Lo dijo Viviana Alegre, madre del joven desaparecido en febrero de 2012 a la salida de un baile de cuarteto. El martes comienza el juicio. Según la acusación, Facundo fue enviado por un conocido músico a comprar droga al barrio Maldonado. Allí fue asesinado por dos transas y su cuerpo cremado en un cementerio. La madre siempre sostuvo que la Policía estaba vinculada.
El “Negro” Pablo Rearte se apretó los genitales: “Acá lo tengo escondido al teñido ese”, dijo. Nervioso, se volvía más tartamudo. Su novia quería saber si era el responsable de la desaparición de Facundo Rivera Alegre, conocido como “El Rubio del Pasaje”. Facundo fue visto por última vez la madrugada del 19 de febrero de 2012 a la salida de un baile cuartetero. Su familia denunció que había sido víctima de la policía cordobesa. Pero en barrio Maldonado, al este de la ciudad, los vecinos comentaban que lo asesinaron los hijos de una transa de la zona.
Tres años después de su desaparición, el martes empieza el juicio en la Cámara 11° del Crimen de Córdoba. Pablo Rearte, de 31 años, es el único acusado por ser coautor de homicidio. Su hermano menor, el supuesto autor del disparo, tenía 15 años al momento de los hechos, por lo tanto es inimputable. Ambos son hijos de María del Carmen “La Colela” Rearte, una conocida transa de Maldonado. Según la instrucción, Facundo llegó a la casa de “La Colela” a comprar 50 gramos de cocaína enviado por el acordeonista del músico cuartetero Damián Córdoba. Quiso pagar con un billete falso y eso derivó en una pelea que terminó cuando el menor de “Los Colelas” le disparó en la cabeza. Luego enterraron el cadáver. Varios meses después lo exhumaron –según surge del auto de elevación a juicio– y pagaron con dinero y droga al empleado municipal Aldo “Pelado” Monje, quien cremó el cuerpo en el cementerio San Vicente. Monje también estará en el juicio imputado por encubrimiento.
Sin un cadáver, la instrucción se fundamentó en medio centenar de testimonios –varios vecinos de Maldonado, entre ellos la novia de Pablo Rearte– que describen los últimos momentos de Facundo. Pero hay un testimonio que será clave: el que relata el momento del supuesto homicidio. Sin esa declaración, la acusación de homicidio corre riesgo.
“En cuanto al encubrimiento, no hay muchas pruebas para sostener lo que pasó con el cuerpo de mi hijo. El cadáver no está, entonces para nosotros, Facundo sigue desaparecido”, dijo Viviana Alegre, la madre, a Infojus Noticias. Viviana sostiene que en el banquillo de acusados deberían estar otras personas, además de “Los Colelas” y Monje.
“Deberían estar los responsables del Estado. Porque no es posible que las bandas narcos actúen así como así. Necesitan de una zona liberada por la Policía”, señaló.
El supuesto autor del disparó hoy tiene 19 años, la edad del Facundo al momento de desaparecer. Sigue en libertad y hace poco fue padre. Semanas atrás Viviana lo cruzó caminando por la ciudad. Iban con su madre, “La Colela” Rearte, una empleada municipal corpulenta y de voz amable. El chico agachó la cabeza. “La Colela” quiso hablar con Viviana. Se acercó y la tomó del brazo, justo donde tiene tatuado el nombre de su hijo: “Usted es la mamá de Facundo…”, la encaró. Viviana la frenó. “Le dije que me dejara tranquila. Quiero llegar al juicio tranquila. Se me mezclan muchas cosas”, contó Viviana a esta agencia. Luego se dirigió chico que agachaba la cabeza: “Vos, pibe, nunca me vas a poder mirar a la cara. Ahora tenés derecho a disfrutar de tu hijo. Yo tenía derecho a disfrutar del mío”, le dijo.
El tribunal dispuso que Viviana Alegre declare el primer día, tras la lectura de la acusación. Para ese día, el tribunal tiene pensado escuchar a otros cuatro testigos. Los jueces encargados de conducir el proceso serán Susana Frascaroli (presidente) y los vocales Graciela Bordoy de Pizzicari y Daniel Ferrer Vieyra. La acusación correrá por cuenta del fiscal de Cámara Diego Albornoz. “Hay muchos fallos y doctrinas sobre la responsabilidad en un homicidio, aun sin tener el cadáver. Nosotros tendremos que analizar los indicios y las pruebas para ver si llegamos a la misma conclusión que la instrucción”, dijo el fiscal de Cámara a esta agencia.
Aunque nunca hubo una línea oficial de investigación que apunte a la Policía, el caso del “Rubio del Pasaje” se trasformó en un estandarte de la lucha contra la violencia institucional. Viviana siempre pidió apartar a la fuerza de la instrucción, pero el fiscal Alejandro Moyano -hoy Fiscal General de la Provincial- no aceptó ninguna de las solicitudes de la querella, que siempre tuvo un acceso limitado al expediente.
Tres de los jefes policiales que estuvieron comisionados en la investigación están procesados por diferentes casos. Gabriel Álvarez, jefe de Robos y Hurtos, fue desplazado hace un mes por un escándalo de corrupción. Ariel Ávila, el primero que interrogó en mayo de 2012 al menor supuestamente autor del homicidio, está procesado por falsificar firmas de fiscales federales. Rafael Sosa, el último que dirigió la investigación del caso del Rubio del Pasaje, está detenido por ser el mentor de la banda de policías que protagonizó el narcoescándalo.
Si bien el fiscal Moyano siguió desde los primeros meses la pista de “Los Colelas”, le llevó un año y medio poder detenerlos e imputarlos. Mientras tanto la incertidumbre de la familia crecía a la par de las denuncias de la madre contra la fuerza policial. Y el caso tomó un cariz nacional. El martes, junto con Viviana Alegre estarán madres referentes de la lucha contra la violencia institucional de todo el país.
¿Cómo será el juicio?
El juicio debía comenzar el 16 de mayo, pero se pospuso porque el imputado Monje pidió una medida de probation (suspensión del juicio a prueba) que le fue denegada. Para el fiscal de Cámara, es “fundamental” que el empleado del cementerio esté presente en el debate. Albornoz no descarta pedir un careo entre Monje y Pablo Rearte, o entre Monje y otro trabajador del cementerio municipal, quien terminó delatándolo.
A partir de martes 11 habrá audiencias todos los días hasta que el tribunal dicte la sentencia. Según fuentes judiciales, “existe interés de que el debate se haga rápido”, pero en la lista hay 50 testigos (aunque podrían prescindir de algunos). “Este es un caso incómodo para el Gobierno provincial, para la Justicia y para la Policía. Cuando no lo dilatan, quieren sacárselo de encima rápido”, dijo Viviana Alegre. Para la querella, a cargo del abogado Claudio Orosz, hay tres testimonios que serán claves.
Testigos claves
A través de una profusa prueba testimonial Moyano buscó acreditar la relación previa entre Facundo y el acordeonista Luciano Calderón, quien aquella noche lo envió a comprar cocaína, y los hijos de “La Colela” Rearte. Pero para Claudio Orozs, dos testimonios serán claves para el homicidio, y un tercero para comprobar el encubrimiento.
El primero es el de la joven tucumana María Rosa Salinas a quien Facundo había conocido por Facebook. El 19 de febrero a la noche la banda de Damián Córdoba actuó en Tucumán, iban a viajar una vez terminado el show en Córdoba. Luciano Calderón le prometió a Facundo llevarlo hasta Tucumán si se mantenía “fresco” y le compraba droga. No era la primera vez que sucedía, según declaraciones. Así surge de los mensajes de texto que “El Rubio” le envió a la chica tucumana, incluidos en el expediente. “Yo cuando termine el baile oi ala 5 tengo que habla con lusiano calderón (sic)”, dice el primero. Luego manda otro: “Si i me dijo que te fresco que cuamdo termine el baile que le consiga 50 gramo i lo busque i bolamo pa tucuman(sic)”. Luciano Calderón también será convocado a declarar. “Hay que preguntarle si era normal que mandaran a los pibes a comprar droga”, dijo Claudio Orosz a Infojus Noticias.
Cuando el baile terminó, Facundo salió del Estadio del Centro, caminó unas cuadras y subió a un colectivo de la línea E2, rumbo a Maldonado. Algunas personas declararon que iba borracho. En la casa del pasaje Esnaola dónde viven los Rearte lo esperaban tres personas: los dos sindicados en el crimen y Claudio “El Pato” Rearte, otro de los hermanos. Allí entra en juego la testigo clave, una mujer que primer declaró con identidad reservada que estaba un quiosco ubicado enfrente, a poca distancia. La mujer, que esa madrugada volvía del baile, escuchó y observó el desenlace fatal. Según contó, la transacción se hizo en el porche de la casa. Pero algo pasó. Facundo llevaba billetes falsos. “¿Hasta cuándo me vas a seguir cagando, vos, teñido?”, gritó “El Negro” Pablo, antes de comenzar a golpearlo. Facundo se defendió y a la pelea se metieron los otros dos hermanos.
Ante el fiscal Moyano la testigo dijo que en un momento de la pelea, Pablo y “Pato” separaron a Facundo tomándolo de los brazos. Entonces el menor de los Rearte extrajo una pistola 9 milímetros de la cintura de “Pato” y le disparó en la frente. “Estaba sacado”, declaró. “La gorra que tenía puesta el gringo saltó por el aire”, agregó la testigo. En el piso quedó un charco de sangre. El “Pato” y Pablo cargaron el cuerpo en el Ford K gris de la madre. “Los brazos colgaban”, detalló la testigo. Seis meses después, realizaron el test de “luminol” (reactivo) en el auto y se detectó sangre en el asiento, el baúl y hasta en el tablero.
El encubrimiento
De acuerdo con el expediente, a fines de 2012 los acusados habrían exhumado el cadáver –al que habían enterrado en un baldío- y se lo entregaron a Monje para que lo cremara, a cambio de dinero y droga. La querella duda de esta parte de la investigación. Considera que no pudo haber actuado solo una persona en la desaparición del cuerpo. Para comprobar la responsabilidad de Monje, será clave el testimonio de uno de sus compañeros, quien declaró que en un asado, ebrio y desbocado, Monje contó que había arreglado con los Rearte para deshacerse del cuerpo.
Cuando el fiscal Moyano dictó la prisión preventiva a los imputados dijo a esta agencia que avanzaría sobre la responsabilidad de la banda de cuarteto en el caso. También aclaró que nunca investigó la relación de Facundo con el tráfico de drogas.
WC/SH