La jueza Carmen Palacios Arias, del Tribunal Oral Criminal número 5 de La Plata, condenó a 8 años de prisión a Carlos Goncharuk, que golpeó a Susana Gómez hasta dejarla ciega. El fiscal había pedido 9 años, y la querella, 10. La mujer lo había denunciado 13 veces.
La jueza Carmen Palacios Arias, a cargo del Tribunal Oral Criminal número 5 de La Plata, condenó a 8 años de prisión a Carlos Goncharuk, quien golpeó a su ex pareja, Susana Gómez, hasta dejarla ciega. El fiscal Fernando Cartasegna había pedido 9 años, y la querella, 10. El Tribunal consideró suficientes las pruebas que comprobaron que el hombre, imputado por “lesiones gravísimas”, provocó la ceguera de Gómez, tras darle varios golpes en la cabeza y en el cráneo. Antes del hecho, la mujer lo había denunciado 13 veces.
“Esta sentencia es reparadora. Se comprobó la desidia de la justicia para con Susana, que le negó sus denuncias previas. Y este fallo es ejemplar para los casos de violencia de género en todo el país”, dijo Darío Witt, titular de Casa María Pueblo, la ONG que representó legalmente a la víctima. “El daño no me lo saca nadie, nunca más veré la cara de mis hijos. Pero estoy viva, y los tengo cerca. Ahora todo será diferente. Hoy se dio un giro en la justicia”, dijo Susana Gómez, entre lágrimas, después de la sentencia.
En su alegato, el fiscal Fernando Cartasegna había pedido la pena de 9 años de prisión para Goncharuk, acusándolo por “lesiones gravísimas” contra Susana Gómez. A la hora de exponer las pruebas, dijo que “quedó acreditado que en julio de 2010, Gómez fue golpeada varias veces, hecho que le provocó el desprendimiento de retina en ambos ojos y le hizo perder la vista. No fue la única vez que sufrió este tipo de violencia. El hombre la colocó en un lugar de vulnerabilidad durante los casi diez años de relación, le pegó delante de sus hijos más de una vez. Las agresiones fueron sistemáticas”.
Susana Gómez, que había denunciado 13 veces a su expareja, radicó con cierta demora la denuncia por los golpes que la dejaron ciega. “Ella no acudió al médico de forma inmediata ni realizó la denuncia porque estuvo atemorizada. Fue un periodo en el que Goncharuk incrementó los golpes y las amenazas sobre ella y su entorno familiar. Ese retraso significó que se dificultaran recolectar las pruebas de lesión que sufrió, pero por tratarse de un hecho de violencia de género es algo normal. La víctima entra en un cuadro confusional, le cuesta romper el círculo agresivo, pero Susana lo pudo hacer y entonces la justicia pudo iniciar la investigación que derivó en este juicio”, dijo Cartasegna, quien consideró el testimonio de Susana Gómez como un “relato” de gran peso a la hora de reconstruir “un tipo de violencia que es muy difícil de demostrar, porque ocurre en un fuero íntimo, de cuatro paredes”.
A su turno, el abogado Carlos Castagno, representante de Gómez, avaló la carga de pruebas presentadas por el fiscal. “Por suerte, Susana está acá con nosotros y ante un tribunal. Su obstinación fue ejemplar. Si la Casa María Pueblo no la hubiera refugiado, quizás estaría muerta. En la comisaría le decían ´señora, no podemos hacer nada´ pero ella no se rindió y pudo quebrar el silencio pese a la humillación que significa para una persona haber perdido la vista”, había dicho la semana pasada.
En este sentido, y dado que su ceguera es irreversible, consideró que el impacto del daño fue “tremendo, tanto en el plano psicológico como social”. Por último, dijo que Goncharuk “debe dar gracias a la justicia, que por no haber actuado a tiempo, dejó este hecho en un cuadro de lesión gravísima cuando podríamos haber pedido una condena de 15 años”, en referencia a que los hechos acusatorios no pudieron ser calificados en los parámetros de la nueva ley sobre violencia de género, incorporada al código penal a partir de 2012.
Consultada por este caso, Perla Prigoshin, titular de la Comisión Nacional Coordinadora de Acciones para la Elaboración de Sanciones de Violencia de Género (CONSAVIG), criticó al tribunal y consideró “un hecho gravísimo” que la víctima se haya cruzado con su agresor en los pasillos del tribunal. En este sentido, dijo que no hubiera ocurrido “si una magistrada con perspectiva de género hubiese extremado los recaudos para evitar que semejante individuo se acercase a la mujer, que pidió no cruzarse con ese hombre”.
Prigoshin reconoció las graves falencias que existen en el sistema judicial respecto de la violencia contra las mujeres, y se refirió a la desatención que hubo sobre las denuncias previas de la víctima: “También forma parte del problema la falta de capacitación y la escasa presencia de personal idóneo en otros tramos de lo se conoce como ´la ruta crítica de la violencia. Esto se evidencia fundamentalmente en las comisarías donde suele haber reticencia a tomar las denuncias o morosidad para actuar luego de tomarlas. Por tanto, estimo que capacitación con perspectiva de género es ineludible en todas las áreas del Estado que deben intervenir para prevenir y erradicar la violencia contra las mujeres”.