Se sospecha que el hombre que lo mató -durante la primera noche de la ocupación- está prófugo en Paraguay. La Fiscalía de Instrucción N° 43 libró una orden de captura nacional e internacional.
La Justicia sospecha que el presunto asesino de Osvaldo Soto -el hombre que murió en la primera noche de la toma de terrenos en Villa Lugano- estaría prófugo en Paraguay. Hoy la titular de la Fiscalía de Instrucción N° 43, Felisa Elena Krasucki. pidió la captura nacional e internacional de Rolando Javier Rivas Dávalos. La información de inteligencia que le acercó la policía sitúa al sospechoso en un pueblo pequeño del interior del país guaraní.
El 24 de febrero pasado a la medianoche, un rato después de que los primeros vecinos tomaran el viejo cementerio de autos de la policía Federal para erigir allí sus casas, Osvaldo pasóa a ver a dos de sus hermanas, Laura y Rocío, que viven en las manzanas 28 y 29 de la Villa 20, frente a los terrenos ocupados. Después de chequear que estaban bien, se fue a la toma con su sobrino Javier y su cuñado. Allí discutió con un hombre –que sería Rivas Dávila- porque el tipo le pidió a Soto que corriera un fuego que se metía al patio de su casa, o que estaba molestando a su sobrina asmática: esto es algo que todavía no quedó absolutamente claro y que todavía acumula versiones distintas. Lo cierto es que el paraguayo se fue y a los veinte minutos volvió con las manos en los bolsillos de su campera blanca. “¿Vos no querías correr el fuego?”, le preguntó a Soto. No esperó la respuesta. Le pegó un tiro en la pierna y dos en el pecho cuando Osvaldo atinó a levantarse. Después salió corriendo para adentro de la villa.
Una fuente que vivía en la misma manzana del barrio –que pidió reserva del nombre- amplió para Infojus Noticias los datos sobre el sospechoso. Rivas Dávalos, conocido como “Rolo”, tiene 25 o 26 años, y hasta hace poco vivía en la manzana 29, frente al lugar donde Osvaldo, aquella noche, quiso que se apartara del fuego. Según el informante, Rolo escapó del país rumbo a su país natal dos noches después de asesinar a Soto.
“Rolo”, según la fuente, vendía marihuana en una de las esquinas de la villa. No era un transa de envergadura. “Era uno de esos mulitos”, lo describió. Después del asesinato de Soto y antes de dejar el barrio, mientras algunos vecinos murmuraban y lo señalaban como el culpable, Rivas estuvo oculto en un pasillo de la manzana 22. “Lo vieron dos veces encontrarse con la mujer en el Parque de la Victoria, frente a la toma”, agregó la fuente. Borró su cuenta de Facebook y en el barrio se comentó que su tío había puesto en venta la casa donde vivía.
La fiscal Krasucki recibió una foto del imputado, su nombre completo, sus negocios oscuros en la villa y hasta el nombre de su ex mujer. Los propios vecinos, además, le dejaban datos a los deudos de Soto. Y en dos oportunidades deslizaron sobres anónimos con el mismo nombre: Rolando Rivas Dávalos.
-¿Cómo sabían los vecinos quién era?- preguntó Infojus Noticias al informante.
-En la villa se sabe todo.
Ahora falta que la Policía Federal, o Interpol den con el posible asesino de Osvaldo, el único hijo varón de una de las primeras vecinas del barrio: Trinidad Loaiza, una mujer emblemática de la villa.