Fue la mujer que fundó la Asociación de Mujeres Meretrices (AMMAR) en Rosario. La mataron a tiros el 27 de enero de 2004. Días antes había reiterado las denuncias de connivencia entre la policía y el crimen organizado para la trata de personas. Hubo un policía imputado por el crimen, pero fue sobreseído por el juez de la causa en 2007.
A Sandra Cabrera, la mujer que fundó hace más de diez años la Asociación de Mujeres Meretrices (AMMAR) en Rosario, le dispararon en la nuca a quemarropa con un arma calibre 32, el 27 de enero de 2004. Días antes había reiterado las denuncias de connivencia entre la policía y el crimen organizado para la trata de personas. “Este año prescribe la causa y su crimen está impune”, dijo a Infojus Noticias la dirigente de AMMAR Georgina Orellano, y adelantó que la organización evalúa presentar un pedido de juicio político para el juez Alfredo Ivaldi Artacho, que tuvo a su cargo la investigación.
En 2007, Ivaldi Artacho dictó el sobreseimiento de Diego Víctor Parvluczyk, un ex oficial de la Brigada antinarcóticos de la Policía Federal que fue el único imputado por el asesinato de la mujer. Basó la decisión en los fundamentos de la defensa y el fiscal de la causa, Ismael Manfrín, adhirió a esos argumentos.
El magistrado argumentó que “a pesar de la profusa investigación plasmada en la voluminosa cantidad de fojas que integran los presentes autos, plenamente justificada en la complejidad que ha revestido y reviste el caso desde su inicio, no se ha logrado documental prueba de cargo de entidad suficiente para confirmar la hipótesis de participación penal reprochada que permita revocar el auto de falta de mérito dictado". Las denuncias contra la policía y los proxenetas rosarinos tampoco prosperaron en la justicia.
En el 2000, Sandra había hecho su primera denuncia pública. Un grupo de dueños de prostíbulos y patovicas la habían agarrado en la calle y la “molieron” a golpes, recordó Norma Dure de AMMAR Rosario. Consulta por Infojus Noticias, recordó que cuando llegó “a parar” en las esquinas de la terminal, Sandra fue la primera en darle una mano. “Se acercó, me explicó que no teníamos que pagarle a la policía y me dio un número de teléfono para que la llame”, dijo y recordó que cada vez que las llevaban a la comisaría la llamaban y Sandra iba “con ropa, frazadas y comida”.
En 2004, apuntó a la cúpula policial. En los tribunales de la provincia de Santa Fe denunció a los jefes de la División Moralidad Pública de la Policía por recibir dinero de boliches para impedir el trabajo de las mujeres en la calle y evitar la competencia para los bares de la zona de la terminal, donde explotaban a mujeres y niñas víctimas del crimen organizado. A raíz de estas denuncias –firmadas por tres integrantes de AMMAR; entre ellas, Sandra Cabrera- fueron desplazados el entonces jefe Javier Pinati y el subjefe Walter Miranda, pero en la justicia la investigación no dio resultados.
Después de esa denuncia empezaron las amenazas. Primero telefónicas en la sede de la Asociación de Trabajadores del Estado donde la organización de meretrices tenía su base. Llamaban y decían que iban a matar a su hija, Macarena que entonces tenía 8 años. En octubre, una denuncia anónima en el juzgado de Menores Nº 2 puso en riesgo la tenencia de su hija, dijeron que la mandaba a mendigar y que la nena no iba a la escuela. Una asistente social confirmó que la denuncia era falsa. Para entonces, Sandra ya vivía con una custodia policial, pero el día en que la mataron estaba sola.
El expediente por su muerte es una muestra de la violencia machista en el aparato judicial. La investigada pareció ser Sandra y la estrategia, evitar la investigación calificando los hechos como un “crimen pasional”. En la causa de Sandra dijeron que “se desplegaba en la prostitución callejera”, que “habrían generado conflictos con la policía provincial, al punto de motivar el alejamiento de funcionarios”. E intentaron asociarla al consumo y tráfico de drogas, sus compañeras (a las que cuidaba de los embates policiales) lo desmienten.
Del policía Parvluckzyk que trabajaba en Drogas Peligrosas de la policía federal que un jefe le había pedido que terminara su “relación con Cabrera” y que esto “bien pudo preocupar en el ámbito de la policía federal, en donde algunos empleados aparecen manteniendo relaciones de parejas y de otro tipo con el ambiente de la prostitución, la droga y con Sandra Cabrera misma en su actuación en las dos actividades. Pero no parece que constituya un motivo del homicidio”.
Sandra era sanjuanina. En esa provincia siguen viviendo sus dos hijos varones. Macarena, la hija más chica con la que migró a Rosario, estaba por cumplir ocho años cuando mataron a su madre. Hoy, en el décimo aniversario por la muerte de su madre, estaba en el hospital de niños porque su pareja la golpeó, y como tenía en brazos a su hija de un año, la beba de un mes también tenía un golpe en la cabeza. A las únicas a las que pudo acudir en busca de ayudo fue a las compañeras de su madre.
“No voy a volver a mi casa”, dijo Macarena y agregó que esperaba hoy encontrarse con las integrantes de AMMAR, que ya le dijeron que le van a dar una mano. Esta tarde Macarena y las compañeras de Sandra la recordaron en Rosario, donde realizarán un acto a partir de las 19. En su homenaje proyectarán el corto "Si te callas, te matan".