El ex policía bonaerense David Benítez intentó evitar a los tiros, según dijo, el robo de una moto en la que circulaban su hermana y su hija . Un disparo dio en la cabeza de Lautaro Bugatto, futbolista de Banfield, y lo mató. La fiscalía había pedido doce años de prisión y la querella veinte. El tribunal decidió que sean 14 años de prisión efectiva.
El Tribunal Oral Criminal N°10 de Lomas de Zamora condenó a 14 años de prisión efectiva al ex policía David Benítez por el asesinato de Lautaro Bugatto (20). El joven futbolista de Banfield estaba en la puerta de su casa cuando lo alcanzó por la espalda una de las siete balas que disparó Benítez. Estaba fuera de servicio, y dijo que con esa balacera intentó repeler un robo a un ciclomotor en el que viajaban su hija y su hermana. En la escena no se encontraron más balas que las suyas. La fiscalía había pedido doce años de prisión y el abogado de la familia de Lautaro, veinte.
En la sala, cuando terminó la lectura de la sentencia, se escuhó un grito: "¡Lautaro presente!". Su mamá, conmovida, dijo: "Te amo, hijo". El llanto fue generalizado. "Más allá de la conformidad con el fallo, la ausencia de Lautaro es irreparable", agregó su hermano, Gonzalo.
La pena que recibió Benítez fue de 14 años de prisión, más la detención inmediata. “El placer más grande que sentí fue ponerle las esposas”, le confesó una policía mujer a la mamá de Lautaro. “Si bien nuestra aspiración era que recibiera 20 años de prisión, estamos conformes”, dijo a Infojus Noticias el abogado Lucio de la Rosa, que representa a la familia de Lautaro. “Pasaron cosas desagradables en el debate: siempre Benítez intentó vincular a Lautaro con el intento de robo previo”, agregó.
Además, el tribunal compuesto por Daniel Julio Manzini, Susana Silvestrini y José Ignacio Polizza notificó a la fiscalía de turno para que se inicien actuaciones por falso testimonio a Celeste Cerda, concubina del policía y a su hermana, Pilar Benítez. “Con este fallo se demuestra que no hubo un enfrentamiento, no hubo un exceso en la legítima defensa, sino un homicidio agravado por el uso de armas de fuego (conforme al artículo 79 y al 41 bis)”, puntualizó el abogado de la familia.
Gonzalo Bugatto, el hermano de Lautaro, ya militaba en el Movimiento Evita cuando mataron a su hermano, y abrazó a todos sus compañeros: los de la Campaña, al concejal Juan Francisco Navarro, al subsecretario de Promoción de Derechos Humanos, Carlos "Charly Pisoni", los abogados del CELS Manuel Tufró y Eva Asprella, a las Madres en Lucha, como Dolly Demonty, Gumersinda Gimenez, Eugenia Vázque, entre otras personas. No pudieron ingresar a la sala 3 por falta de espacio, pero esperaron en la puerta hasta que se conoció el fallo. “Sin la ayuda de mis compañeros, no tendría la fuerza que tengo”, les repitió Gonzalo en cada abrazo.
Leonardo Rebolino, coordinador nacional de la Campaña contra la Violencia Institucional, agregó que “sería importante que se retome el debate sobre la portación de armas por parte de efectivos fuera de servicio”. En los hechos de violencia institucional con participación de las fuerzas de seguridad, un 49% de las víctimas murió por disparos de policías que estaban en servicio, mientras que otro 44% lo hizo por obra de policías que estaban de franco -como es el caso de Bugatto-, o retirados (un 9% de los casos). El análisis del CELS contempla 1323 casos entre 2002 y 2011. Además, sólo un 23% de los policías muertos en hechos violentos estaba de servicio.
Los hechos
Era un sábado a la noche, la madrugada del 6 de mayo de 2012. Alicia Giardina había amasado pizzas y su hijo Lautaro estaba por salir a bailar con sus amigos. Se estaba subiendo al auto del lado del acompañante. A pocos metros, venía en un Renault 12 el policía Benítez con su esposa. En una moto, al lado, venía su hermana con la hija sentada atrás, sin casco. En el cruce de Monteverde y Pedro Goyena, en Burzaco, alguien se acercó al ciclomotor. Benítez ingresó al ejército a los 14 años, trabajó como custodio armado de varios empresarios y se desempeñaba entonces en la policía bonaerense. El “profesional del arma” traía su pistola con la carga completa, hasta en la recámara.
Al sentirse atacado, disparó 7 veces en todas direcciones, y en un ángulo que conoce, que le da mayor efectividad. La mamá de Lautaro salió enseguida y se encontró con los amigos que intentaban socorrerlo. Benitez, lejos de prestar asistencia, los amenazó. Nunca soltó el arma, como si fuera parte de los policías que debían investigar lo sucedido.
Manipulación de la prueba y amenzas
“Ya hay actuaciones iniciadas por manipulación de la prueba, en la UFI 6 que la lleva adelante la doctora Andrea Nicoletti, donde ya inició indagatoria a todo el personal policial que intervino, desde el subcomisario (Sebastián Alejandro) Perea, y quienes fueron a amedrentar a Alicia Giardina en su domicilio al mes de ocurrido el hecho, diciendo que se cuide”, destacó De la Rosa.
La causa estuvo envuelta en una serie de irregularidades que tenían como objetivo beneficiar al acusado bajo la carátula de exceso en legítima defensa. La maniobra más burda fue con el Renault 12 en el que viajaba el policía: las primeras pericias comprobaron que el auto estaba intacto, pero no se sabe por qué se lo devolvieron a la familia. Cuando la Justicia detectó esto, allanó la casa de los Benítez y lo volvió a incautar: tenía dos orificios bien visibles, en una óptica y en el paragolpes. El perito de parte de contrató Benítez dijo que eran accidentes balísticos. Según los peritos oficiales, estaban hechos con algún objeto punzante.
El abogado de la familia manifestó que seguirán pendientes de que la condena se cumpla. “Entendemos que esto es parte de una lucha, entendemos que la Defensa va a tratar de hacer algún planteo con respecto a la detención inmediata de Benítez, pero nosotros vamos a estar firmes para presentar oposición a beneficio alguno. Porque como dijimos en el alegato, Alicia se tiró sobre el auto de Benítez, sino el policía se hubiera dado a la fuga”.