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Terminada la etapa de alegatos, el juicio por la muerte de Daniel Migone en la comisaría novena de La Plata la noche del 9 de noviembre de 2005 espera de la sentencia del Tribunal Oral en lo Criminal Nº 4. En la última audiencia las defensas de tres de los cinco expolicías imputados en la causa presentaron sus alegatos. Coincidieron en la inocencia de sus defendidos y apuntaron a desacreditar a varios de los testigos que prestaron testimonio durante los dos meses que duró el proceso.

Luis Díaz Zapata, Daniel Espósito, María Valeria Maciel, Carlos Ariel Tolosa y Marcelo Falcón son los cinco agentes imputados. La fiscalía solicitó para Díaz Zapata, Espósito y Tolosa la condena de reclusión perpetua como autores de torturas seguidas de muerte. Para Falcón, una pena de diez años por considerarlo autor del delito de omisión de evitar torturas seguidas de muerte. Para Maciel pidió seis años y seis meses por el mismo delito.
La familia de Daniel Migone, representada por Fabio Villaruel, y patrocinada por la Asociación Miguel Bru coincidió en el pedido de la fiscalía. Aunque solicitó que Marcelo Falcón también sea condenado a reclusión perpetua, considerándolo autor del delito de torturas seguidas de muerte.

Marcelo Falcón era el responsable de la comisaría la noche en que Migone fue detenido. Su abogada, María José Crucet, señaló que su defendido al enterarse de  “la situación precaria de salud” en que se encontraba Migone “hizo los llamados pertinentes” y ordenó el traslado al hospital. Asimismo desestimó que Migone haya sido privado ilegítimamente de su libertad porque aseguró “Migone esa noche salió de raid delictivo”. La letrada solicitó que Marcelo Falcón sea absuelto, pasando por alto los testimonios de varios exdetenidos que afirmaron que Migone aquella noche dijo que “lo estaban engarronando”, que se lo escuchaba gritar y patear mientras pedía le explicaran los motivos de su detención.

Según la versión policial, Daniel Migone se ahorcó con una campera de jean. Pero la autopsia determinó que murió por “asfixia mecánica compatible con el accionar de un tercero”. Además reveló que el cuerpo no presentaba un surco externo que permitiera sostener la hipótesis policial de que el detenido se había ahorcado.

María Valeria Maciel -única mujer imputada en la causa- era la oficial de guardia de la comisaría la noche en que murió Migone. Quedó en libertad la semana pasada después de cinco años con prisión domiciliaria. Su abogado defensor, Darío Saldaña, apuntó a descalificar la autopsia, a la que definió como “carente de rigor científico”. Pidió que Maciel fuera absuelta por considerar que, al estar en otro sector de la dependencia, “no podía tener conocimiento de lo que se estaba produciendo en otro lugar de la comisaría”.

En el caso de Carlos Ariel Tolosa, Julio Beley su abogado defensor también pidió la absolución. Afirmó que el imputado “no tuvo contacto con Migone”. Aunque fue el mismo Tolosa quien en su declaración, afirmó haber sido una de las personas que recibió a Migone en la seccional aquella noche y uno de los encargados de tomar sus pertenencias. Esa noche Tolosa estuvo por lo menos cuatro veces fuera de su puesto de trabajo.

Daniel Migone fue detenido a las 23.30 horas del 9 de noviembre de 2005 en la ciudad de La Plata por supuesto robo de pasacasetes. Fue trasladado a la comisaría novena – la misma en donde en 1993 torturaron, asesinaron y desaparecieron a Miguel Bru- y poco tiempo después fue encontrado muerto en la celda de contraventores de esa dependencia. Según los policías el detenido se ahorcó con una campera de jean, atada a una tarima a 30 centímetros del suelo.

Migone llegó muerto a la guardia del Hospital San Martín alrededor de las 00.40 horas del 10 de noviembre de 2005. En la autopsia quedó comprobado que murió asfixiado por otra persona. Tenía traumatismo de cráneo y golpes en los genitales. También presentaba huellas de forcejeo en el cuello y los hombros.

Para la fiscalía y la defensa de la familia Migone quedó comprobado que no había motivos reales para detenerlo. En uno de los autos que el detenido supuestamente había atacado, encontraron huellas de sangre. No sólo Migone no presentaba heridas compatibles con el delito que se le imputaba, sino que un análisis  del  perfil genético de las muestras determinó que la sangre pertenecía a una mujer. El estéreo y una calculadora, supuestas pruebas de los supuestos ilícitos, fueron identificados por dos personas como propios. Primero por Eduardo Di Salvo y luego por Patricia Armenti. Estas irregularidades contribuyen a fortalecer la hipótesis de que una vez muerto Migone, la policía tuvo que salir en busca de pruebas que permitieran justificar la detención.

Qué pasó con Migone y quiénes fueron los responsables de su muerte se sabrá el 5 de julio. Ese día el TOC Nº 4, integrado por Emir Caputo Tártara, Juan Carlos Bruni y Ernesto Domenech, leerá su veredicto.