su partida de nacimiento decía que había nacido en Virreyes, provincia de Buenos Aires. Después de una discusión que tuvo con sus padres apropiadores en 2008, Pablo vaciló cuatro años para hacerse los estudios de ADN. El resultado señaló que era hijo de María Rosa Miranda y Ricardo Gaona Paiva. Ella tenía 28 años y él 21 cuando fueron vistos por última vez, a un mes de haber sido padres. “No sabemos en qué punto fue secuestrado el matrimonio Miranda–Gaona, pero sí sabemos que Héctor entregó el niño y que sabía sobre su origen”, dijo el abogado querellante Alan Iud.

La coartada de los acusados sobre cómo llegó el chico al matrimonio Giribone despertó numerosas dudas. Dijeron que fue un acuerdo entre el padre de Salvador, Ángel Giribone, que era almacenero y repartidor de garrafas, y el padre de Héctor. Ninguno puede responder a esas acusaciones: están muertos.

El juicio

El juicio empezó el lunes 11 de agosto. Ese mismo día declaró Pablo frente a los imputados, con quien mantiene una buena relación: “Por más que sea un proceso doloroso, creo que es necesario contar y estar acá. También lo hago por mis padres, que continúan desaparecidos”.

Los tres imputados, a lo largo de las audiencias, negaron los cargos en su contra. “No tuve absolutamente nada que ver con este caso”, aseguró el teniente coronel Girbone ante los jueces Gabriel Nardiello, Oscar Hergott y Adriana Palliotti.

En el mismo sentido, Salvador y Haydée dijeron que antes de “obtener” a Pablo, habían traído a dos chicas de Misiones y que las anotaron como hijas adoptivas. Salvador contó que un tío – ya fallecido- le hizo el contacto con una mujer de San Martín, que fue la que le entregó el bebé de tres meses, en julio de 1978. Al niño lo fueron a buscar a la casa de la mujer, pero Salvador no recuerda la dirección de la casa.

El certificado de nacimiento lo firmó el médico militar Ricardo Nicolás Lederer. El falso documento decía que el niño había nacido en un hospital de Virreyes. El 22 de julio, el niño fue anotado como Leandro Daniel Girbone en el Registro Civil de esa localidad. Lederer había trabajado con Héctor en una guarnición militar en la provincia de Salta unos años antes.

En mayo de 1978, Ricardo tenía 21 años y María Rosa, 28. Eran militantes del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) en el partido de Vicente López. A un mes de ser padres, el 14 de mayo de 1978, salieron de su departamento de Barrio Norte y fueron a visitar a un familiar, en Villa Martelli. En algún punto del regreso a su casa, miembros del Ejército los secuestraron a los tres. A Ricardo y a María Rosa nadie los volvió a ver, y hoy, después de décadas de búsqueda, los familiares de Pablo cerrarán una etapa sobre la apropiación de Pablo. 

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