Infojus Noticias

El rumor, como el silbido del viento patagónico, corre por las calles de Choele Choel, esa ciudad rionegrina de diez mil habitantes del Valle Medio que alguna vez vio nacer a Rodolfo Walsh. Hay quienes siguen viviendo como si nada hubiera ocurrido. Pero otros, cuando leen en las paredes del pueblo “¿Dónde está Daniel Solano?”, se inquietan: quieren saber por qué desapareció y dónde podría estar. Y el rumor, entonces, se expande: el cuerpo de Solano podría aparecer.

Sergio Heredia, uno de los dos abogados de la familia Solano, explicó en su muro de Facebook que tiene pistas suficientes para saber dónde estaría el cuerpo de Daniel, un joven trabajador salteño que desapareció hace casi dos años. No es la primera vez que lo dice. Varias veces, incluso, debió rectificarse. La más polémica fue hace unas semanas, cuando un medio difundió que el abogado había dicho (y colgó un audio con sus palabras) que el cuerpo estaría en la comisaría octava de esa localidad.

Heredia le dijo hoy a Infojus Noticias que ahora es el momento: que, en los primeros días de octubre, y según se lo confirmó el juez de la causa Víctor Soto, un equipo de Gendarmería Nacional hará rastrillajes en la zona. Y no sólo eso: después de las pruebas técnicas de los gendarmes, estará preparada una delegación del Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF), quien se encargará de analizar las pruebas.

“Hay pistas concretas para que el cuerpo de Daniel aparezca en cuestión de días. Lo venimos sosteniendo hace meses y recién ahora nos dan la razón. Estamos cada vez más cerca”, dijo Heredia.

Daniel Solano, de 26 años, fue visto por última vez en un boliche el 5 de noviembre de 2011. Su cuerpo nunca apareció, pero la causa fue caratulada como homicidio: hay 22 policías imputados, 13 procesados, 7 detenidos y 34 denunciados. La estrategia de los abogados de Solano es no sólo imputar a los policías: quieren convertir el caso en una megacausa, detener más personas y avanzar en los procesamientos.

El poder de Choele Choel está ligado a la renta de la fruta. Gerentes, empresarios, juezas, fiscales, funcionarios y policías se protegen y se reparten la torta. Los abogados creen que hay muchos responsables en la desaparición y el crimen de Solano. Un grado de responsabilidades que llega hasta Univeg Fruit Argentina S.A., una multinacional belga que domina el negocio.

Heredia lo explicó de la siguiente manera: “Daniel viajó desde Tartagal, como miles de indígenas que van a trabajar todos los años a la cosecha de la fruta. El sistema que los contrata los cambia cada tres meses para perpetuar la estafa y evitar que se aviven. Trabajó un año y lo estafaron en 31 mil pesos. Si pensás en cien Solano, da tres millones. Solano era un pibe preparado: se avivó de la estafa y se lo dijo a sus compañeros. No planificó un paro ni nada por el estilo. Simplemente levantó la voz para pedir por la plata que no les pagaron”. Según Heredia, la empresa que lo contrató a Solano se enteró y planificó el crimen. “La empresa es socia de la policía. Un equipo parapolicial lo retiró del boliche y lo mató”.

¿Cómo actuó ese equipo? Según Heredia, en la comisaría octava funcionaba una brigada “parapolicial” de investigación. “Al mando estaba la jueza Marisa Bosco y estaba monitoreada por empresarios, comisarios de la zona y coordinada por el policía Sandro Berthé, uno de los imputados. Ellos, a su vez, hicieron tareas de inteligencia para encubrir el asesinato”. Bosco fue la primera jueza que investigó la desaparición de Daniel. Fue separada de la causa y renunció cuando, acusada por la querella, estaba a punto de afrontar un juicio político.

La noche del viernes 4 de noviembre de 2011, Solano salió a divertirse al boliche Macuba de Choele-Choel. Esa misma tarde, en uno de sus últimos contactos telefónicos, le había dicho a su padre: “Nos pagaron mal. El lunes vamos a pedir los reintegros”. Desde esa noche, está desaparecido. Según sus abogados, pronto se sabrá la verdad: con la aparición del cuerpo, confían, el caso se habrá esclarecido tanto en sus autores ideológicos  y materiales como en la compleja trama de encubrimiento.