Según el relato de los testigos, en una bolsa de consorcio la pareja había descartado una tarjeta de crédito de la víctima y recortes de papeles.
Dos empleados municipales de la localidad de Arroyo Corto declararon durante la segunda jornada del juicio que se sigue contra la periodista Estefanía Heit y su esposo, Jesús Olivera. Los testigos afirmaron que la pareja descartó una bolsa de residuos que, entre otras cosas, contenía una tarjeta de crédito vigente de Sonia Molina, el día que ésta denunció que había escapado de su cautiverio en la casa de la pareja, en Coronel Suárez, según informó Télam.
Se trata de Sergio Gabriel Anecha y Luis Angel Ruppel, quienes declararon ante el Tribunal Criminal 1 de Bahía Blanca que juzga a Heit y a Olivera por reducción a la servidumbre, lesiones graves y estafa, además de abuso sexual, por parte del segundo, contra Molina.
Anecha relató esta mañana ante los magistrados que el 12 de noviembre de 2012, mientras cortaba el pasto, la pareja acusada, a bordo de un Corsa color bordó, se le acercó y le preguntaron si podían arrojar una bolsa de residuos. Les respondió que el camión de la municipalidad se había ido a la planta de reciclado.
El empleado agregó que le dijo a la pareja que podía dejar la bolsa -a la que describió como de `consorcio`- arriba de un carro que había en el lugar y se retiró. Anecha sostuvo que más tarde le comentó lo que le había pasado a un compañero de trabajo, quien poco después abrió la bolsa, en la que había una caja con recortes de papel y una tarjeta de crédito. "Me llamó la atención que había una tarjeta de crédito que vencía en el 2015", acotó.
Luego, el testigo recordó: "A la otra mañana seguí leyendo las cosas que había y al mediodía mi señora me comentó lo que había sucedido en Coronel Suárez. Al escuchar el nombre de Sonia Molina fui al corralón, busqué la tarjeta y vi que estaba a nombre de Sonia Molina, por lo que llamé a la Policía".
Además de los empleados municipales, declaró hoy un analista de sistemas, quien recordó que la pareja quería armar una página para difundir la religión que practicaba.
"Hicimos una entrevista para armar una pagina web. Ambos querían hacerla y era una página para promulgar la religión que ellos practicaban. Simplemente fue una primera charla, íbamos a pactar otra reunión como cualquier trabajo y el próximo paso iba a ser terminar el diseño de la página y el panel de autogestión", dijo el testigo Leonardo Jáuregui.
Y añadió: "El señor Olivera se presentó como pastor y el nombre de la página web iba a ser `Zoe el Ministerio`". También recordó que Heit le habló de la existencia de una ONG: "El nombre, tengo entendido, era `Visión 21`", dijo. En el marco de la audiencia también declaró un mecánico y vecino de Heit y Olivera, Carlos Laurentino, quien dijo que a la periodista la "conocía como todo el pueblo y por su trabajo", mientras que a Olivera "no lo conocía".
"Era un vecino más y uno no se pone a mirar lo que hace, cada cual en su mundo", afirmó el hombre ante una consulta del fiscal Eduardo Zaragiegui sobre si observabaa movimientos en la casa. En un tramo de la declaración, la defensa le preguntó al testigo si tenía un guante autografiado por el boxeador Carlos "Maravilla Martínez" que le había dado la periodista.
"Le hice un trabajo (por el auto) a la señora y me dio un presente, que era un guante de boxeo de Maravilla Martínez", admitió.
Al respecto, uno de los defensores, Leonardo Gómez Talamoni, explicó a la agencia estatal, que esa pregunta tuvo como objeto demostrar la existencia de la ONG que manejaba la pareja, ya que el boxeador colaboraba con ella y por eso dejaba guantes con su firma.
Los hechos
Heit (30) y Olivera (29) están detenidos desde el 12 de noviembre de 2012, cuando Molina denunció que acababa de escapar de la casa de ellos, donde había permanecido cautiva tres meses. Según Molina, Heit y Olivera la privaron de su libertad y la sometieron a tormentos y abusos, al tiempo que la despojaron de todos sus bienes bajo un ardid motivado en cuestiones religiosas, ya que Olivera decía ser un pastor.
La víctima aseguró que no podía escaparse de la casa porque Olivera la custodiaba todo el día y porque la amenazaban con dañar a su hija de 10 años, que vivía en Río Colorado.
Durante su cautiverio, Molina dijo que llegó a pesar 45 kilos, que la alimentaban con comida para perros y excremento de perro, que sufrió quemaduras y lesiones con elementos punzantes y que Olivera abusó sexualmente "tantas veces" que no recuerda cual fue la primera.