Lo dijo la madre del futbolista de las inferiores de Banfield, que recibió un balazo en la puerta de su casa en 2012. El ex policía bonaerense David Benítez, autor del disparo, estaba fuera de servicio, pero e intentó evitar a los tiros el robo de un ciclomotor. Hoy se supo que Benítez había estado en el Ejército y que tenía una causa judicial de 2003 por violencia doméstica.
A dos años y tres meses del crimen de Lautaro Bugatto, un futbolista de 20 años de Banfield, comenzó esta mañana el juicio que resolverá la responsabilidad del ex policía bonaerense David Ramón Benítez en su asesinato. El debate oral se lleva adelante en el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) N° 10 de Lomas de Zamora. Benítez está acusado de haber baleado al joven el 6 de mayo de 2012, cuando salía de su casa en Burzaco. En ese momento el ex agente estaba fuera de servicioe intentó evitar a los tiros el robo de un ciclomotor. Los ladrones ya se habían escapado, pero Benítez disparó siete veces sin dar la voz de alto.
La audiencia empezó pasadas las 10 y terminó después de las 14. Los dos hermanos de Lautaro, la madre y una amiga de la familia fueron los encargados de abrir la ronda de testimonios, que seguirá mañana. El juicio se extenderá hasta el 26 de agosto. Las audiencias serán martes, miércoles y jueves. La sala estaba repleta de familiares de víctimas de distintos casos de violencia institucional y amigos de los Bugatto. También los diputados Leonardo Grosso y Horacio Pietragalla. El público de parte de los Bugatto ocupaba todas las sillas de la sala. Mientras que el policía imputado sólo estuvo acompañado por su abogado defensor. Benítez seguía a los jueces y a los testigos con la mirada inmóvil y el gesto inexpresivo.
Cuando comenzó la audiencia, el fiscal Jorge Bettini Sansoni leyó la acusación contra el ex policía y la carátula de la causa: “Homicidio simple”. El abogado defensor de Benítez sostuvo la hipótesis que viene planteando desde el comienzo. Habló de un “enfrentamiento armado” y que el ex agente “repelió un ilícito”. El lenguaje fue determinante para entender a las partes: los testigos y el fiscal hablaron de “asesinato” y todos sus sinónimos. El abogado del ex efectivo mencionaba a Lautaro como alguien que “obitó” en un “hecho”.
Una causa por violencia de género, un pasado militar
Antes de los testigos, el primero en sentarse frente a los jueces fue el ex policía bonaerense. Se negó a declarar, pero no así a prestar los datos relacionados con su identidad. Benítez habló en voz baja. El presidente del tribunal le llamó la atención varias veces para que lo hiciera más alto y claro. El juez le preguntó si había nacido en 1979. Cuando llegó el turno de la ocupación y sus antecedentes, los jueces y el fiscal decidieron detenerse en esta información.
– ¿Ocupación? ¿Sigue siendo policía? –preguntó el presidente del TOC.
– No –contestó el imputado
– ¿Cuánto tiempo se desempeñó en ese rol?
– Estuve cuatro años en la Policía Bonaerense 2.
– ¿Y antes?
– Estuve en el Ejército, en la Infantería.
– ¿Cuánto tiempo?
– Diez años.
En la sala hubo un hueco para el silencio. Muchos no sabían que el acusado de matar al joven futbolista había sido militar. El fiscal Bettini Sansoni aprovechó para preguntarle si había trabajo en otro empleo relacionado a la seguridad y Benítez contó que se había desempeñado como vigilador privado, custodiando camiones. Después llegaría otra sorpresa. Cuando lo consultaron sobre sus antecedentes, el ex policía de la bonaerense negó contar con un prontuario.
–¿Tiene antecedentes por violencia doméstica? – insistió el fiscal
–No –contestó Benítez.
Entonces Bettini Sansoni sacó de su bolso un legajo que pidió que el tribunal tomara a consideración. Se trataba de un expediente por lesiones contra Andrea Celeste Cerda, la pareja de Benítez. La causa es de 2003, se tramita en la Justicia de Quilmes y quedó sentada en este proceso judicial. El público parecía sorprendido por el dato, pero el más extrañado era el propio acusado.
“Mamá, me pegaron un tiro”
Todos los testigos trataron de reconstruir la madrugada en la que mataron al joven futbolista. Coincidieron, en su totalidad, en que escucharon dos disparos seguidos y después cinco más. “Todos del mismo arma, porque era el mismo ruido”, repitieron uno a uno mientras fueron pasando. El hermano del joven, Gonzalo Bugatto, fue el primero en prestar testimonio. Lo hizo durante casi dos horas. “Estoy en representación de mi hermano”, dijo. "Cuando me dijeron que a mi hermano lo mató un policía, lo primero que sentí fue miedo", dijo ante los jueces Daniel Julio Manzini, Susana Silvestrini y José Ignacio Polizza.
Contó cómo se enteró de la muerte de Lautaro y recorrió las irregularidades de la causa: la no preservación de la escena del crimen, la manipulación de pruebas para borrar datos, el ocultamiento de un testigo y la intervención del vehículo de Benítez que apareció con dos balazos para acreditar la versión del enfrentamiento. “Nos garantizaron transparencia en la investigación y después trataron de encubrir al policía para que evadiera la Justicia”, explicó el joven.
“En este juicio va a quedar demostrado que lo único de lo que fue culpable mi hermano fue ser un pibe de 20 años que salía a bailar. Este es el momento que más estábamos esperando para poner los hechos y las pruebas sobre la mesa y que se sepa lo que pasó”, planteó el mayor de los Bugatto. Lo hizo en referencia a la versión del ex policía que intentó presentar al futbolista como un ladrón.
Las preguntas del fiscal apuntaron al perfil del chico fallecido. Gonzalo se explayó sobre la pasión del joven: el fútbol. También habló de los valores que le transmitió su familia para desarrollar que su hermano no necesitaba robar.
Gonzalo habló tranquilo y seguro de sí mismo. Tuteó a los jueces. “Pedimos una pena para darle un cierre a la desaparición física de mi hermano y que él pueda descansar en paz”, declaró. Cuando terminó de dar su testimonio, respiró hondo. Parecía que era la primera vez que podía, de corrido y sin interrupciones, decir todo lo que pasó con Lautaro. Luego se sentó junto a su abogado.
Cuando fue el turno de la mamá, Alicia Beatriz Giardina, pocos entre el público pudieron contener el llanto. Gonzalo la escuchaba desde su lugar con la cabeza gacha: tampoco podía frenar las lágrimas. "Morí el día que murió Lautaro", dijo la mujer, y se quebró. Con precisión, contó cómo fue la última noche que vio a su hijo de 20 años con vida. “Mamá, me pegaron un tiro”, fueron sus palabras finales, según contó la madre. Además relató las irregularidades cometidas en la investigación y el hostigamiento que recibió por parte de la policía. “Se paraban debajo de un pasacalle que había puesto en la puerta de mi casa para recordar a mi hijo y hacían sonar la sirena. Cuando venían amigas a visitarme las perseguían en autos particulares. La zona quedó liberada”, enumeró.
También aclaró que el día del crimen, Benítez "nunca prestó colaboración" y se "quiso escapar", mientras Lautaro agonizaba en el piso. También lo acusó de amenazar a uno de los jóvenes que acompañaba a su hijo. “Callate hijo de puta o te tiro a vos también”, le dijo. “Nunca se identificó ni dio la voz de alto”, declaró Alicia. “Alguien que mata sin la intención de hacerlo no deja a la persona tirada. El mostró un desprecio por la vida”, agregó.
Después declararon su otra hija, María Florencia Bugatto, y Norma Veiga, que estaba en la casa de la familia ese día. Sus testimonios fueron breves. Ambas reconstruyeron cómo se enteraron de la muerte del chico. “Mañana es una de las jornadas más importantes porque declaran los testigos presenciales”, dijo a Infojus Noticias el fiscal del caso. En la segunda jornada contarán su versión de los hechos los tres amigos de Lautaro- que estaban con él esa noche- y la mujer e hija del policía acusado del asesinato.
Violencia institucional
Faltaban quince días para que debutara en primera cuando Lautaro fue alcanzado por una de las siete balas que disparó Benítez, que en ese momento se encontraba de civil. Todo pasó frente a la casa de la víctima, en el cruce de avenida Monteverde y Pedro Goyena, de Burzaco, partido de Almirante Brown. El ex agente le disparó por la espalda, excusándose en un tiroteo con supuestos delincuentes.
El caso es paradigmático porque empujó el lanzamiento de la Campaña Nacional contra la Violencia Institucional, el 12 de junio de 2012 en el Congreso. El crimen del futbolista se bifurcó en otro legajo judicial que investiga a la actuación de la propia policía. El Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) representa a la familia de Lautaro en una acción administrativa ante la Auditoría de Asuntos Internos del Ministerio de Justicia y Seguridad bonaerense, que dio por probadas algunas de las principales irregularidades cometidas por la policía de la provincia de Buenos Aires.