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A diecisietedías del hallazgo del cuerpo de Chiara Páez, enterrado en el fondo de la casa de su novio, la Justicia santafesina espera resultados claves y evalúa la mejor forma de reconstruir los últimos movimientos de la adolescente de catorce años asesinada y las personas involucradas en el caso. El fiscal del caso, Mauricio Clavero, pidió colaboración a la policía de Córdoba y La Pampa para el análisis de los teléfonos Chiara y la madre de su novio, detenida por el homicidio. Clavero especificó que la policía pampeana cuenta con "una tecnología que permite trabajar sobre los equipos celulares y establecer con un margen de error de tres metros, el recorrido que hizo el propietario mientras llevaba consigo el teléfono. E incluso permite saber el tiempo que estuvo en un lugar cada vez que se detuvo".

La información será clave para establecer tanto el recorrido que hizo la nena, que estaba embarazada de ocho semanas, como la mujer, de 34 años, que está detenida junto a su pareja, de 43, y su hijo, identificado como M, de 16 años. Y lo que sucedió en los momentos posteriores al crimen. Porque el domingo 10, cuando se denunció la desaparición de Chiara y la policía y los habitantes de Rufino salieron a buscarla, el celular de la nena se activó en diferentes zonas de la ciudad, en lo que fue una clara maniobra distractiva. Para entonces, Chiara ya había sido asesinada. Dos días después, en la reconstrucción de los hechos, M., que confesó el crimen le mostró a los investigadores donde había arrojado parte del teléfono de Chiara. Varias de las partes fueron encontradas por la policía, pero el chip continúa sin aparecer. Como los investigadores están convencidos de que él no actuó sólo como dijo, quieren reconstruir los trayectos de la forma más exacta posible.

Desde el primer momento los investigadores desconfiaron que la maniobra haya podido hacerla el joven sin ayuda de alguien más. En el allanamiento a la casa se secuestró su celular y el de su mamá, y poco después, el de su papá y la pareja de él. Ambos son policías de la patrulla urbana de Rufino.

Los investigadores tienen varias sospechas sobre el relato de M. La principal contradicción radica en la mecánica del crimen. La descripción del ataque que dio difirió del análisis que hicieron los forenses del caso sobre cuál fue la causa de la muerte. Además, el joven explicó que él, después de matar a Chiara, la arrastró hasta el pozo en el que luego la enterró, pero el cuerpo de la nena no tiene ni un solo signo de haber sido arrastrado.

Resistencia

La investigación continúa orientada hacia la hipótesis de que la adolescente se resistió a que le practicaran un aborto y por eso fue asesinada. Los gritos escuchados por una vecina durante la madrugada del crimen y el mechón de pelos encontrados en una de sus manos podrían ser pruebas de esa resistencia.

Clavero, a través de un comunicado, reiteró que sigue esperando “los resultados de las pericias y análisis de las uñas” de Chiara. Y de “los pelos que fueron encontrados en una de sus manos, y de los elementos secuestrados”. Entre esos elementos hay ropa, cuchillos y herramientas. La casa donde fue encontrada Chiara es también donde vive la abuela y el abuelastro de M., ambos también detenidos el día del hallazgo del cuerpo y liberados 72 horas después. El hombre es herrero y de su taller se secuestraron varios elementos.  El pozo donde se la encontró enterrada está a pocos metros de allí.

En la mañana de ayer se realizó un allanamiento en una vivienda que es propiedad de la madre del hombre que está detenido preventivamente. "La casa está alquilada por un vecino de Rufino quien prestó su colaboración sin ningún tipo de inconvenientes. En ésa propiedad, el hombre detenido guarda herramientas que si bien por el momento no tienen ningún tipo de relación con el homicidio, decidí secuestrarlas para que, en caso de ser necesario, se hagan las pericias correspondientes", finalizó el fiscal.