Los vecinos que sobrevivieron a la tragedia rosarina del martes están volviendo en tandas a los edificios afectados por la explosión. Junto a asistentes técnicos y sociales, se reencuentran con los restos: vidrios rotos, muebles destrozados y ropa desperdigada. Rescatan lo que pueden. Daniel y Mariela recibieron una sorpresa. Esta es su historia.
Daniel y Mariela entraron al departamento del 7º piso de Salta 2146 y lo encontraron destrozado. Al igual que la mayoría de las más de los 150 vecinos de la cuadra que regresaron a sus casas a buscar algunas mínimas pertenencias, encontraron su vivienda sin ventanas ni puertas, con los vidrios e y los muebles revueltos. La pareja y los asistentes que los acompañaban sintieron un maullido proveniente de la habitación. Sobre la cama, envuelta en una frazada, estaba Lakshmi. La gatita con nombre de diosa hindú sobrevivió a la explosión y soportó dos días sin comida ni agua. “Ahora falta que aparezca Romeo”, dijo al salir Mariela, con los ojos llenos de lágrimas.
A medida que iban llegando, los vecinos se anunciaban ante el control ubicado en la esquina de Balcarce y Catamarca, a la vuelta del edificio siniestrado. “Tengo el turno de las 12”, dijo José. En una mano cargaba una valija bordó. Adriana, su mujer, llevaba un pequeño canastito de mimbre. “Aguarden que ya los llamamos”, les dijo el coordinador del operativo. Por ahora sólo pueden regresar a sus casas los habitantes de las viviendas que no fueron afectadas directamente por la explosión sino que recibieron la onda expansiva.
Unos minutos después salieron Daniel y Mariela. Él vestía un pantalón jogging negro con rayitas blancas a los costados, pullover verde y saco negro a rayas grises. Al llegar a la esquina apoyó los dos bolsos que llevaba en sus manos y la abrazó. Ella llevaba un bolso negro cruzado que sostenía con las dos manos. Adentro estaba la gatita con nombre de diosa hindú.
Algunos vecinos salían cargando bolsones de ropa atados con frazadas, changuitos del supermercado La Gallega con cubrecamas, bolsos y mochilas. Las expresiones de los rostros eran disímiles: algunos no podían contener la angustia de haberse encontrado con su vivienda destrozada. Otros, un poco más tranquilos, se conformaban con haber logrado sacar algo de ropa, un recuerdo o un documento de la casa que le permitirá tramitar el subsidio.
“Desde el miércoles se empezó a tramitar los registros de los vecinos de esa cuadra”, explicó a Infojus Noticias el secretario general del Municipio, Jorge Elder. “Están ingresando en turnos por edificio, acompañados por equipos técnicos y equipos sociales a ver cómo quedaron sus casas y para retirar cosas -principalmente simbólicas- o ropa”.
El operativo comenzó a las 8 de la mañana y continuará probablemente hasta bien entrada la tarde. “Vamos a continuar hasta que ingresen todos los vecinos anotados. De noche no se puede trabajar, pero si es necesario seguiremos mañana”, explicaron desde la Secretaría de Promoción Social. Unos metros más allá, un muchacho de unos treinta años salía con bolsos en la mano y un violín en la espalda.
A cada vecino o pareja se le asignó un asistente técnico –que podía ser un bombero o un ingeniero- y un asistente social. En sus viviendas los esperaba un psicólogo para brindarles contención. En la esquina el movimiento era continuo. A medida que salían unos los coordinadores llamaban a los vecinos del turno siguiente.
Una vez finalizado el operativo de regreso comenzarán las tareas de limpieza de todos los objetos que quedaron inutilizables: muebles, aires acondicionados, ventanas, puertas. Recién ahí podrán comenzar a trabajar en el trabajo de reparación de las viviendas.