Infojus Noticias

Las sirenas sonaron a las nueve de la mañana y marcaron el comienzo de la despedida de Facundo Ambrosi, el bombero de 25 años que falleció el martes y se convirtió en la décima víctima fatal del incendio del depósito de Iron. La calle Garibaldi, en el barrio de La Boca, donde está el cuartel de bomberos voluntario de Vuelta de Rocha al que él pertenecía, había estado marcada hasta ese momento por el silencio. Tras el sepelio en el cementerio de la Chacarita, la mamá de Facundo y el director del cuartel reclamaron que se cumpla una ley de la ciudad que contempla los derechos de los bomberos voluntarios.

“La ley 1240 contempla los derechos y obligaciones de los bomberos voluntarios”, dijo a Infojus Noticias Antonio Sette, director de bomberos voluntarios Vuelta de Rocha. “La ley fue sancionada en 2004 y reglamentada en 2007 y se tiene que cumplir. Hay que hacer una revisión general porque el precio que se paga es el de un bombero que está dedicando su vida. Tiene una vocación de servicio muy grande”. Sette dijo que “ahora pueden venir a preguntarnos qué necesitamos, pero el problema son los 365 días del año. Solo pedimos que se cumpla la ley”. 

Con una entereza que impresionaba, tras despedir a su hijo menor, Nora, la mamá de Facundo, aseguró “ahora empieza la pelea para que nos den una respuesta favorable a la ley. Hay cosas fundamentales como son el amparo a los hijos”. Facundo tenía tres: un varón de 6 años, una nena de 2 y un bebé de dos meses. Abel, el mayor, fue al entierro y no se separó en ningún momento de su abuela. Con su musculosa lila y sus bermudas de jean jugaba con un rosario verde neón que le acababa de regalar un bombero y parecía estar ajeno a lo que pasaba.

De La Boca a Chacarita

Con el ulular de las sirenas comenzó a desplazarse el cortejo que acompañó a los familiares y amigos de Facundo durante una hora y media, desde el cuartel hasta el cementerio de la Chacarita. Allí recibió un responso en la capilla y fue depositado en un nicho cercano. 

Un antiguo camión Mercedes Benz amarillo del cuartel, cubierto de coronas florales, encabezó el cortejo. Lo siguió de cerca una camioneta Ford F 100 roja con otras tantas ofrendas. En la cabina iban dos bomberos, uno de ellos adolescente. Poco antes de arrancar, se subió John Olivares, jefe del cuartel. Con sus rasgos flacos y angulosos, y vestido con camisa roja y pantalón cargo azul, el uniforme de gala del cuartel, Olivares estuvo hasta último momento organizando todo los detalles para que nada fallara en el último adiós a su amigo.

Más de una docena de camionetas de autobombas de los bomberos voluntarios de diferentes puntos de la Argentina llegaron para despedir a Facundo.

En el incendio también murió Sebastián Campos, otro de los efectivos de Vuelta de Rocha. Tenía  34 años y era gran amigo de Facundo desde que eran chicos. Las familias son amigas y los padres de ambos fueron bomberos. El de Sebastián está retirado y el de Facundo murió hace un año. Los Campos estuvieron todo el tiempo con los Ambrosi. En el hospital Argerich, en el velatorio en el cuartel y hoy en la Chacarita.

Detrás del camión y la camioneta iba el primer auto de la cochería, con más ofrendas florales y el auto con los restos de Facundo. Detrás iban su mamá, su hermano, Rodrigo y su hermana Bárbara, la única de la familia que no forma parte de las filas de Vuelta de Rocha.

Tres motos y dos autos los acompañaban de cerca. Un poco más atrás iba una procesión de “hermandad”, como todos llaman a los bomberos voluntarios. Autobombas y camionetas de los cuarteles de bomberos de lugares como San Francisco Solano, Villa Ballester, Villa Domínico, Sarandí, San Telmo- Puerto Madero, La Boca, Campana, Cardales, San Fernando, 3 de Febrero, General Sarmiento, Entre Ríos, Córdoba, Escobar, Quilmes, Benavídez, Wilde y Región Norte formaron parte del cortejo.

Uno detrás del otro recorrieron las calles de la ciudad de Buenos Aires hasta llegar a Chacarita. La entrada al cementerio no fue menos imponente. Las sirenas se escuchaban desde lejos.  En los alrededores esperaron amigos, familiares, representantes de la Policía Federal y de Prefectura.

“Nosotros vinimos espontáneamente para acompañar a la familia”, explicó uno de ellos a Infojus Noticias. “No lo conocíamos a él, pero siempre trabajamos con el cuartel por una cuestión de jurisdicción. Y el día del incendio, parte de nuestro equipo estaba ahí. A centímetros. Lo que le pasó a ellos nos podría haber pasado a cualquiera de nosotros”.

Cerca de 200 efectivos de diferentes cuarteles se distribuyeron a ambos lados del ingreso al panteón central. El féretro, envuelto en una bandera, pasó por el medio de ellos. Todos estaban firmes y con las vistas en alto, como había ordenado uno de los jefes segundos antes. Cuando el cuerpo de Facundo pasó todos hicieron la venia y muchos rompieron en llanto. Uno se corrió hacia un costado. “Me tocó por el lado de la federal y ahora me toca como voluntario”, se disculpaba con los que se acercaron a ayudarlo.

“Estamos acá por la hermandad sobre todos los cosas y para no dejar a la familia. Esta es la mayor tragedia previsible que se registró para los bomberos. Es un caso insignia para tener muy presente. Las autoridades tienen la oportunidad de tomar las medidas para que esto no vuelva a pasar”, dijo a Infojus Noticias el capellán general de bomberos, Adrián Guedes, que viajó desde Entre Ríos para acompañar a la familia Ambrosi y a los bomberos de Rocha.