Dos chicas de 15 y uno de 11 intentaron robar muñecos en una juguetería de Neuquén. Una de ellas volvió al local a pedir disculpas. El juguetero decidió retirar los cargos y le regaló los juguetes y una torta de cumpleaños para una de las chicas, que prometió volver a verlo con el boletín de la escuela. “Hay nenes que son vulnerables, hay que ayudar, sacarlos de la calle para que no tiemblen de frío y de miedo, con eso me conformo”, dijo Francisco.
El sábado de madrugada Francisco Gallo se despertó porque sonaba el teléfono. Alguien había roto los vidrios de su juguetería. Salió a ver que había pasado y encontró al patrullero estaba a una cuadra del local: un nene tenía las manos en alto y dos chicas, un poco más grandes, trataban de dar explicaciones. Las nenas tenían quince y el pibe once años. El juguetero estuvo hasta las cinco de la mañana en la comisaría. El trámite, le dijeron, era obligatorio: una formalidad, porque después hizo todo lo posible para que la acción penal no continuara sobre los chicos.
Esa misma mañana una de las chicas, que fue madre a los doce, llegó a la juguetería acompañada por su mamá. Vengo a pedirle perdón, dijo, y se ofreció a reparar el daño. Francisco la abrazó y le regaló el mismo muñeco que esa madrugada había intentado robar. También le pidió que estudiara y que cada vez que recibiera su boletín fuera a la juguetería a mostrárselo.
“Lo que me llevó a reaccionar así”, dijo Francisco a Infojus Noticias, “fue lo vulnerable que estaban esos chicos contra un patrullero una madrugada fría de otoño en Neuquén”.
Después de que la chica se fue del local, Francisco llamó al fiscal del Fuero de Responsabilidad Penal Juvenil, Germán Martín. Él llevaba las actuaciones del robo en grado de tentativa. El fiscal no se sorprendió cuando escuchó a Francisco pidiéndole que se acercara a la juguetería. Era algo habitual en su trabajo. Se quedó helado cuando el juguetero le pidió que les llevara muñecos a la otra chica, también de 15 años, y al nene de 11. El fiscal salió del negocio con un hombre araña gigante y una Kitty de peluche.
El fiscal llegó a la casa de los chicos con los regalos abajo del brazo. Tiempo atrás había encabezado un allanamiento en ese mismo lugar. “No bien llegué, la mamá salió y me atendió muy bien. Al niño de 11 le pude dar personalmente un Hombre Araña gigante. Más tarde, Francisco me escribió y me comentó que la otra chica, quien había recibido el regalo, también fue a agradecerle y a disculparse. No lo podía creer”, contó el fiscal.
El juguetero entendió que a pesar del valor aproximado de los muñecos –unos 8 mil pesos– ya no quería venderlos. “Eran para ellos”, dijo. “No quería hacer la denuncia, pero por una cuestión administrativa de la policía tuve que hacerla, pero me encargue que el episodio legal no siguiera”, contó el juguetero.
La relación de Francisco con una de las chicas tuvo un capítulo más. Cuando fue a pedirle disculpas, la mamá le contó que el lunes era su cumpleaños. Cumplía 16. “Me enteré el sábado, entonces de sorpresa, con mi señora, le regalamos una torta para que lo pasara en familia con sus siete hermanos y con su hija de tres años”, dijo.
“Lo importante acá son los nenes. Ayudar a los que podamos, hay nenes que son muy vulnerables, hay que ayudar, hay que sacarlos de la calle para que no tiemblen de frío y de miedo, con eso me conformo”, dijo Francisco.
JC/SH