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Infojus Noticias

4-12-2013|12:33|Saqueos CórdobaProvinciales
Reporte fotográfico y relato

De la Sota confirmó un acuerdo con la policía

Luego de una madrugada violenta que dejó un saldo de dos muerto y más de 60 heridos, el gobernador confirmó que llegó a un acuerdo con la policía acuartelada desde antes de ayer por motivos salariales. Además dijo que los daños "no quedarán impunes".

  • Agencia Télam /Red Imagen/ Daniel Cáseres
Por: Waldo Cebrero

El gobernador de Córdoba, José Manuel De La Sota, confirmó pasadas las 12.10 que se llegó a un acuerdo para destrabar el conflicto con la Policía provincial que se encontraba autoacuartelada desde antes de ayer. La policía cambió de abogado y arreglaron por un sueldo básico de 8 mil pesos y una Ley de Amnistía para evitar sanciones a los efectivos que participaron de la protesta. En un discurso desde el Centro Cívico, además pidió a los medios de comunicación que aporten las grabaciones que se capturaron durante los saqueos de ayer a la justicia para "que
ninguno quede impune del daño que han hecho".

Además, los fiscales de Instrucción en turno de la ciudad de Córdoba -siguiendo instrucciones de la Fiscalía General- libraron un oficio al jefe de policía de la provincia para que ordene al personal a sus órdenes “retomar de inmediato el normal desempeño de sus funciones”, luego de los saqueos de anoche que dejaron dos muertos y más de 60 heridos.

En una esquina de Boulevard Los Granaderos, lejos del centro de ciudad, el humo negro se eleva de un contenedor de basura chamuscado que los vecinos del barrio usaron como barricada, para pasar la noche. Esta mañana Córdoba es una trinchera. Los policías, acuartelados por un reclamo salarial desde hace más de 24 horas. Los vecinos, parapetados en improvisadas defensas, tras una noche a la deriva, donde los asaltos y saqueos a comercios se repitieron por cientos.

Al amanecer, los ecos de algunos disparos al aire despabilaban a los pocos que anoche pudieron dormir. Los que salieron a las calles temprano, se encontraron con una ciudad desolada: no hay colectivos, ni taxis, ni bancos, muchos comerciantes lloran desolados frente a las ruinas de sus negocios, decenas de heridos en los hospitales, el rumor de una muerte, y la sensación de que a esta pesadilla, todavía le queda un rato.

La ciudad amaneció virtualmente paralizada tras los saqueos registrados en las últimas horas luego del autoacuartelamiento policial. Tanto la provincia como el municipio dispusieron asueto administrativo a raíz de la situación que se vive desde ayer. Un joven de 20 años que había sido recibido un balazo en el tórax murió esta mañana en el Hospital San Roque. Según informó el gobernador de Córdoba, José Manuel de la Sota, "son 52 los detenidos" y "más de 60 los heridos".

Según informó el Poder Judicial esta madrugada, los funcionarios judiciales libraron oficio al jefe de Policía "en cumplimiento de instrucciones impartidas por la Sra. Fiscal Adjunta a cargo de la Fiscalía General". "Notifique al personal policial a sus órdenes que deberán retomar de inmediato el normal desempeño de sus funciones en el ámbito territorial que corresponda, bajo percibimiento de encontrarse aquellos incursos en las conductas tipificadas penalmente que pudieran corresponder", dice el oficio enviado por los fiscales.

Unas horas antes, la Fiscalía General envió un comunicado a las fiscalías de Instrucción: “Atento a los hechos de dominio público que han generado numerosos daños y han puesto en peligro a personas, y a los efectos del restablecimiento de la seguridad y la paz social flagrantemente afectada, la Fiscalía General de la Provincia dispone instruir a los Fiscales de Instrucción de toda la provincia a que arbitren las medidas necesarias a los fines de que las fuerzas de seguridad involucradas en la omisión de sus deberes funcionales retomen en forma inmediata la normal prestación del servicio, bajo apercibimiento de estar incursos en las responsabilidades penales que pudieran corresponder”.
 

En bario Cofico, una zona coqueta de la ciudad, solo se ve puñado de niños riendo en la vereda, porque hoy un hubo clases: juegan al “saqueo”. Están obsesionados con una de los videos que difunden los medios. Fue tomado desde un edificio, se ve a un grupo de 30 motociclistas acelerar, luego frenan frente a lo que parece una tienda de ropa, dejan las motos tiras, bajan, rompen los vidrios, suben y siguen. Parecen langostas liquidando una cosecha.

En el barrio Nueva Córdoba, donde viven los estudiantes, lincharon a tres pibes que iban en moto acusándolos de ladrones. Los vecinos les prendieron fuego las motos. Jorge, de barrio Alta Córdoba, cuenta que se pasó la noche custodiando su negocio de celulares en el centro: “Llamé a mi cuñado y agarramos palos. Si caían a saquiar, les abollaba la cabeza. Mi cuñado tenia escopeta, pero le dije que no, armas no, es mucho”, dice, algo excitado, tratando de justificar su extrema decisión. “Después, volver a mi casa fue como una aventura de miedo”, agrega. Anoche, el miedo y la sicosis llevaron a muchos a armarse, y fue como echar nafta sobre una hoguera. “Me conseguí una nueve milímetros”, avisa un periodista de un diario, por las redes sociales.

 

Por segunda vez en un gobierno de José Manuel de la Sota, la provincia de Córdoba se  queda virtualmente sin policías en las calles, debido a un conflicto salarial que derivó en un acuartelamiento. Sucedió por primera vez en agosto de 2005. Al igual que en aquella oportunidad, el paro de uniformados que rige desde las 23 del lunes, abre una importante crisis política en un gobierno que hizo bandera con la seguridad.

La protesta salarial de los azules comenzó el lunes 18, encabeza por las mujeres de las familias, como sucedió en 2005. El domingo a la madrugada, las mujeres bloquearon varias dependencias policiales. Se comenzaba a gestar, lo que llaman “la rebelión de los juanes”. En la jerga policial cordobesa, “juanes” se les dice a las bases, la tropa. Al filo de la medianoche del lunes, la rebelión ya era un hecho: comenzaron a acuartelarse en la sede del CAP 4y5, en barrio Cerveceros, al sur de la ciudad, y a la tarde ya superaban el millar. El paro de policías, llegó a un 85 por ciento.

Por la tarde, presentaron un petitorio con 14 puntos, planteando un aumento que lleve el salario a 13 mil pesos de bolsillo (actualmente promedia los 5.900), mejoras en las condiciones laborales, y que no haya sanciones para quienes se plegaron a la medida. La primera negociación fracasó. El Gobierno dijo que no podía hacer mas ofertas, hasta que José Manuel de la Sota, de viaje a Colombia, no regresara. “Prepárense para pasar una noche sin policías”, dijo entonces Adriana Rearte, una de las voceras de grupo de esposas de policías.

Los primeros saqueos comenzaron a las 18, cuando el sol comenzó a bajar. Para destrabar el conflicto, De la Sota retornó de su viaje. Pero cuando llegó, a las 2 de la madrugada, dio un mensaje poco tranquilizador: “No hay acuerdo salarial posible”, dijo.

Ayer la Provincia ofreció una mejora salarial que no conformó a los acuartelados. Pero a la medianoche, mientras las calles se desmadraban, un vocero de los uniformados dijo a Infojus Noticias, que “por 7 mil pesos agarramos viaje”.  Anoche, el Gobernador los enfrentó,  les advirtió que habría sanciones, y dispuso que los fiscales provinciales tomaran acciones. Esta mañana dio su última oferta: a cambio de que a las 10 de hoy depongan su actitud y levanten el motín, ofreció llevarles el sueldo a 8.000 pesos para todo el personal y 9.000 pesos en el caso de los que patrullan las calles. Es una oferta que quizás confirme a los acuartelados, pero en el fondo, la crisis puso en evidencia un modelo que fracasó. 
 

“Nosotros somos de Quilino (a 150 kilómetros de la capital) Para trabajar acá, salimos a las 6, tomamos dos colectivos y llegamos justo para entrar a las 13. Así patrullamos hasta el día siguiente a las 8. Al menos tres veces a la semana, somos recargados, por lo que pasamos 40 horas seguidas trabajando. Cuando llegamos de nuevo a Quilino, solo queremos dormir, no vemos a nuestras familias”. Así relataban ayer dos jóvenes agentes su rutina laboral. Hablaban desde “la cuadra” del CAP 4y 5, donde estaban acuartelados, un lugar con humedad y media docena de colchones mugrientos para descansar. Dicen que eso es un privilegio, “en otros CAP, se duerme en el móvil”. Allí no hay agua potable, ni cocina, pero abundan las cucarachas. Los baños rebalsados, son usados por 110 personas diariamente. “También tenemos que pagar 3 mil pesos de uniforme, y nos devuelven 150. De los adicionales que hacemos, que pagan empresas privadas, la jefatura se queda con un 10 por ciento. Pero los jefes comen bien, medialunas, pastas. A nosotros nos mandan comida podrida”, expresaron. Ese es, también, parte del cuadro de situación de la Policía, y una de las cuestiones que exigen los uniformados. 

 

Informe: Waldo Cebrero
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