Lucas Soria era uno de los amigos más cercanos de Julián Antillanca, un joven asesinado a golpes en 2010 a la salida de un boliche, en Trelew. En julio tres policías fueron condenados a perpetua por el homicidio y otro por encubrimiento. El testimonio de Soria fue trascendental. El sábado lo golpeó un patovica. “Hay un manto de sospecha detrás de la agresión a los testigos del caso Antillanca”, explicaron desde la Comisión contra la Impunidad de Chubut.
Lucas Soria, de 24 años, fue uno de los dos amigos que estuvo con Julián Antillanca la noche en que un grupo de policías chubutenses lo asesinó a golpes. El sábado, el joven fue a bailar al boliche Rexo, en el centro de Trelew. A la salida, el patovica Martín Bustamante lo tumbó de una trompada y le pegó en el piso. El joven golpeó la cabeza con el cordón de la vereda y quedó inconsciente. Hace tres días que está internado con coma inducido.
Dos policías que hacían servicios adicionales observaron con pasividad como Bustamante golpeaba a Lucas. La escena completa quedó registrada en una de las cámaras de seguridad del local bailable. Esa prueba le permitió a la jueza Ivana González identificar al agresor y dictar la prisión preventiva.
“Hay un manto de sospecha detrás de la agresión a los testigos del caso Antillanca”, explicaron a Infojus Noticias desde la Comisión contra la Impunidad y por la Justicia en Chubut. “Es llamativo que dos jóvenes que declararon sobre lo ocurrido la noche del 5 de septiembre de 2010 (cuando asesinaron a Julián) hayan sido asesinados y un tercero esté en coma”, agregó un miembro de la organización, en referencia al caso de los hermanos Sergio Alejandro y Denis Matías Aballay, de 23 y 25 años, asesinados en marzo de 2014. Los jóvenes eran conocidos en la provincia por denunciar a los policías que mataron a Julián.
La piña desde atrás
El video de la cámara de seguridad del boliche Rexo muestra la secuencia completa. A la salida del local bailable, Lucas intenta contener a un amigo al que habían echado del lugar. Un grupo de patovicas avanza a las piñas. Lucas, desprevenido, no vio venir la trompada de Bustamante, de 34 años, y cayó de espaldas al piso. Cuando el patovica le pegó la patada, el joven ya estaba inconsciente: había golpeado la cabeza con el cordón de la vereda.
Una ambulancia lo llevó al Sanatorio de Trelew. El parte médico sostuvo que tenía pérdida de conocimiento y coágulos en el cerebro. Por eso le indujeron el coma. “El último parte fue alentador. Los coágulos se están disolviendo y dejaron de inducirle el coma, aunque todavía está en estado crítico y no se sabe si puede quedar con alguna lesión”, informaron desde la Comisión contra la Impunidad y por la Justicia.
El comisario César Brandt, a cargo de la Seccional 1, que interviene en la causa, dijo que Lucas y su amigo fueron expulsados del boliche. En medio de la pelea, explicó, “terminó impactando su cabeza” con el cordón de la vereda.
En 2014, el policía había sido separado durante su cargo por denuncias de “abuso de autoridad” en el desalojo a una comunidad Mapuche en Esquel. Hoy está a cargo de la comisaría en la que el 17 de febrero de este año, Mauro Castaño murió al sufrir quemaduras en más del 70 por ciento del cuerpo. El joven había sido detenido a la salida de un boliche por una supuesta contravención.
Un juicio emblemático
Lucas era uno de los amigos más cercanos de Julián Antillanca. El 5 de septiembre de 2010 los dos jóvenes fueron juntos al boliche. A las seis y media de la mañana se vieron en la puerta del lugar. Lucas y otro amigo se despidieron. Julián se quedó unos minutos y luego decidió alcanzarlos para tomar un taxi con ellos. Nunca más lo volvieron a ver.
A la mañana siguiente, el cuerpo de Julián apareció tirado en la calle. Una testigo contó que vio cuando un grupo de policías golpeaba al joven. Explicó que no pudo dormir recordando cómo “le pegaban en la cabeza, cuerpo y piernas”. Otras dos chicas observaron, escondidas detrás de un árbol, cuando los agentes bajaban el cuerpo de un patrullero y lo descartaban en una calle “solitaria”.
En un primer juicio todos los acusados fueron absueltos. El Supremo Tribunal de Justicia provincial revocó el proceso realizado en primera instancia y ordenó hacer un nuevo juicio. La Corte Suprema de Justicia avaló el fallo.
En el segundo debate, realizado en julio de este año, los jueces Darío Arguiano, Adrián Barrios y Marcelo Di Biasse condenaron a perpetua a Martín Solis, Jorge Abraham y Laura Córdoba por el delito de “homicidio agravado”. El comisario Carlos Sandoval recibió una pena de tres años por “encubrimiento agravado”. El oficial Pablo Morales fue absuelto.
SO/RA