Lo declaró la hermana de la imputada, en la segunda audiencia del juicio por la muerte por desnutrición de una beba de cuatro meses. “Si una persona con 0,5 gramos de alcohol en sangre no puede manejar, a una persona que está constantemente con alcohol en sangre, le resulta difícil mantener el cuidado de personas a su cargo”, afirmó el médico que hizo la autopsia a la beba. El próximo miércoles habrá una nueva audiencia.
Tres testigos de relevancia declararon hoy en la segunda audiencia del juicio que tiene como imputada a una mujer de 28 años por la muerte de su beba de 4 meses por desnutrición. El Tribunal pasó a un cuarto intermedio hasta el miércoles 18 al mediodía.
“Vengo a decir lo que sé, no es una asesina…”, la frase la dijo Gabriela Villa, hermana de Victoria Damiana Villa Mesa (28). Recién se había sentado y había prestado juramento. La secretaria del Tribunal Oral Criminal 2 de Lomas de Zamora, entonces, le hizo la pregunta de rigor: “¿Tiene usted algún interés especial en la causa, o solo espera que se haga justicia”. Gabriela no entendió las formas, y respondió con una frase que las partes no pudieron dejar pasar.
La hermana de la imputada fue la última de las testigos en pasar a declarar. A pedido de la fiscal de juicio Marcela Dimundo contó lo que se acordaba sobre la muerte de su sobrina. “Mi hermana vino a la mañana a mi casa a buscar ayuda. Me pidió plata para ir al médico”, relató Gabriela. Mientras Victoria buscaba el dinero, su papá, Jorge Villa –declaró al cierre de la primera audiencia– había salido con la beba hacia la casa de una vecina que, en el auto de otro vecino, salió con la chiquita en brazos hacia el Hospital Meléndez de Adrogué.
Los jueces Silvia González (presidenta), Roberto Lanza, José Luis Arabito escucharon la declaración atentos a que no se vulnerara el derecho de la imputada de que ningún familiar declare en su contra.
Pero nada de eso pasó. El relato de Gabriela confirmó el alcoholismo de Victoria. Incluso, contó, que en más de una oportunidad se había llevado a sus sobrinos cuando su hermana estaba borracha. Para Gabriela, Victoria, desde el nacimiento de la beba, “se había abandonado, no se quería bañar”. “Lo que la mató fue el alcohol –siguió contando Gabriela– es una buena madre. No tuvo recursos, no tuvo ayuda de nadie. Yo me hago cargo, podría haberla acompañado para internarse”. Victoria, sentada junto al defensor oficial, Sergio Tenuta, se quebró ante el relato de su hermana.
La declaración de Gabriela no se quedó en el perfil de Victoria ni en los pocos datos que recordaba de aquel día de marzo en el que murió su sobrina. También aportó datos sobre la situación ambiental y de violencia en la que vivía tanto Victoria como la beba. “El padre nunca se hizo cargo de los chicos”, dijo en respuesta a una pregunta directa de la Fiscalía. También hablo de que su hermana no tenía una vivienda fija. Cuando se peleaba con su pareja –habló de golpes– , Victoria recalaba en la casa de su padre, y cuando tenía conflictos con éste, volvía con su pareja. Con ella llevaba los cuatro hijos de la pareja.
Sin lugar para los débiles
Hay un dato en la cortísima historia de vida de Milagros Villa, la beba de 4 meses fallecida por un paro cardio respiratorio derivado de su estado de desnutrición y deshidratación. Ese dato es que desde su nacimiento, la beba tenía problemas con el peso. Nació de un embarazo a término con sólo dos kilos. Por eso tuvo que ser internada en neonatología del mismo hospital que la recibió muerta poco después. En ese ingreso, Milagros tenía una insuficiencia respiratoria relacionada con su bajo peso. Para darla de alta, la beba tuvo que superar los dos kilos y recuperar el reflejo de succión para poder alimentarse del pecho materno. Sin embargo, la bebe debía tener cuidados especiales porque seguía siendo una paciente de riesgo ante cualquier enfermedad respiratoria.
Para César Rodríguez, autor de la autopsia de la bebé, y el primero de los testigos de la audiencia de hoy, los bebés que nacen con peso bajo –el caso de Milagros– requieren de complementos de leche maternizada y un lugar adecuado para recuperarse: higiene adecuada, calefacción y ventilación. Cosas que no había ni de casualidad en la casa de Burzaco en la que vivía Victoria, sus cuatro hijos y su padre. Para confirmarlo, la Fiscalía pidió que el médico viera las fotos del reconocimiento ambiental que constan en el expediente. Rodríguez la observó unos minutos. “¿Se podría o no haber dado esos cuidados especiales en ese lugar?”, preguntó la fiscal. “Posiblemente no”, fue la respuesta. Vale recordar, en este punto, que Gabriela Villa en su declaración dijo, también, que su hermana no tenía otro lugar dónde vivir cuando se peleaba con su marido que no fuera la casa de su padre.
En relación a la autopsia, Rodríguez marcó como causal de muerte una infección respiratoria que derivó en el paro. Además, estimó que el problema pulmonar nació por las condiciones de desnutrición y deshidratación de la criatura.
Alcoholismo
Tanto Rodríguez, como la psicóloga María Alicia Grosso –declaró en segundo término–,el consumo excesivo de alcohol afecta la memoria y la atención. Ambos desde sus miradas disciplinarias abundaron en detalles sobre los estragos del alcohol en el sistema nervioso central. Y, en el caso de la psicóloga, hizo referencia a un test que sirve para determinar el daño neurológico causado por el alcohol. Ese mismo test había sido nombrado por el perito psicólogo que declaró en la primera audiencia y que había llegado a la conclusión de que Victoria Villa tenía una posible patología en su cerebro.
La fiscal preguntó a Rodríguez sin un alcohólico consuetudinario podría cuidar a un bebé. La respuesta del doctor fue contundente: “si una persona con 0,5 gramos de alcohol en sangre no puede manejar, una persona que está constantemente con alcohol en sangre, se hace difícil mantener el cuidado de personas a su cargo”.
Que Victoria Villa era alcohólica no sólo aparece en las declaraciones científicas, sino también en los relatos de su hija de 10 años y su hijo de 6, que en entrevistas con la psicóloga Grosso manifestaron que su mamá tomaba vino todo el tiempo.
Con estas declaraciones, terminaron los testigos previstos. El próximo miércoles las partes se juntarán con el Tribunal para informar si las nuevas pruebas –pericias e informes pedidos por la Fiscalía– ya están disponibles para cerrar el debate y pasar a los alegatos.