Hace cuatro años, María Haydeé Sifuentes fue condenada a prisión perpetua. Estaba acusada de matar a su hija recién nacida. Ella no recuerda nada, ni siquiera tenía registro de estar embarazada. Hace una semana fue excarcelada y ahora un tribunal determinó bajarle la pena a 8 años de prisión.
María Haydee Sifuentes dejó atrás hace una semana la celda en la Unidad Penal Nº 16 de Mujeres, en Neuquén, porque su sentencia no estaba firme y le correspondía el beneficio de la excarcelación. Cumplía una condena por asesinar a su hija cuando la dio a luz, encerrada en el baño de su casa, a escondidas de su madre, una mujer estricta. En 2010, la condenaron a prisión perpetua. Ahora, la Cámara de todos los Fueros de la ciudad de Zapala, revisó la sentencia: luego de que su caso llegara a la Tribunal Superior de Neuquén, determinaron bajarle la pena 8 años de prisión.
Esta decisión, le permitirá a María compartir los días con su primera hija. Una niña de casi 7 años que “la necesita como madre”, afirmaron los camaristas, que también valoraron que “tiene una excelente conducta” en el penal. El próximo lunes, su abogado, Gustavo Palmieri, presentará un escrito para que la excarcelación se transforme en libertad condicional.
Para María llega el fin de un calvario que empezó en 2008. Tenía 20 años y estaba pariendo la segunda hija que tuvo con un hombre que la volvía a dejar sola. De ahí en más sus recuerdos son confusos. En el expediente, contó que intentó limpiar la sangre, envolvió a la bebé en una remera negra que sacó entre la ropa sucia, la puso en un ventiluz y no mucho más. Horas después su madre y su hermana la llevaron al hospital, donde quedó internada por la hemorragia.
En estado grave la trasladaron a un hospital de la capital neuquina. Los médicos la interrogaron sobre el nacimiento, pero ella negó el embarazo. Cuando los médicos hicieron la denuncia, la policía allanó su casa y encontraron el cuerpo de la recién nacida en el patio de un vecino. La beba estaba cerca de un piedra manchada con sangre.
El juez de primera instancia condenó a María Haydeé a cadena perpetua por el delito de homicidio agravado por el vínculo. Palmieri, su abogado defensor, cuestionó la decisión y el caso llegó hasta la Corte provincial. Esperaba revertir una pena que consideró “injusta”. Señaló que los forenses “no se pusieron de acuerdo en la mecánica de la muerte” y que el allanamiento no estaba justificado: “buscaban rastros de un aborto”.
Pidió la absolución de su defendida, pero los jueces del Tribunal Superior de Neuquén, le dieron la razón solo en parte y dispusieron que se revea el monto de la pena. Consideraron que hubo atenuantes porque “Sifuentes cometió el homicidio inserta en un estado puerperal, o que, al menos, esa posibilidad no puede ser desechada”.
Agregaron que, además de lo que se desprende del expediente a la hora de fallar, los jueces “no está(n) limitado(s) a lo que le informen los peritos, sino que bien puede(n) incorporar datos que pertenecen, además, al dominio del conocimiento público, la lógica y la experiencia común.” Advirtieron, que en el caso se deberían considerar, los efectos que produce el embarazo y el parto sobre la psiquis, y que hasta 1994, el Código Penal Argentino consideraba como delito de infanticidio, con una pena máxima de 6 años de prisión.
En la última audiencia, el pasado viernes, ante los jueces de Cámara en Zapala, María pidió la excarcelación. Frente a los magistrados recordó que su primera hija tenía dos años cuando ella fue detenida. “Siempre traté de mantener ese vínculo, yo les pido que tengan en cuenta eso, no quiero perder más tiempo, no quiero perder más cosas de mi hija, quiero hacer algo por ella”, les imploró.
Antes, la fiscal de Cámara, Sandra González Taboada, insistió en pedirle una condena de 10 años de prisión. Palmieri, pidió el mínimo previsto. Los camaristas tomaron los fundamentos del defensor. Hicieron hincapié en que “no hay peligro social y que estos hechos si bien graves, no se resuelven con el encierro”. Y advirtieron que cuando María dio a luz a su segunda hija, se encontraba “profundamente y persistentemente triste, infeliz, derrumbada, frustrada, vacía, pesimista, agobiada, desafectivizada. En definitiva, no se sentía feliz, ni completa, ni mujer fuerte, sino todo lo contrario, se sentía vacía, inútil, incapaz de hacer algo por su bebé, ni siquiera quererlo. Todo se le desmoronaba ante ella, el padre de su bebé estaba con otra persona y no pensaba hacerse cargo y su familia no aceptaría, ni comprendería lo que le pasaba a ella.”
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