Delia Herrera (28) y Maximiliano Hernán Milesi (18) vivían en la villa 1.11.14. Y una ambulancia del SAME que había ido para atender a un vecino descompuesto terminó con un balazo. Y hay otros dos heridos. Para el fiscal de la causa, "lo que sucedió es una lucha de poder en la villa, se trata de dos grupos que delinquen".
Hoy a la madrugada, cerca de la una de la mañana, murieron dos personas en medio de un tiroteo en el Bajo Flores: una joven de 28 años y un chico de 18. Otras dos personas resultaron heridas. Y una ambulancia del SAME que había ido para atender a un vecino descompuesto terminó con un balazo. “Esto no es algo de hoy y también va a seguir pasando. Está muy jodido el barrio, pero la gente quiere vivir tranquila. Estamos cansados”, dijo uno de los vecinos de la villa 1-11-14, indignado y con temor.
Todos en el Bajo Flores están de acuerdo en que la esquina del Gauchito Gil, como se la conoce, que está en un pasaje sin nombre justo al lado del cruce de las calles Charrúa y Rivera Indarte, es parte de la zona más peligrosa de toda la villa. Es por eso que la ambulancia que hoy a la madrugada entró por ahí para atender a un vecino, estaba escoltada por la Policía Metropolitana. Un par de cuadras antes de llegar a destino, sumó como protección a miembros de la Gendarmería. Aunque quizá esta vez fue para peor. Apenas el médico entró a la casa que había pedido el servicio, para atender a una mujer, un auto Volkswagen cruzó a la ambulancia y una ráfaga de tiros brilló en la oscuridad de esas calles sin luz. Lo que pasó entonces todavía es confuso, salvo la muerte de Delia Herrera y la de Maximiliano Hernán Milesi.
A Delia en el barrio la conocían como “Checha”. Anoche estaba en su casa cuando, según contaron vecinos y gendarmes, un grupo de personas encapuchadas entraron y la mataron. En realidad, dicen, no la buscaban a ella: al que querían era al hermano, conocido como “Tomate”. Nadie sabe dónde está ahora. La policía lo señala como parte de una banda de ladrones enfrentada a un grupo de narcos paraguayos. Un vecino le contó aInfojus Noticias que en las últimas semanas, el grupo de “Tomate” habría asesinado a uno de los narcos. La venganza estaba cantada y por eso, aunque no lo encontraron, mataron a su hermana.
El tiroteo entre bandas no tardó en escalar y, en el medio, apareció la ambulancia, que recibió un disparo por atrás. Maximiliano estaba dando una vuelta en moto y recibió otro balazo. Tenía 18 años y en diciembre último por fin había logrado pasar a tercer año. Sergio Díaz, su tutor en la escuela, dijo a Infojus Noticias que después de repetir varias veces segundo año, juntos habían logrado vencer el desgano de Maximiliano. Ahora se interesaba por estudiar y participar en los actos de la escuela. Solo tenía algunas materias pendientes que estaban preparando para rendir. “Con la vicedirectora de la escuela estamos mal, porque justo el trabajo estaba empezando a dar sus frutos”, dijo Sergio.
Los heridos son un adolescente de 17 años, que arribó herido al hospital y permanecía internado en observación. Un par de horas después, un cuarto baleado fue llevado al mismo hospital en una patrulla de Gendarmería con heridas en el torso. Hoy los dos continuaban internados. No hay ningún detenido como acusado de haber participado del enfrentamiento.
El padre de Maximiliano dijo a Crónica que su hijo no había participado del enfrentamiento entre bandas. Y que lo mató Gendarmería. La fuerza de seguridad, en cambio, lo niega: los gendarmes consultados por Infojus Noticias dijeron que solo tiraron cuatro balas de goma. Desde la Fiscalía Descentralizada que corresponde a Nueva Pompeya y Parque Patricios, a cargo de Adrián Giménez, coincidieron con la versión de Gendarmería y aclararon que es algo que se puede corroborar en forma muy sencilla, al cotejar las vainas.
El conflicto no terminó en esa esquina. La ambulancia ingresó en el Hospital Piñeiro y atrás suyo entraron vecinos con dos heridos. Según informaron fuentes policiales y médicas a la agencia Télam, algunos vecinos estaban armados y amenazaron a los médicos que estaban de guardia. “Pedimos que nos cuiden, porque en algunos casos quedamos en medio de un conflicto como el de hoy", dijo Cosme Pagano, director del hospital. "Estamos perdiendo la capacidad de asombro sobre la violencia en los hospitales. Nos quieren acostumbrar. Cuando vamos a atender a un barrio carenciado, el profesional tiene que salir corriendo", resaltó.
Para el fiscal Giménez lo que sucedió hoy a la madrugada “es una lucha de poder en la villa, se trata de dos grupos que delinquen y el problema es el vecino que está ahí en el medio. Esto es habitual, lamentablemente. Solo en esta Fiscalía tenemos el record de homicidios de la ciudad de Buenos Aires”.