La académica estadounidense Janice Raymond estuvo de visita en la Argentina para participar del II Foro Internacional sobre los Derechos de las Mujeres: Trata y Tráfico de personas. “Es imposible distinguir entre prostitución forzada o voluntaria”, dijo. Y contó sobre el modelo nórdico, en Suecia: “Los clientes tienen miedo a ser detenidos. La prostitución bajó 50%".
Janice Raymond es una feminista radical y como tal sus afirmaciones son un dogma. Para la académica estadounidense la prostitución no puede ser un trabajo ni una elección. Viajó hasta Argentina para participar del II Foro Internacional sobre los Derechos de las Mujeres: Trata y Tráfico de personas, que se hizo en Mar del Plata la semana pasada. Infojus Noticias habló con ella después de su exposición en el encuentro organizado por el Consejo Provincial de la Mujer.
Raymond es miembro del Consejo Directivo Internacional contra el Tráfico de Mujeres (CATW) y profesora emérita de la Universidad de Massachusetts. La violencia, la explotación sexual y la violencia médica hacia las mujeres son los temas principales de sus trabajos. También ha opinado sobre transexualidad. Por esos escritos fue cuestionada por su posición.
En 2003 escribió “10 razones para no legalizar la prostitución”, un decálogo contra el modelo que optaron, por ejemplo, Holanda, Alemania y Bélgica. En estos países las mujeres tienen “permisos” controlados por el gobierno. “Cuando se legaliza se piensa que es sólo la mujer. La gente no entiende que cuando el Estado autoriza esta actividad, se legaliza el burdel, el proxeneta y toda la actividad conexa. La industria no se tiene que legalizar porque se legitima”, explica la mujer de 71 años.
-¿Cuáles fueron los motivos para permitir la prostitución en estos países?
-En Holanda y Alemania los argumentos eran: reducir la prostitución de menores y liberar a la policía para que no estén atentos a delitos menores. Darle más autoridad para que busquen a los cabecillas. Ahora se jerarquizó a los municipios que no están capacitados. No atraparon a los cabecillas y el negocio se expandió. En Alemania había 200.000 mujeres en la prostitución en 2012. Dos años después de la ley se duplicó y ahora tienen 400.000.
-El primer postulado de Raymond dice: “la legalización / despenalización de la prostitución es un regalo para los proxenetas, los traficantes y la industria del sexo”. ¿Por qué usted dice que es un regalo?
-Hay impunidad para ellos: saben que no van a ser penalizados. En Holanda se establecieron zonas de tolerancia para la prostitución. Se crearon burdeles en partes separadas de Ámsterdam y otras ciudades grandes. Un tercio de la zona rosa de las vitrinas de Ámsterdam lo tuvieron que cerrar porque se infiltró el crimen organizado. Se instaló en las zonas de tolerancia. Si tienen los papeles adecuados de residencia, pueden abrir burdeles. En un informe del Ministerio de Justicia holandés se les hizo una encuesta a las mujeres. Se les pregunta si están mejor que antes de la legalización y la respuesta es no. Ahora tienen dos proxenetas: un proxeneta legal y otro agente que las lleva hasta los burdeles. Este proxeneta, en algunos casos, es una pareja de la chica: empiezan una relación, se hacen pasar por sus novios y después las venden a sus amigos. En resumen, la gente que estaba ilegal antes de la legalización sigue ahí. La estructura existente se legalizó.
-El régimen holandés considera que se puede diferenciar entre prostitución voluntaria y obligada. ¿Usted qué piensa?
-Es imposible distinguir entre prostitución forzada o voluntaria. Cuando una mujer entra voluntariamente a la industria no tiene idea de todo lo que viene después. Muchas terminan haciendo cosas que no quieren hacer: tener sexo sin preservativo, con clientes que no quieren tomar, relaciones sexuales que incluyen violencia. Entonces, están obligadas.
-En el Congreso argentino hay dos proyectos para penalizar al cliente. Suecia fue el primer país en el mundo en legislar criminalizando la compra de servicios sexuales. Usted siguió ese proceso de cerca, ¿cuál es la evaluación que hace?
-En el modelo nórdico, en Suecia, los clientes tienen miedo a ser detenidos. Es simple: sin demanda, no hay oferta. La prostitución en las calles decreció un 50%. La policía cierra los prostíbulos. El tráfico no ha bajado pero se ha mantenido.
-En Argentina, según un estudio el 40 % de las procesadas son las mujeres. Usted habla que es difícil poder dar con los cabecillas de las redes.
-La única forma de salir de la prostitución para muchas mujeres es convertirse en madamas. Los varones que manejan la industria y los burdeles están detrás de escena, son invisibles. Esto pasa en todo el mundo.
El decálogo de Janice Raymond: “10 razones para no legalizar la prostitución”
1. La legalización / despenalización de la prostitución es un regalo para los proxenetas, los traficantes y la industria del sexo.
2. La legalización / despenalización de la prostitución y de la industria del sexo promueve el tráfico sexual.
3. La legalización / despenalización de la prostitución no supone un control de la industria del sexo. La expande.
4. La legalización / despenalización de la prostitución aumenta la prostitución clandestina, ilegal y la prostitución de la calle.
5. La legalización de la prostitución y la despenalización de la industria del sexo promueve la prostitución infantil.
6. La legalización / despenalización de la prostitución no protege a las mujeres que están en la prostitución.
7. La legalización / despenalización de la prostitución aumenta la demanda de la prostitución. Incentiva a los hombres a comprar a las mujeres por sexo en un entorno social más permisible y de mayor aceptabilidad.
8. La legalización / despenalización de la prostitución no promueve una mejora de la salud de las mujeres.
9. La legalización / despenalización de la prostitución no aumenta las posibilidades de elección de las mujeres.
10. Las mujeres que están dentro de la prostitución no quieren que se legalice o despenalice la industria del sexo.